miércoles, 27 de diciembre de 2006

Lunes 25 de diciembre de 2006

La Nación
Jorge Molina Sanhueza

Raúl Oviedo Mendieta cayó junto a dos cómplices con más de 185 sellos migratorios.

El cabecilla de la organización fue detectado en 2005 por el organismo de informaciones y filmado y fotografiado por la Brico de la policía civil. Sin embargo, estuvo casi un año más operando en Santiago, donde tenía una red de contactos en bares y el bajo mundo.

La reciente detención de un grupo de cubanos dedicados a la falsificación de pasaportes y el tráfico de migrantes a diversos países usando a Chile como lugar de “blanqueo”, tiene una desconocida historia ligada a Agencia Nacional de Inteligencia (ANI).

Raúl Oviedo Mendieta, el cabecilla de esta organización, fue detectado el año pasado por la ANI, ligado al mismo delito como también a colombianos dedicados al uso de tarjetas robadas y al clonaje.

Al mismo tiempo la detención del sujeto provocó preocupación entre los ciudadanos que viven legalmente en el país, debido a que tanto Oviedo Mendieta, como otros sujetos con que se le relaciona, habrían pertenecido al Gobierno -y por extensión- a la inteligencia del país caribeño.

El falsificador fue detenido junto a sus compatriotas Ángel Ramos y Omar Martínez y en su poder se encontraron más de 185 sellos migratorios y visas falsificadas.

Por el trabajo recibía entre 300 y mil dólares, que provendrían de las remesas de enviadas por los familiares para pagar la salida de Chile de otras personas.

En la audiencia de control de detención realizada el viernes en el tribunal de garantía, los imputados fueron formalizados, por la Fiscalía Regional Oriente, como autores de falsificación de timbres de distintos organismos públicos, de gobierno y de la policía. Todos quedaron el prisión preventiva.

La historia

La alarma sobre las actividades en Chile de Oviedo Mendieta se encendieron a mediados del año pasado cuando la información llegó a manos de la ANI. En esa fecha era la primera oportunidad donde el servicio de informaciones, desde que cambió de nombre y regido por una ley especial de inteligencia, llegaba hasta la Corte de Apelaciones de Santiago.

En el tribunal de alzada capitalino tomaron contacto con uno de los dos magistrados que tienen a cargo otorgar la autorización para que la información que posee la ANI pueda ser investigada, con métodos intrusivos, por una de las dos policías.

En la oportunidad el abogado del organismo secreto realizó la formalidad ante el entonces ministro Raimundo Díaz, quien dio el visto bueno. Los antecedentes fueron enviados a la Brigada de Investigación contra el Crimen Organizado de la policía civil (Brico).

Los detectives iniciaron así el seguimiento, filmación y chequeo de las actividades de Oviedo Mendieta.

La petición judicial se explica porque la ley de inteligencia obliga a que sea un juez quien vise si los procedimientos que se usan en una operación de estas características están de acuerdo con los principios legales consagrados en la Constitución.

Una fuente que tuvo acceso a esta indagatoria, relató que el cubano tenía una amplia red de contactos con otros cubanos avecindados en Chile, con gente de restaurantes, bares con una red de información muy bien montada en distintos estratos sociales en la capital.

Se sospechaba, de acuerdo a los primeros antecedentes, que Oviedo Mendieta podía estar involucrado en actos de crimen organizado, tráfico de personas e incluso espionaje.

Fotos y pasaporte

Cuando la Brico inició el seguimiento a Oviedo Mendieta les costó establecer su ritmo de vida, sus relaciones, sus cercanos.

“Culebreaba mucho”, comentó la misma fuente.

Pero un día, cuando las indagaciones estaban avanzadas ya, los detectives volvieron a seguir sus pasos, pero Oviedo Mendieta no caminó por un lugar común. Intentando no ser descubiertos, los policías lo fotografiaron entrando a una armería.

De pronto los efectivos fueron abordados por dos sujetos quienes les inquirieron información respecto al objetivo que tenían las fotografías.

Si bien no fue un impasse que se hubiera traspasado a las lides políticas, lo que los policías no sabían es que en esa calle se ubicaba un servicio de inteligencia de las Fuerzas Armadas.

El tema no pasó de ser más que un chascarro, pero Oviedo Mendieta rompió el cerco y el ministro Raimundo Díaz archivó los antecedentes.

El 28 de agosto del año pasado, Oviedo Mendieta intentó salir del país, pero fue detenido por adulteración de su pasaporte cubano original.

Los antecedentes pasaron a la Fiscalía Regional Occidente, pero Oviedo Mendieta siguió en Santiago operando hasta que fue detenido el viernes de la semana pasada, esta vez por la indagatoria hecha por el Ministerio Público Oriente. LN


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