jueves, 28 de septiembre de 2006

Posted on Thu, Sep. 28, 2006
ELIZABETH GIBSON
The Miami Herald

Hace 60 años en Nueva York, Silvio Ceballos vio la foto de una belleza puertorriqueña de 17 años. La fotografía pertenecía a un amigo que conocía a la joven. Su nombre era Iris y Silvio quería conocerla.

Se conocieron. La pareja se besó en su primera cita y se casaron tres meses después.

"El dice que fui yo quien lo besó", comenta Iris Ceballos. "Pero fue él quien lo hizo. Era un hombre muy dulce y atractivo. Lo sigue siendo".

La pareja renovó sus votos matrimoniales ayer en Lauderhill en la fiesta del 60 aniversario que preparó el equipo del hospicio de Silvio Ceballos. Ya en las últimas etapas de cáncer de la vejiga, Silvio apenas podía hablar por lo que su familia hizo los votos por él.

Pero aún llama a su esposa ''mi corazón'', dijo su familia.

Silvio, de 85 años, e Iris, de 76, ahora tienen seis nietos y tres bisnietos, pero no tuvieron hijos inmediatamente después de casarse. Iris dijo que su esposo la hizo esperar hasta que madurara un poco más.

Su primer hogar fue en el Bronx. Silvio mantenía la casa como vendedor de seguros.

La pareja pasaba las noches fuera bailando cha-cha-cha y tango, dijo Iris. A Silvio le gustaba bromear, pero también tenía un lado romántico. Le cantaba canciones de amor en español mientras paseaban en bote en el Parque Central.

Iris recuerda que le encantaba Nueva York, pero a Silvio le gustaba el sur de la Florida y al final ganó. Silvio vino de Cuba a Estados Unidos en los años 40, antes de que Castro tomara el poder, y le gustó la comunidad cubana en Florida.

Los años pasaron y su primer hijo los llamó desde el campo de batalla en Vietnam para desearles feliz 25 aniversario.

Al llegar el medio siglo de unión, Silvio seguía saludable, pero hace tres años se enfermó y tuvo que ingresar en el hogar de ancianos Heartland de Lauderhill.

El año pasado, al agravarse la enfermedad, fue trasladado a un hospicio. Ha superado los seis meses de vida que le pronosticaron.

Iris vive en Davie, pero lo visita casi todos los días, dijo Melcedes Reynolds, la enfermera de Silvio. Iris le da la comida y se queda a su lado, buscando formas de entretenerlo.

"El sabe cuando ella está enferma", afirmó Reynolds. "La extraña, pero cuando llega sus ojos se avivan y extiende sus brazos".

El equipo del hospicio señaló que a veces Iris se ve preocupada, pero no se aparta del lado de su esposo.

"Siente por él un amor único", dijo el reverendo John Nganga, capellán del hospicio. "Hay tantos enfermos cuyas parejas no vemos, pero a ella siempre la vemos".

Aunque Silvio parece no reaccionar con nuevos rostros, aún le encanta lo que más quiere: la música e Iris. El aniversario trató sobre la celebración de la vida que Iris festeja todos los días.

El equipo del hospicio explicó que él sigue disfrutando de la música y constantemente sigue el ritmo, marcándolo con la mano derecha, por lo que la enfermera tiene que tomarle la presión en el brazo izquierdo.

Cuando Iris le pidió que bailara, se movió al ritmo de la música en su silla y cuando ella le pidió un beso, él se lo dio.

En la fiesta del aniversario, Silvio marcó el compás de la música con sus dedos sobre el brazo de su silla de ruedas, mientras cantaban el Padrenuestro.

Junto a él, su esposa secundaba el ritmo con la mano. Luego se volvió hacia él y sonrió, extendiendo la mano para tomar la suya.

"Seguimos enamorados", expresó Iris. "Eso es lo mejor".


1 comentario:

  1. Estimado Sr. Juan Felipe Quintero:

    He recibido su proposición y la encuentro muy interesante pero no le he podido responder porque no me dejó su dirección de correo electrónico. Favor de ponerse en contacto conmigo en la siguiente dirección: cubanosinfronteras@gmail.com

    Muchas gracias.

    ResponderEliminar

Gracias por su comentario. Le agradecería que facilitara una dirección de correo electrónico válida en el caso de que necesite alguna precisión. Gracias.

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