domingo, 16 de julio de 2006

Posted on Sun, Jul. 16, 2006

By DANIEL FERNANDEZ
El Nuevo Herald

Elaine Alvarez nació en Miami de padres cubanos. Su talento operístico y su amor por ese arte la han llevado a Nueva York, donde se presentará en varias producciones de la Glimmerglass Opera, aunque ya en su horizonte se perfilan las casas de ópera de Europa.

El Santa Barbara News-Press comentó acerca de Alvarez que es: "una soprano inteligente y expresiva con pianos finamente cotrolados y un sonido abierto y poderoso en los topes''.

El desarrollo de esta joven artista es una bien balanceada fórmula de carácter y talento. Hace apenas dos años que recibió su master en la Manhattan School of Music; pero ya es miembro del programa Young American Artists, de la prestigiosa Glimmerglass Opera, en Cooperstown, N.Y.

En el Festival de este año (del cual ya hemos escrito en estas notas), Alvarez interpretará La Comtesse de Bréville en el estreno mundial de la obra de Stephen Hartke: The Greater Good. Esta puesta abre el 22 de este mes y continuará hasta el 28 de agosto.

En esta temporada la talentosa miamense tendrá también a su cargo el papel de Barena, en la genial obra de Janácek: Jenufa. Otros punto altos en su agenda son un recital en New York City, patrocinado por la Marilyn Horne Foundation, en la serie On Wings of Song. Su debut europeo será nada menos que en La Flauta Mágica, de Mozart y luego Mimí, de La Boheme, de Puccini, en la Opera de Leipzig.

Los triunfos de Alvarez son motivo de orgullo para esta comunidad, si se tiene en cuenta la historia de la familia cubana de esta joven miamense. Su padre, que era neurocirujano, escapó de Cuba con su hermano (ingeniero civil) en un bote pesquero en 1979.

La madre de Alvarez y otros miembros de su familia cambiaron su casa en Santa María del Mar, en Cuba, por una visa para España, país en el que vivieron hasta que el papá de Alvarez pudo costear el pasaje de su esposa.

Alvarez nació en Miami en 1980. Ella afirma que su madre tuvo gran importancia en el desarrollo de su carrera: ''Odiaba el piano, pero me encantaba cantar''. Su mamá, Yasmín, graduada del Instituto Superior de Arte, había sido, durante años, maestra de música en La Habana, profesión que retomó en Miami.

''De niña, me encantaba imitarla'', cuenta Alvarez. La madre se dio cuenta enseguida de que su hija ``podía entonar correctamente y reproducir su vibrato, lo que la hizo pensar que yo tenía oído para la música. Y entonces empezó a enseñarme a leer las partituras y a tocar el piano''.

Llegado el momento, la futura diva operística comenzó sus estudios en el South Miami Center for the Arts, programa de primaria para niños con aptitudes. Allí aprendió a tocar varios instrumentos, especialmente la viola.

Luego de dos años en el G. Holmes Braddock Senior High. Decidió audicionar para la New World School of the Arts, donde terminaría su enseñanza secundaria como estudiante de canto. En esos años tomó clases privadas con Geraldine Suárez-Novak y su esposo, César-Antonio Suárez, que enseñaban en FIU. "Cuando Geraldine me escuchó, me dijo que en cuanto yo encontrara mi verdadera voz, me daría cuenta de que yo era cantante de ópera [Alvarez había incursionado en el jazz]. Dos años más tarde me di cuenta de que tenía razón''.

Alvarez dejó Miami en agosto de 1998 para estudiar en la Manhattan School of Music, donde hizo su bachillerato y luego su máster, terminando sus estudios allí en el 2004.

Aunque vive en Nueva York, punto central de su carrera operística, Alvarez afirma: "Me siento muy cerca de mi familia y muy orgullosa de mi herencia cultural''.

dfernandez@herald.com

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