lunes, 3 de julio de 2006


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Posted on Sun, Jul. 02, 2006


By JOSE ANTONIO EVORA
El Nuevo Herald

Según la música y la poesía, el amor es brujo, un milagro o una cosa esplendorosa. De acuerdo con la ciencia, es una suma de reacciones químicas que puede explicarse mediante fórmulas exactas. Si bien ambas perspectivas están en lo cierto, aunque sea de manera parcial, no es raro que los atraídos fervorosamente por una miren con desdén a la otra.

Una declaración de amor a la antigua se llamaría en español la muestra colectiva An Old Fashion Love Statement, expuesta en Chelsea Galleria, del Wynwood Art District. La curadoría es de Rubén Torres Llorca, quien eligió para que le acompañaran a Rogelio López Marín (Gory), Mario García Joya (Mayito), Elizabeth Cerejido y Liliam Domínguez. El detonante fue un texto de una revista científica sobre los mecanismos de relojería del amor.

''El amor ha sido un tema tabú para el arte conceptual, porque puedes caer fácil en el melodrama'', dice Torres Llorca. ``Cuando leí el texto científico se me ocurrió que podía ser una buena idea organizar una muestra en la que el proceso de selección de los artistas partiera de mi afecto por ellos''.

De ahí que uno de los elegidos, Gory, la considere una exposición personal de Torres Llorca con obras de otros, y que agradezca la existencia de una curadoría ``digna y creativa''.

Si faltaban pruebas de cuánta diversidad puede abarcar la idea del amor, basta echar un vistazo a An Old Fashion Love Statement. Retratos de La Lupe y de los pintores Guido Llinás y Acosta León hechos por Mayito; la serie 1836-1936-1984, de Gory, hecha expresamente para ilustrar un poema de su esposa, Lucía Ballester, además de otra foto en la que se ve la sombra de alguien --su hijo Adrián-- portando una cámara; un conjunto de objetos distintos, desde una cuchilla de electricista hasta una copa de vino, y el último cuadro en blanco, todo bajo el título de This Foolish Things (Remind Me of You), con la firma de Liliam Domínguez; montada en caja lumínica, una enorme impresión digital de una mujer --la artista, Elizabeth Cerejido-- en un camino entre árboles, y del propio Torres Llorca Make me a Mask, con nueve rostros sobre los que se transparentan cabezas de animales, o un pez, una flor y una libélula, y el del centro al descubierto.

Efectivamente, hay que entender toda la exposición como una pieza única, porque de otro modo no tiene pies ni cabeza. Me pregunto qué le habrían entregado al curador un grupo de artistas que no fuesen para él seres queridos y que, en consecuencia, entendieran la apuesta como un examen de propensión al melodrama, o qué tipo de trabajos hubiesen presentado Mayito, Gory, Cerejido y Domínguez a una convocatoria semejante hecha por otra persona. Quiere decir que estamos obligados a ver el conjunto como algo único porque efectivamente lo es. No se habría repetido en otra circunstancia.

La primera consecuencia del nexo entre artistas y curador es la libertad con la que todos manejan el tema. Por ejemplo: al margen del afecto que pueda haber sentido por sus modelos, lo que desempolva García Joya es una época en tres instantes. La Lupe, Acosta León y Llinás son hoy figuras legendarias, pero Mayito las rescata de un momento donde él fue también testigo y protagonista. Pocas cosas se aman tanto como un recuerdo grato, sin dudas, pero este enfoque va más allá, hasta despojar cada pieza del lastre del tiempo y reducirla a un lado entrañable que el artista no tiene recatos en compartir con el espectador. Conceptualismo en acción por donde menos se lo esperaba.

Esta exposición atestigua la existencia de un debate entre pragmatismo y sensibilidad. El romanticismo es una escuela con demasiadas ramificaciones en la cultura hispanoamericana, y sería un error darle la espalda. Conviene encararlo desde las perspectivas del pensamiento, que inyecten frialdad racional al calor de las pasiones y lo pongan tibio, como debe ser. Sé que la tibieza se asocia con la inconsecuencia, pero este sería el caso opuesto. Oponer insensibilidad a la sensiblería termina por abrirle nuevos y apasionados reinos al melodrama. Se pueden hacer cosas como An Old Fashion Love Statement, donde el amor entra no por el miedo a sentirlo, sino por la libertad de expresarlo conscientemente.

jevora@herald.com

'An Old Fashion Love Statement', exposición colectiva en la nueva sede de Chelsea Galleria, 2441 NW 2nd Ave., Wynwood Art District. (305) 576-2950.


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