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Posted on Thu, Nov. 10, 2005
MANUEL EDUARDO SOTO
El Nuevo Herald
El fallecimiento del eximio bailarín Fernando Bujones, uno de los mejores del mundo, en la madrugada del jueves enlutó a la familia del ballet de Miami, donde había nacido hacía 50 años y desde donde se proyectó al mundo.
El fallecimiento del eximio bailarín Fernando Bujones, uno de los mejores del mundo, en la madrugada del jueves enlutó a la familia del ballet de Miami, donde había nacido hacía 50 años y desde donde se proyectó al mundo.
Bujones, nacido en Miami y preparado en La Habana en la escuela del Ballet Nacional de Cuba de Alicia Alonso, falleció a las 2 de la madrugada del jueves en Miami, adonde había venido a continuar su tratamiento contra un cáncer, según dijo Sonia Díaz, la directora de la escuela Ballet Concerto de Miami.
''Lo vi por última vez hace un año'', dijo Díaz, con la voz entrecortada. ``Pero hablé recientemente por teléfono con él. En junio me mandó uno bailarines. Es increíble que le haya pasado esto tan de pronto''.
Por su parte, otra ex bailarina del Ballet Nacional de Cuba, Aída Villoch, contó que aunque no tuvo oportunidad de compartir un escenario con Bujones, ``me parecía una persona fabulosa, de la estatura de un Barrishnikov y de un Nuyerev''.
Viloch, quien bailó en la Opera de París, en Les Champs Elisées y en Leningrado durante su carrera como ballerina, calificó al difunto artista de ``una gran figura a nivel internacional. Lástima que haya muerto tan joven''.
Bujones fue llevado a Cuba a los ocho años para estudiar con Alicia Alonso y en 1972 obtuvo una beca George Balanchine que le permitió perfeccionarse en el American Ballet Theater de Nueva York. A los 18 años llegó a ser Bailarín Principal y actuó como invitado de las más prestigiosas compañías del mundo, haciendo historia en los más importantes teatros de ballet de Boston, Roma, París, Viena y Stuttgart, entre otros.
En 1985 decidió dejar el American Ballet para seguir proyectos personales y el 2000 fue nombrado director del Ballet Theater de Orlando.
Sus trabajos más destacados los hizo en obras como El lago de los cisnes, La bella durmiente, Las sílfides, Cascanueces y La bayadera.
Entre los cientos de elogios que recibió de la crítica a lo largo de su extraordinaria carrera, se destaca uno que le hizo en 1968 la periodista de The New York Times, Anna Kisselgoff, quien lo calificó como ''el mejor bailarín norteamericano de su generación''. La revista Dance Magazine lo consideró ``El Superman del ballet norteamericano''.
Su cuerpo está siendo velado en la funeraria Rivero, de la Calle 8 y la Avenida 34, y los funerales se realizarían el lunes, de acuerdo con fuentes allegadas a la familia.
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