miércoles, 25 de octubre de 2006

Posted on Wed, Oct. 25, 2006
WILFREDO CANCIO ISLA
El Nuevo Herald

El arquitecto Manuel R. Gutiérrez, considerado un precursor del modernismo arquitectónico latinoamericano, falleció en Miami como consecuencia de las complicaciones de una neumonía. Tenía 81 años.

El deceso de Gutiérrez ocurrió el lunes, alrededor de las 6 p.m., en el Hospital Baptist, donde permaneció ingresado por varios días. Su capacidad respiratoria había mermado gradualmente con el paso de una enfermedad degenerativa que lo mantuvo en condición cuadripléjica durante la última década.

Con Gutiérrez desaparece uno de los principales forjadores del paisaje urbano de La Habana de los años 50 y un inspirado defensor de los valores tradicionales de la arquitectura cubana.

"Fue un hombre de mucho coraje y espíritu indetenible, lo que le permitió seguir trabajando hasta el final a pesar de sus limitaciones físicas", dijo ayer Sara Gutiérrez, su esposa por 54 años. "Amó profundamente a Cuba y siempre albergó la esperanza de regresar, obsesionado con el futuro de La Habana".

Nacido en 1925 en la ciudad de Artemisa, entonces provincia de Pinar del Río, Gutiérrez se graduó de arquitecto en la Universidad de La Habana, en 1948, y comenzó a realizar sus primeras creaciones bajo la influencia del racionalismo.

Tras ocupar la cátedra de diseño en la Escuela de Arquitectura de la Universidad de La Habana (1951-52), pasó a desempeñarse como profesor de la Universidad Católica de Villanueva hasta 1959.

Fue en estos años que Gutiérrez desplegaría toda su creatividad como pionero de la prefabricación en Cuba. De sus edificaciones emblemáticas sobresalen la residencia Ingelmo de Nuevo Vedado, en 1953, y la facultad de mecánica y electricidad de la Universidad de Villanueva, en 1959.

"Mi principio siempre fue resolver las necesidades físicas y espirituales mediante verdades constructivas", dijo Gutiérrez en el 2004.

La casa Ingelmo fue premiada en la categoría de Taste of Time del 2004 por el Instituto Americano de Arquitectos (AIA) de la Florida en reconocimiento a la vigencia de sus concepciones constructivas. Un año después el AIA volvió a premiarlo por las edificaciones de Villanueva.

Gutiérrez marchó al exilio en 1961 y se radicó en Puerto Rico, donde desarrolló sus avanzadas concepciones en siete urbanizaciones con más de 1,000 viviendas. En 1977 se mudó a Miami.

En 1998 fue el autor de la Carta de Cayo Hueso, un documento con recomendaciones esenciales para la futura reconstrucción de La Habana.

"No queremos que en Cuba se implante el desparrame ocurrido en el condado de Miami-Dade", afirmaba Gutiérrez, que era un crítico de la urbanización descontrolada.

"Sus obras fueron realmente una renovación, con una altísima calidad estética y dimensión humana", expresó anoche su compañero de generación, el célebre arquitecto Nicolás Quintana. "Hemos perdido uno de los nombres imprescindibles de la arquitectura cubana".

Junto a dos hijos fundó y trabajó en Miami con la firma Gutiérrez Architects. Era miembro emérito de la AIA.

Además de su esposa, lo sobreviven sus hijos Manuel, Saramary, Rafael, Mariví y María Caridad, 14 nietos y un bisnieto.

Cumpliendo su última voluntad no habrá funeral. Su cadáver será expuesto hoy a las 11 a.m. en la Iglesia St. Thomas, en 7375 SW 64 St., South Miami. Una hora después habrá allí una misa y luego será el entierro en el Cementerio Woodlawn del suroeste de Miami.


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