sábado, 3 de junio de 2006

Posted on Sat, Jun. 03, 2006

By JOSE ANTONIO EVORA

El Nuevo Herald

Es una exposición bastante rara, con cuatro artistas a los que dificilmente puede vincularse por otra razón que no sea un capricho de curadoría. Pero el saldo es provechoso en más de un sentido.

Ena Marrero, Sara Modiano, José Pacheco Silva y Luis Valenzuela muestran porciones de sus respectivos trabajos en Earth and Art Enigmas (Tierra y enigmas de arte), que hasta el 3 de julio permanecerá abierta en Damien B. Contemporary Art Center, del distrito Wynwood.

El leit motiv en las instalaciones de Marrero es el carbón; las piezas de Modiano están hechas de rejillas de alambre y son a menudo máscaras enjauladas en el mismo material; Pacheco Silva, que ha trabajado la fotografía de muy diversas maneras, la usa ahora entre marcos de casas para hablar de los paisajes devorados por las urbanizaciones, pero también usa técnica mixta sobre madera y pequeñas figurillas suspendidas en una caja sin paredes, mientras que Valenzuela, con sus combinaciones de madera, metal, vidrio y luz, apunta a un tipo de escultura muy apreciada por la decoración artística en el diseño de interiores contemporáneo.

El carbón juega un papel importante en la obra de Marrero desde el 2001, cuando hizo la primera de sus instalaciones a base de ese material. Lo que se ve ahora en Damien B. es una verdadera fábula, que incorpora las virutas de madera usadas como relleno en los jardines. La parodia del medio ambiente --incluyendo los animales salvajes-- desde la perspectiva de una persona limitada al contacto con la naturaleza por la vía de su ''aprovechamiento'' industrial, es el tipo de comentario ecologista al que nunca vamos a acostumbrarnos del todo, por mucho que insistan los troncos de árboles con ojos de Yoko Ono y la ubicuidad de las vacas talladas en madera del alemán Sebastian Kusenberg. Considerando el tiempo que lleva Marrero en la recurrencia al carbón, quepa una advertencia: la frontera entre distinción y rutina es finísima. El Enigma del título representa un desafío para el espectador, pero también para la artista.

En los umbrales de la galería, desde la entrada abierta por el costado para la inauguración de la muestra, parecía como si toda esa sala fuese absorbida por la instalación de Marrero. Hace falta pasar para reparar mejor en las piezas de alambre de Modiano, las esculturas de Valenzuela y las obras de Pacheco Silva, que van por tres rumbos diferentes.

''La vida es una tensión entre la agonía y el éxtasis'', fue la frase elegida por Modiano para presentarse. Anima es el nombre de la serie a la que pertenecen sus tres trabajos. A pesar del atractivo que tienen desde todo punto de vista, especialmente formal, no creo que repetir el patrón tantas veces dé a sus máscaras en alambre una fuerza ni un sentido adicionales. La homogeneidad forzosa, el encierro del espíritu, la despersonalización del individuo en los múltiples espejos de la sociedad moderna y todo cuanto quiera entenderse a partir de estas propuestas debe apostar a la coherencia, pero también a la síntesis, que es en definitiva lo que le aporta densidad. Y de ningún modo debe permitirse Modiano el uso de materiales contingentes en los enlaces de las secciones --las cintas plásticas, en este caso--, porque son capaces de romper cualquier encanto.

''Mi obra habla de soledad, de la calma y del asombro; de pensamientos íntimos y de estar solo'', dice Pacheco Silva. ``De encontrar un momento de quietud y contemplar la vastedad del universo''.

La soledad y toda esa búsqueda de la armonía con el universo encajan muy bien con los superobjetivos de las obras sin título que ahora expone aquí. A través de la forma atractiva y encantadora de una casa puede también llegar a sentir el hombre que le están arrebatando algo. En dos planos, uno trabajado como marco y el otro como perspectiva --nunca mejor dicho--, resuelve Pacheco Silva el dilema del ser entre comodidad y arraigo. La caja, colgada a la izquierda del salón principal, con las figurillas recluidas en algo semejante a un inmenso túnel cortado por ambas partes, está a la altura necesaria para sugerir el precipicio. Y el pequeño cuadro del salón del fondo es quizás lo más atrevido de toda la exposición, repleto como está de dudas espectrales, hechas del color del vacío. Aún cuando aborde preocupaciones concretas y se refiera a hechos que merecen ser discutidos para vivir en sociedad, Pacheco Silva explota las abstracciones, como si el sentido de su planteamiento se limitara al de ser expuesto y no a una utilidad posible. Hay algo en él de nietzcheano resuelto a no dejar de participar.

'Earth and Art Enigmas', exposición colectiva de Ena Marrero, Sara Modiano, José Pacheco Silva y Luis Valenzuela. Damien B. Contemporary Art Center, 282 NW 36 St., Wynwood Art District. Hasta el 3 de julio. (305) 573-4949.

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