sábado, 7 de octubre de 2006

Posted on Sat, Oct. 07, 2006
VIVIANA MUÑOZ
El Nuevo Herald

Una mujer que vivió cinco años con un tumor del tamaño de una pelota de béisbol alojado dentro del corazón, fue operada con una técnica revolucionaria en un hospital de Miami.

''¡Esto ha sido increíble, es como nacer de nuevo!'', exclamó sonriendo Marisol Fernández, una cubanoamericana de 49 años graduada del Miami Dade College, con estudios de sicología industrial en la Universidad Internacional de la Florida.

Pese a sus reiteradas molestias físicas y a un progresivo cansancio, jamás imaginó que un silencioso enemigo estaba justo en el centro del vital órgano y que crecía peligrosamente amenazándola con dejarla sin aire. ''¡No lo sabía, cómo iba a imaginar algo así!'', exclamó Fernández, mientras mostraba radiografías del tumor que seguramente le recordarán por siempre lo cerca que estuvo de la muerte.

Por años, Fernández buscó la raíz de sus malestares hasta que llegó a un punto en que le fue imposible incluso caminar desde el estacionamiento hasta la puerta de su casa o realizar tareas tan simples como cambiarse de ropa.

El pasado miércoles 13 de septiembre fue llevada de emergencia a un hospital local donde lo increíble quedó al descubierto. Un tumor de cinco centímetros crecía dentro de su corazón.

Diez días más tarde respiró aliviada luego que, en una delicada cirugía de casi tres horas, con sofisticados equipos y una moderna técnica no invasiva, un equipo de médicos del Baptist Hospital, encabezado por el cirujano cardiotoráxico Joseph Lamelas, le quitara el tumor.

''Era un mixoma auricular de 5 a 6 centímetros, muy riesgoso, porque estaba obstruyendo el flujo de sangre a través de la válvula mitral hacia el ventrículo y al resto del cuerpo'', afirmó Lamelas. "A Marisol le ocasionaba un fallo cardíaco que, de no haber sido intervenida, podría haber tenido fatales consecuencias''.

Muchos de estos tumores se descubren luego que el paciente llega a emergencia con una embolia cerebral o una embolia periférica, explicó el especialista.

''En el mejor de los casos, se descubre por un examen de rutina. Pero este caso es muy inusual'', dijo Lamelas. "Se descubrió porque la paciente llegó con un fallo cardíaco y se le hizo un ecocardiograma''.

''La operación fue mínimamente invasiva. Se le hizo una incisión debajo del seno de casi dos pulgadas y, utilizando instrumentos especiales, se llegó al corazón a través de las costillas'', recalcó el cirujano. "Se sacó el tumor sin romperlo ni dañar las costillas''.

Un pionero en muchas de las técnicas mínimamente invasivas que se aplican para las operaciones de la válvula mitral y aórtica, el doctor Lamelas enseña la técnica a cirujanos de todas partes del mundo.

''Este es un tipo de cirugía revolucionaria, que aún no se practica en muchos lugares'', indicó el cirujano.

Sin embargo, el camino recorrido por Marisol para hallar cura a su mal fue largo.

'Yo me quejaba a los médicos y ellos me decían: `señora, todos sus exámenes están normales', porque los que me hacían, como electrocardiogramas, salían perfectos, pues mostraban el ritmo del corazón y nunca se profundizó con ecografías porque no tenía dolor'', dijo.

El 9 de septiembre comenzó la cuenta regresiva para el atormentado corazón de esta mujer. Por la noche fue a una fiesta de 15. ''¡Bailé chachachá!'', bromeó Marisol. Al día siguiente ayudó en un evento del colegio de su hijo. "Mi agotamiento era cada vez mayor''.

El lunes fue una agonía conducir hasta su trabajo, en el downtown de Miami. ''Ya casi no podía caminar desde el parqueo a la puerta del edificio'', recordó. "Pero soy como toda mujer, esforzada, trabajé 10 horas en mi buró''.

Por la noche, llevó a su hijo de 15 años a su clase de baile y a las 10:30 p.m. ya no tenía fuerzas ni para acostarse.

''Respiraba, pero los pulmones parecían no abrirse; simplemente, no estaban recibiendo el aire'', afirmó.

A la 1:30 a.m. su esposo la llevó al South Miami Hospital. "Me pusieron oxígeno, me hicieron radiografías; me dijeron que tenía líquido en los pulmones, y pidieron un cardiólogo y un pulmonólogo''.

El cardiólogo ordenó el ecocardiograma y ahí apareció la masa alojada en la parte izquierda del corazón. "Fue sorprendente", dijo la mujer. "Era como una pelota de béisbol que se movía a la par de los latidos y abarcaba casi todo el corazón por dentro''.

Para el esposo de Marisol, José Fernández, las últimas semanas han sido insólitas.

''Me he llevado el susto de mi vida y ahora no me lo creo, porque la veo recuperarse de tal forma que es una maravilla. Ella iba a médicos, le hacían exámenes, pero nunca una ecografía porque no podían imaginar algo así'', expresó este español de 45 años. "Esta experiencia me enseñó que cuando una mujer dice que algo está mal hay que escucharla, incluso aunque la ciencia diga que todo está bien. Las mujeres conocen su cuerpo''.

''Ahora la debo cuidar como si fuera un tesoro'', dijo Fernández, quien lleva 23 años de matrimonio con Marisol, con quien tiene un hijo de 15.

vmunoz@elnuevoherald.com


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