miércoles, 25 de julio de 2007

ALFONSO CHARDY
The Miami Herald

Abel Gómez muestra las fotos de su esposa venezolana Ocdalis, de 22 años, y de sus hijos Abel, de dos años, y Winnelis, de seis --ambos nacidos en Venezuela
Abel Gómez muestra las fotos de su esposa venezolana Ocdalis, de 22 años, y de sus hijos Abel, de dos años, y Winnelis, de seis --ambos nacidos en Venezuela

Abel Gómez se presentó un día del mes pasado en un cruce de frontera entre México y Texas con la seguridad de que las autoridades de inmigración lo dejarían entrar a territorio norteamericano junto con su esposa y sus dos hijos.

Como refugiado cubano, Gómez, de 30 años, recibió sin muchos problemas una visa de libertad bajo palabra para EEUU según la política llamada ''pies secos/pies mojados''. Sin embargo, su esposa venezolana Ocdalis, de 22 años, y sus hijos Abel, de dos años, y Winnelis, de seis --ambos nacidos en Venezuela-- fueron colocados de inmediato en trámites de deportación en Texas.

Gómez pertenece al número cada vez mayor de cubanos que entran a EEUU a través de la frontera mexicana. Según estadísticas que fueron dadas a conocer por el Departamento de Aduanas y Protección de Fronteras, el 84% de todos los emigrantes cubanos han entrado al país a través de México.

Estas cifras han aumentado año tras año debido a la intensificación de la vigilancia del Servicio Guardacostas en aguas del Estrecho de la Florida.

En el año fiscal 2005, 8,994 inmigrantes cubanos llegaron a EEUU, pero la mayoría, 7,267, llegó por la frontera mexicana. En el año fiscal 2006, las llegadas alcanzaron 10,329, siendo 8,639 lo que entraron por la frontera.

El caso de Gómez ilustra la detención cada vez mayor de familias extranjeras después de las severas medidas de inmigración implantadas en todo el país tras los ataques terroristas del 11 de septiembre de 2001. Antes de los atentados, las familias indocumentadas eran por lo general puestas en libertad mientras sus casos estaban pendientes.

Ahora, no obstante, permanecen detenidas en espera de la decisión de un juez de inmigración. El gobierno tiene la capacidad para detener en el mismo día a más de 600 hombres, mujeres y niños que son capturados a lo largo de la frontera y en ciudades grandes, de acuerdo con un informe sobre el tema que dio a conocer en febrero la Comisión para Mujeres y Niños Refugiados y el Servicio de Inmigración y Refugiados de la Iglesia Luterana.

''Me siento entristecido y sumamente decepcionado de que los funcionarios de inmigración no le permitieran a mi esposa y mis hijos quedarse conmigo'', dijo Gómez, quien en la actualidad vive en Miami. ``Me siento angustiado por ellos todo el tiempo. No sé que va a pasar''.

El abogado de inmigración Eduardo Soto, que representa a Gómez en su bufete en Coral Gables, ya tiene preparado el borrador de una carta que piensa enviar al Departamento de Seguridad Interna solicitando que la esposa y los hijos de Gómez sean puestos en libertad bajo supervisión en tanto se procesa su caso de deportación.

El caso de Gómez abre una ventana al creciente número de familias cubano-venezolanas que escapan a EEUU desde Venezuela, donde el presidente Hugo Chávez, aliado incondicional del gobernante cubano Fidel Castro, está llevando al país sudamericano por el camino del socialismo.

Hubiera sido difícil para Gómez y su familia calificar para una visa de inmigrante, ya que no tienen una empresa ni un familiar en territorio norteamericano que pueda respaldarlos. Pero, aunque calificaran, el proceso de visas regulares de inmigrantes en Venezuela podría demorarse años.

Gómez dijo que consideró la posibilidad de viajar solo a Estados Unidos y luego reclamar a su familia, pero dijo que todos esos trámites podrían tardar años y tuvo miedo que una crisis en las relaciones de EEUU y Venezuela pudiera terminar con los viajes.

''Yo no quería que mis hijos crecieran bajo un regimen con un presidente que ha dicho que seguirá el ejemplo de Cuba'', expresó Gómez.

La partida de la familia Gómez de Venezuela estuvo llena de paralelos irónicos.

La propia familia de Gómez abandonó Cuba hacia Venezuela para de este modo escapar el régimen comunista de Castro. Gómez tenía seis años cuando sus padres se radicaron en Venezuela.

Aunque Gómez se naturalizó venezolano, mantuvo su certificado de nacimiento cubano y tenía consigo un pasaporte cubano cuando llegó a la frontera entre México y EEUU.

Según las leyes norteamericanas, los cubanos y sus familiares inmediatos --aunque no sean cubanos-- por lo general califican para una residencia permanente según la Ley de Ajuste Cubano. Sin embargo, la ley sólo es aplicable si a toda la familia se le otorga libertad bajo palabra (parole) o es admitida en el país.


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