miércoles, 8 de agosto de 2007

El Nuevo Herald
WEST PALM BEACH
A. CERON / Palm Beach Post

Ezequiel Pérez obtuvo una nueva vida el mes pasado, y no fue la primera vez.

Su primer golpe de suerte ocurrió en 1995, cuando fue seleccionado en lo que los cubanos llaman ''el bombo'', es decir, el sorteo de 20,000 visas anuales que el gobierno norteamericano otorga a los cubanos y sus familias. Poco después, dejó la isla y se estableció en Nueva Jersey con sus dos hijos.

Hace tres semanas, Pérez, que ahora vive en West Palm Beach, por fin podrá darse el lujo de una vida próspera en Estados Unidos: ganó $33 millones en la lotería de la Florida.

''Siempre he sido optimista'', dijo Pérez, que recibió un pago único de $17.7 millones.

''Siempre he sido un hombre humilde y sencillo, y no creo que el dinero vaya a cambiar mi forma de ser'', indicó Pérez, quien agregó que siempre supo en su corazón que la suerte lo encontraría, incluso en Cuba.

Recordó cómo le ocurrieron las cosas en Cuba. Acababa de trabajar un turno nocturno en un central azucarero. Pedaleaba su bicicleta rumbo a su casa en la ciudad de Florida y se encontró con su primo por el camino. El primo le dijo a Pérez que dentro de poco viajaría a La Habana para llenar los documentos de la lotería de visas, y le preguntó si quería enviar con él su información, pero éste respondió que no estaba interesado.

En su casa, su hijo mayor, entonces de 15 años, lloraba, avergonzado de que no tenía qué ponerse para ir a la fiesta de un amigo. En la casa tampoco había qué cocinar, y la miseria de pronto golpeó al hombre como una ola gigantesca. ''En este país no hay futuro'', pensó. Era el 24 de diciembre de 1994.

Así que solicitó una planilla para la lotería de visas y poco después empezó a decirle a sus amigos y conocidos que iba a dejar la isla y que iba a mejorar su vida.

Aunque fuera el último que escogieran, la visa le sería aprobada, afirmaba.

Y tenía razón. En abril de 1995 recibió la aprobación de la visa y se fue del país en septiembre de ese mismo año.

Pérez, su esposa e hijos empezaron su vida en EEUU en Nueva Jersey. El primo de su esposa lo ayudó a conseguir empleo en una compañía de electricidad y la familia echó raíces en la ciudad de West New York.

Pero duraron allí un año. ''Le tengo miedo al frío'', explicó, bromeando.

Se mudaron para West Palm Beach. Siguió trabajando como electricista y con el tiempo compró una casa.

En el 2004, Pérez perdió su trabajo y se dirigió a Nueva Jersey para encontrar trabajo. Ese año se divorció.

Le llevó un par de meses encontrar otro trabajo y aun así era un problema pagar las cuentas con los $519 que ganaba a la semana.

Pérez es un veterano jugador de la lotería. Compró un boleto en su primer día en EEUU, y siguió jugando cuando se mudó para la Florida. Todas las semanas jugaba $5 o $6 con la esperanza de ganar millones.

Fue a un supermercado Sedano's el sábado 21 de julio. Cuando llegó, un cajero le dijo que debía jugar la Lotto. después de todo, el premio era de $33 millones.

No iba a hacerlo pero, a la salida, cambió de opinión. Al domingo siguiente, fue al Publix local y verificó los números. Y allí supo la noticia de que era el ganador. Pérez reclamó sus ganancias al lunes siguiente.


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