By OLGA CONNOR
Especial/El Nuevo Herald
Lo más interesante de la conversación con José Manuel Domínguez, actor y especialista en teatro, que trabajó en el colectivo de Teatro El Público de creaciones posmodernas en La Habana, es sus constantes referencias al silencio. Al parecer su condición de ceguera física le lleva a una concentración o videncia interior de la que muchas personas carecen habitualmente.
Su nuevo proyecto, después de que las actividades teatrales de muchos años fueron interrumpidas por un ataque de meningitis que le dañó el nervio óptico, es el de la colaboración con Hostages of the Arts: Surrender (Rehenes de las artes: ríndanse), presentado por Anchor Arts Management, Inc., y sus creadores, Gary Lund y Lucia Aratanha. Este espectáculo, en el que también participarán Eric Fliss, Denise Delgado y Mike Anestor, será ofrecido durante todo el fin de semana en la Universidad Internacional de la Florida, hoy, mañana y el sábado, a las 8 de la noche, hasta el domingo a las 4 de la tarde. Es un performance e instalación artística, en la que deben participar los asistentes. ''Es muy divertido'', dice Domínguez, ``hay que rendirse al arte, es una forma de volver a la niñez''.
'Vamos a estar a oscuras, con los ojos vendados, lo que es un reto, y algunas cosas tienen que ver con el uso de la visión, el olfato y el tacto, para demostrar que estás secuestrado por la visión; en el fondo es como una meditación. Antes que comience la función se dan orientaciones. El asistente tiene que responder: `Me rindo', para relajarse y entregarse'', explica Domínguez. ``La oscuridad es siempre para los que están fuera del túnel. Hay personas que tienen la sensibilidad para percibir lo que es eso''.
El actor recuerda que cuando estaba en Cuba era frecuente que las calles estuvieran a oscuras. ``Después de que estabas en la calle a merced de la oscuridad, te dabas cuenta de que no estaba tan oscuro. Para mí es un lujo, sobre todo en la actualidad, esa oscuridad, y mucha gente que está a mi lado entiende lo que es estar ciegos''.
La idea es que el asistente baile, pinte, actúe con los ojos vendados. ''Hay un estado de intimidad en la oscuridad y en la soledad, hay también momentos de aislamiento en el performance, en que se pinta en una pared cosas que uno no ve. Básicamente, es un regalo que te haces a ti mismo. Porque la gente está vencida, pero no se da cuenta tampoco''. ¿Es posible que el arte nos redima? ''A estas alturas, el arte no va a transformar a nadie, porque hasta el arte está secuestrado'', responde Domínguez filosóficamente. Pero él sigue estudiando y escribiendo y va a empezar la carrera de terapia física, además de seguir con las artes teatrales y cantando en su iglesia. También recuerda con amor las experiencias con Teatro El Público. ''Era actor, pero hice de todo: asesoría, dramaturgia, diseño de luces''. La mayoría de sus antiguos compañeros ya está también fuera de Cuba.
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