DIARIO LAS AMERICAS
Un hombre que se ha movido con éxito en distintos campos del arte lo es Daniel García Rangel o Juan Primito, el personaje que interpretó en la telenovela Doña Bárbara en los años setenta y que se ha convertido en algo así como un sobrenombre. Residente en Orlando donde realiza espectáculos artísticos. A propósito de la reciente publicación de la novela Me lo contó Juan Primito (Editorial El Almendro, 2006), conversamos sobre su libro y su trayectoria.
1.-En Cuba usted hizo inolvidable al personaje de Juan Primito en la telenovela Doña Bárbara. Cuéntenos de su participación en esa popular serie y a qué le atribuye el éxito.
-Cuando integré el elenco de Doña Bárbara yo tenía muy poca experiencia como actor. Quiero decir, sólo había hecho pequeños papeles en el teatro y nunca había hecho nada dramático en la televisión. Originalmente el papel se lo habían propuesto a Erdwin Fernández, pero éste tenía otros compromisos y no lo pudo hacer. Aquello fue un verdadero reto, pues el elenco estaba conformado por actores de primerísima calidad. Juan Primito es el recadero de la Doña en la novela, es un personaje medio tonto, lunático, muy temeroso de los hechizos de su ama, pero que también tiene su lado ingenuo que lo lleva a profesar un amor platónico por Marisela, la maltratada hija de Doña Bárbara. En la versión que hizo Garriga para la televisión, el personaje de Juan Primito tenía mucha más participación de la que tiene en la novela escrita por Rómulo Gallegos. Creo que el éxito de esta telenovela se debió a varios factores. Primeramente es un clásico de la literatura hispanoamericana y la versión cinematográfica protagonizada por María Félix todavía era recordada por muchas personas. También hay que decir que dieciséis años atrás había sido transmitida por la televisión cubana la misma versión y con el mismo director, pero en aquella ocasión coincidió con la invasión de Bahía de Cochinos y según me han contado, el actor Eduardo Egea había tenido que sustituir a Manolo Coego, quien fue uno de los miles de detenidos por el gobierno en aquellos agitados días. Como es de suponer la salida de la figura principal masculina del elenco fue un golpe tremendo para el éxito de la serie, amén de que el horno no estaba para galleticas. Otro factor de éxito fue el regreso de Raquel Revuelta a la televisión, después de muchos años de ausencia, y también a una pequeña apertura en la programación televisiva, donde algún tiempo atrás era impensable que se transmitiera una novela que hablara de brujería y de los conjuros de una mujer para conseguir el amor de un hombre. Tampoco hay que olvidar que, no obstante la calidad del elenco y de la dirección, esta era la única novela que se transmitía por uno de los dos canales con que contaba el país, o sea, la veías o no veías ninguna. No había competencia y no creo que la haya todavía.
2.-Desde que intervino en La dama boba de Lope de Vega en 1974, hasta que salió de Cuba a principio de los noventa, usted se desempeñó como actor de teatro, cine y televisión, así como en espectáculos musicales, comedias y recitales. Más allá del trabajo interpretativo, ¿cómo era la vida de un actor en Cuba bajo los rígidos patrones de fiscalización y censura?
-Creo que lo peor, no sólo para los actores, sino para cualquier artista, que haya vivido en esos años en Cuba, fue la falta de información, el aislamiento de todo lo que estaba pasando culturamente en buena parte del mundo. Todo nos llegaba, si nos llegaba, con mucho retraso. Eso sin contar con lo que estaba prohibido. Te pongo ejemplos. En la música popular, y durante muchos años y en muchos casos sin saber por qué, los Beatles, Julio Iglesias, José Feliciano, Celia Cruz, Olga Guillot, Raphael y un largo etcétera. En el cine, laguna cultural con respecto al cine norteamericano y directores tabúes como Pasolini y Almodóvar. Yo vine a ver El último tango en París diez años después de su estreno y eso fue en casa de alguien que la trajo del extranjero. En la literatura, para qué hablar. Imagínate un estudiante universitario de literatura como yo, al que nunca se le habló de Octavio Paz ni de Borges; de Vargas Llosa se mencionaba La ciudad y los perros y a partir de ahí es como si se hubiera muerto y los escritores cubanos que se habían ido de Cuba simplemente no existían. Pero yo creo que fueron los actores los que sufrieron las peores humillaciones, cuando muchos fueron desplazados de sus puestos de trabajo a raíz de la bochornosa medida adoptada por el Consejo Nacional de Cultura a principios de los setenta.
3.-Usted reside en Orlando donde ha hecho presentaciones públicas de espectáculos creados, dirigidos y actuados por usted mismo. ¿Quiénes componen su audiencia en un lugar donde hay pocos cubanos?
-Tengo que aclarar que no soy sólo yo quien actúa en ellos. En estos espectáculos he tenido el placer muchas veces de compartir la escena con el talento de otros artistas cubanos que residen aquí en Miami, como son Mike Porcel, Reinaldo Miravalles y Ana Viña, por mencionar sólo algunos. Además, estos espectáculos son de interés general, pues están sazonados con la música, la danza y la poesía, no sólo de Cuba, sino de Latinoamérica y España. El que estamos haciendo ahora cuenta con la presencia de una excelente bailarina de flamenco, Raquel Tacón, sus alumnas y un grupo de músicos muy talentosos. El público que asiste es muy variado, entre los cuales está el anglo, que gusta mucho del flamenco. Mi participación como actor es declamando la poesía de García Lorca y de Lope de Vega. Es muy agradable sentir con qué satisfacción recibe el público un poema de amor escrito hace 400 años.
4.-A su llegada a Miami hizo teatro con Mario Martín y Armando Roblán, incluso intervino en la telenovela Morelia. Cuéntenos un poco sobre su etapa en Miami, y díganos si piensa volver a residir y actuar en Miami.
-Mi primera obra en Miami fue un texto de Armando Roblán, dirigido por Sergio Doré Jr., ese fue también mi primer trabajo en los Estados Unidos. Después, como muchos otros actores, alternaba la actuación con otras tareas. Hice dos obras de Mario Martín dirigidas por él mismo. Una de ellas estuvo de gira en Nueva York cuando yo ya vivía allí y también participé de esas funciones. De mi etapa como actor en Miami recuerdo con satisfacción un especial del programa Cristina, por las Navidades. Aquí hacía un guardia de seguridad del estudio de Cristina que siente una extraña fascinación por la diva de los talk shows latinos. Me encantaría volver a residir en Miami, pero por el momento mi trabajo me lo impide, aunque en realidad nunca me he ido del todo, porque estoy bastante informado de lo que sucede en esta ciudad. Es más, puedo decirte que estoy más al día de lo que pasa en Miami que de lo que acontece en Orlando.
5.-A su carrera hay que agregarle una nueva experiencia, la de escritor. Háblenos de su novela Me lo contó Juan Primito.
-Me lo contó Juan Primito es mi primera novela. Es la historia de un cantautor cubano, un trovador, (Valerio Valdés) que según se puede leer en la contraportada del libro tiene dos grandes problemas: vive en La Habana en 1968 y es virgen. Uno de los problemas son sus sacrificios para poder insertarse en el turbio ambiente cultural de la época, el otro, sus insólitas experiencias antes de que logre perder (al fin) su virginidad, problema este algo más difícil si se tiene en cuenta que posee un sexo cuyo tamaño asusta a las mujeres. Pero, también es la historia de otros personajes que lo acompañan en sus angustias y satisfacciones. Es además una saga familiar, pues la descendencia del protagonista ocupa buena parte de la obra con sus propios conflictos y con la tarea de llevar a buen puerto la obra musical del compositor. Algunos lectores me han dicho que el final los conmueve a pesar de que la novela termina en el 2030. Debe ser quizás porque La Habana que se describe es la que muchos anhelamos.
Pues me alegra saber de primera mano todo lo que este actor cuenta sobre su vida y bregar. Siempre receptiva a las anécdotas. Vivo en La Habana.
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