miércoles, 24 de enero de 2007

Posted on Wed, Jan. 24, 2007

ANN SANNER
Associated Press

Reverendo Luis Leon
Rev. Luis Leon at the "Pedro Pan Presentation", in Washington Oct 27, 05

WASHINGTON AP) - El reverendo Luis León, de origen cubano, es tal vez una de las escasas personas que el presidente George W. Bush trata de escuchar de manera rutinaria.

Cuando Bush observaba al sacerdote un domingo reciente desde un banco en la Iglesia Episcopal St. John, el mensaje que escuchó tenía un asombroso parecido con el que domina también al Washington secular.

Era acerca de las dificultades de hacer ajustes en la propia vida de uno. "Eso requiere la voluntad de cambio", señaló León, con un libro de oraciones bajo su brazo izquierdo, y su mano derecha apuntando a los feligreses. "Exige el coraje de admitir que alguien desea cambiar, cambiar su dirección".

¿Acaso estaba sermoneando al presidente en las semanas previas a su anunció de cambio en su política en Irak? No, dijo León con firmeza en una reciente entrevista. "Nunca sermoneo al presidente. Yo predico a la congregación".

"Mi regla general ha sido que él debe recibir lo que todos los demás reciben. Mi esperanza es que algo de lo que digo despierte su atención".

Cuando Bush asiste a la iglesia, se sienta nueve filas detrás del altar. St. John's es por tradición "La iglesia de los presidentes". Está en la plaza Lafayette, frente a la Casa Blanca.

El presidente escucha a un sacerdote cuya travesía hasta al lugar donde ha llegado es digna de contar.

Nacido en Guantánamo, Cuba, León llegó a Estados Unidos a los 11 años de edad, solo, sin sus padres, en uno de los vuelos "Peter Pan" en que viajaban niños que huían de la nación isleña. Llevaba consigo un cepillo de dientes, escasas ropas, y tres dólares cuando aterrizó en Miami. Esos años los pasó bajo el cuidado de una familia de acogida. Su madre llegó de Cuba cuando él era ya adolescente, pero nunca volvió a ver a su padre.

Bush, como muchos de sus predecesores, se sienta en el banco número 54, que está marcado por una pequeña placa de bronce en que se lee "Banco de los presidentes". El primero que eligió el sitio fue el presidente James Madison.

A partir de entonces, cada presidente ha asistido al menos en algunas ocasiones a los servicios en la iglesia pintada de amarillo.

"Existe la tentación, en una iglesia como esta, de que (el sacerdote) ofrezca una versión de 'religión civil'. En otras palabras, de que se convierta en capellán del establecimiento", dijo el reverendo Kevin Bean, que trabajó con León en Trinity Church, en Wilmington, Delaware. "Pero ese no es el estilo de Luis".

"El es político, pero no partidista", dijo Bean al aludir a los sermones de León. "Es cortés, pero no blando. El tiene consigo parte de la fogosidad latina, y eso es algo bueno".

Bush fue criado como un presbiteriano, luego se convirtió en un episcopaliano, y ahora pertenece a la iglesia Unida Metodista. El presidente prefiere un servicio religioso temprano, algo más de media hora, sin música. Cuando él y su esposa, Laura, asisten de manera conjunta a la iglesia, saludan a otras personas que están en fila para recibir la comunión y dan la mano a feligreses, pero tratan de no llamar la atención.

Los puntos de vista de la Iglesia Episcopal difieren de los de Bush en algunos temas controversiales. Por ejemplo, la iglesia respalda el derecho al aborto y se opone a una enmienda constitucional que prohibe el matrimonio entre personas del mismo sexo.

Pese a ello, León y Bush se llevan bien.

En el 2003, los Bush organizaron una fiesta para celebrar en la Casa Blanca los 25 años de León como sacerdote, dijo Thais Villanueva, primo de León, que figuró entre los miembros de la familia y amigos que asistieron al evento.

Bush eligió a León para que pronunciara el sermón al inaugurar su segundo mandato presidencial, en el 2005. Ambos conversan con frecuencia al concluir los servicios religiosos del domingo.

León escribe sus sermones antes de averiguar si el presidente asistirá a los servicios religiosos matutinos. "No cambio una sola palabra porque el presidente viene", dijo. Tampoco se abstiene de hablar de temas que podrían disentir con los puntos de vista de Bush.

"El sabe que yo viajé a Cuba. Eso no es algo que su gobierno apoya", dijo.

Aunque no modela sus sermones para adecuarlos al presidente, León está al tanto del rostro en la multitud. El dice que resulta sobrecogedor predicar al presidente.

"Nunca me he acostumbrado", dijo León a The Associated Press en mayo del 2002. "Me siento nervioso, pues la persona que está sentada en el banco tiene muchas responsabilidades. Pero en definitiva, nunca cambio lo que voy a decir".

León, de 57 años, comenzó su sacerdocio en St. John's en 1994. Como primer líder hispano de su congregación, estableció un servicio en español. Fue párroco en iglesias en Paterson, Nueva Jersey, y en Wilmington, Delaware, antes de recalar en St. John's.

Un entusiasta del vino, en una ocasión León colaboró en la redacción de una columna sobre vino para el periódico Evening Sun de Baltimore. Su interés por el vino comenzó tras beber un vaso de vino de Burdeos de 1970 con un miembro de su iglesia en Charlotte, Carolina del Norte, en 1977.

"En el momento en que probé el vino, pensé, 'Esto no es lo que acostumbraba a beber. ¿Qué es este vino?'", recordó.

Aunque no esquiva temas en sus sermones, León trata de no criticar directamente a las personas.

"No es mi intención cuestionar a alguien durante un sermón", dijo. "Lo que hago es invitar a las personas a que analicen algo. Eso es lo que intento hacer".

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En la internet:

St. John's Church: http://www.stjohns-dc.org/


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