ENTREVISTA EXCLUSIVA
Alina, la hija rebelde de Fidel, se confesó con La Segunda: "Nunca le dije papá"
Se casó cuatro veces, para poder aprovechar las tarjetas de racionamiento y un par de zapatos extra.Escribió un libro sobre la anorexia, enfermedad que sufrió en carne propia.Sobre la sucesión en la isla: "Todo es posible. Esa es como una corte de la era moderna y, como indica el dicho: "El rey ha muerto, viva el rey".
Alina, la hija rebelde de Fidel, se confesó con La Segunda: "Nunca le dije papá"
Se casó cuatro veces, para poder aprovechar las tarjetas de racionamiento y un par de zapatos extra.Escribió un libro sobre la anorexia, enfermedad que sufrió en carne propia.Sobre la sucesión en la isla: "Todo es posible. Esa es como una corte de la era moderna y, como indica el dicho: "El rey ha muerto, viva el rey".
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Por Ana María Guerra Y.
Cuentan las crónicas que cuando Alina nació (en 1956), el Comandante Fidel mandó a una medio hermana para que la inspeccionara.
Luego de revolver la camisa de algodón de hilo de la guagua, la mujer exclamó: "¡Aquí están los tres lunares en triángulo! ¡Y aquí está la mancha detrás de la rodilla! ¡Esta niña es una Castro!".
A partir de ese momento, el líder de la revolución cubana visitó con cierta periodicidad a Alina y su madre, la bella Nati Revuelta (casada por ese entonces con el médico Orlando Fernández). Pero la pequeña sólo supo cuando tenía 10 años quién era su verdadero padre.
Luego Alina Fernández Revuelta recorrió un camino absolutamente inesperado: fue modelo, tuvo cuatro maridos, se convirtió en disidente, en 1993 escapó de Cuba disfrazada de turista española, escribió un libro titulado "Memorias de la hija rebelde de Fidel Castro" y hoy es comentarista CNN en Miami sobre la complicada situación que se vive en la isla luego de que enfermara Fidel.
Cuesta conversar con ella, porque anda siempre corriendo entre cuatro trabajos distintos: dos programas en radio (uno de ellos se llama "Simplemente Alina"), en una revista y, además, en un laboratorio donde hace cultivo de células. Ello, gracias a sus inconclusos estudios de Medicina.
"Aquí para pagarse las cuentas hay que trabajar mucho", explica a través de su celular en medio de sonrisas, mientras come algo, se cambia de ropa ("deja que me saque el suéter") y quién sabe cuántas cosas más.
De sus primeros años de vida recuerda a Fidel como "el amigo de su mamá". Luego, un padre ausente. "Uno se acostumbra a no contar con una persona que está tan ocupada dirigiendo un país, nunca pretende que le lea cuentos por la noche en la cama. En Cuba había un slogan: "No molestarlo".
El primer regalo que le hizo Castro fue una muñeca de sí mismo en versión femenina y militarizada. Con el paso del tiempo, el mejor consejo que le dio fue "nunca seas buena con ningún hombre". Y cuando acudió a uno de sus matrimonios le dijo "no me llames cuando te divorcies". Alina le hizo caso.
-¿Alguna vez usted le dijo "papá"?
-No, nunca, siempre le dije Fidel.
-¿Por qué?
-Porque yo consideré mi papá a Orlando Fernández hasta que tuve como unos diez años. No me dio por llamarlo papá (a Fidel) nunca, siempre he sido muy rara en esas cosas. Tampoco quise cambiar de apellido cuando era adolescente, porque pensé que entonces sí iba a perder el anonimato de una manera irreparable.
-¿En Cuba se sabía que era hija de Fidel Castro?
-Siempre se ha sabido. Yo sólo podía vivir en el anonimato 24 o 72 horas, cada vez que cambiaba de escuela o llegaba a algún nuevo lugar.
La encontraban igual a Geraldine Chaplin
Alina ha estado casada cuatro veces, lo que -recalca-"en Cuba es una cosa muy normal. Uno se tiene que casar para oficializar que alguien vive en tu casa. Si no, te lo hacen muy complicado. Además, nosotros vivimos con tarjeta de racionamiento desde 1960 y para que la persona que vive contigo reciba su dosis de comida tiene que comprarla en tu bodega. Era mucho más sencillo ir y casarse, valía 50 pesos y demoraba 10 minutos en aquella época, y luego divorciarse por 100 pesos. Además, por la libreta te daban derecho a comprar un par de zapatos extra y algunos cacharros de cocina".
Ahora está soltera. "Ya abandoné ese deporte (casarse). Ya no hay necesidad de hacer todas esas murumacas para poder cohabitar con alguien", agrega jocosamente.
Cuando era pequeña, Alina vivió un año junto a su madre en Francia. En París, muchas veces le dijeron que se parecía a la bella actriz Geraldine Chaplin. De hecho, a fines de los 80 fue modelo en la isla. "Por casualidad, porque fui a acompañar a unos amigos míos a unas pruebas y como estaba semi anoréxica, me encaramaron a la pasarela. En eso estuve 3 o 4 años".
Lo de la anorexia no es una referencia antojadiza. De hecho, "yo tuve esa enfermedad cuando todavía no se conocía formalmente. Fui precursora de la anorexia, mira qué honor".
Cuando vivió en España, luego de escapar de la isla, se dio cuenta de que el tema era un problema grave para la juventud española. Por eso decidió escribir el libro "Una hoja de lechuga", basado en su propia experiencia y una decena de otras mujeres.
Tras Madrid vivió en Nueva York y Atlanta, hasta que finalmente se radicó en Miami. Ha dado entrevistas y conferencias en varios países de Latinoamérica, advirtiendo muchas veces del peligro que representa el totalitarismo.
En 1997 escribió el libro donde relata el brusco cambio de un cariñoso Fidel a un padre distante y las cosas que hizo ella para molestarlo, además de criticar el régimen cubano.-¿Qué la hizo huir de Cuba?
-Yo llevaba muchos años en el lado de la disidencia (siempre le molestaron las marchas militares, las delaciones, el autoritarismo y los castigos para los anticastristas, ha dicho). Decidí irme en 1993 por un tema incluso cívico. Yo le había pedido a mi hija que abandonara la escuela, porque no iban los maestros y ni siquiera había electricidad. Ella hacía un esfuerzo sobrehumano para llegar al establecimiento y recibir enseñanza. Y de pronto me vi con una maravillosa hija de 16 años que estaba empezando a deprimirse. Entonces, me dije: "Yo no voy a hacer lo mismo que hicieron mis padres conmigo", que fue supeditarme a una ideología. Pensé que tenía que tratar de darle un futuro, o al menos una alternativa.
"Nunca ha sido padre para ninguno de sus hijos"
Le preguntó a su hija si estaría dispuesta a abandonar la isla y, cuando ella le respondió afirmativamente, los dados quedaron lanzados. "En última instancia la decisión la tomé por ella", recalca Alina.
Logró salir con un pasaporte falsificado y su hija la siguió después, gracias a la presión internacional.
-¿Ha perdonado a Fidel por lo que le hizo, no haber sido un padre?
-Nunca lo tuve que perdonar en ese sentido, la verdad. Porque en realidad él nunca iba a ser un padre regular. Yo creo que no lo ha sido para ninguno de sus hijos.
-Pero, al parecer, los hijos reconocidos, los que permanecen en la isla, están tomando posiciones de privilegio.
-En Cuba se llama privilegio a tener un mínimo de bienes de consumo, a tener un medio de transporte, dar un viaje aunque sea a la Unión Soviética. Pero no sé hasta qué punto se puede hablar de privilegio respecto de muchachos que siempre tienen que andar con guardaespaldas, que son mirados por la sociedad como lo hacen los entomólogos con los insectos. Créeme que no es una vida envidiable.
"Todo el mundo tiende a subestimar a Raúl, pero ha amamantado a sus generales durante medio siglo"
El 4 de agosto se conoció a través de los medios de prensa internacionales que Alina Fernández había sido contratada por la cadena de noticias CNN para ser comentarista "contributor" del programa "American morning". Su labor es analizar la situación de la isla durante la enfermedad de su padre, cada vez que la contingencia lo requiera.
-¿Cómo se dio esto de convertirse en comentarista para CNN?
-Yo siempre trato de acceder cuando se me pide hablar de Cuba. Lo considero un deber, porque esa es mi causa. Yo vivo hace muchos años sufriendo con mi país, pensando en mi país y queriendo lo mejor para él.
-¿Cómo ve lo que está pasando en la isla?
-Creo que ha habido un error sobre todo de relaciones públicas. El pueblo de Cuba se merecía estar al tanto de la salud de quien los ha estado, vamos a decir, dirigiendo, durante casi medio siglo. Creo que debió haber un comunicado diario y fue desde todo punto de vista inapropiado que las primeras imágenes se recibieran a través de un video de un presidente extranjero.
-¿Qué le parece la relación de Chávez con Castro?
-Ese sí que tiene privilegios de hijo adoptivo. Y me pareció desconcertante que fuera la primera persona que difundiera esas imágenes del post operatorio.
-¿Qué estará pasando en la isla en este momento? ¿El poder está en Raúl, en Fidel o en otros?
-Todos esos ingredientes. Yo creo que Fidel sufrió una intervención un poco más seria de lo que esperaba, pero tomó las precauciones para seguir dirigiendo el país desde la cama. Y las personas en quien delegó el poder temporalmente son personas que le responden ciento por ciento. Raúl tenía que asumir el mando como Vicepresidente en ausencia de Fidel. Eso es "constitucional", si se puede hablar de constitucionalidad en Cuba.
-¿Cómo se imagina lo que viene para Cuba?
-Todo el mundo tiene la tendencia a subestimar a Raúl, y él ha sido el que ha organizado el Ejército desde hace también casi medio siglo. Ha amamantado igualmente a sus propios generales en ese tiempo. Es una maquinaria muy bien engrasada, muy grande, y que económicamente detenta por lo menos la mitad del poder en Cuba, a través de sus empresas. Gran parte de los ingresos cubanos vienen de las empresas que manejan las Fuerzas Armadas.
-Entonces, ¿podría haber una simple transición hacia Raúl, y punto?
-Eso es lo que estamos viendo. Por eso es un momento tan delicado y hay que estar muy atentos, aunque no podamos tener ninguna participación en lo que pasa, porque eso depende del pueblo y los soldados de Cuba, y el rol cívico que quieran cumplir. Pero acuérdate también que están los Estados Unidos a 90 millas, con un terror cerval a que haya una crisis de desestabilización en el Caribe, en este contexto de guerra contra el "terrorismo".
Por lo tanto, menos para los cubanos, para todo el mundo es una solución transitoria que siga habiendo un control sobre el pueblo de Cuba. Y si la vía es esta sucesión, pues esperemos que Raúl -que siempre ha sido más proclive a una economía abierta- vaya permitiendo que poco a poco entre la economía de mercado y se restituya la sociedad civil. Pero todo eso hay que verlo, y desde luego no es la solución inmediata que hubiéramos querido para los cubanos. Para ellos deseamos que descubran su forma de democracia, porque la perfecta está por inventarse.
-¿Usted cree posible que el pueblo cubano pudiera impedir que continúe la dinastía Castro en la isla?
-Una cosa es lo que el pueblo cubano desea y otra es lo que puede hacer. Si el Ejército le sigue siendo leal a Raúl Castro, es muy poco lo posible. Es un pueblo que día a día se levanta pensando qué va a poder comer su familia y en qué tipo de transporte va a poder llegar a su trabajo o centro de estudios. Hay una extrema vigilancia, y por lo tanto reunirse y organizarse para emprender una acción antigubernamental es una quimera.
-¿Se puede pensar en que Estados Unidos ejecute alguna acción para alterar el curso de los hechos en la isla?
-Bueno, es que hasta ahora no ha hecho nada de eso. En todo caso, yo no soy de las personas que esperan que Estados Unidos tenga que arreglar los asuntos nuestros. No porque no quisiera, sino porque nunca lo han hecho, entonces no lo van a empezar a hacer ahora.
-¿Está dentro de las posibilidades que Fidel reasuma el poder?
-Vamos a ver cómo evoluciona físicamente, pero desde luego mientras esté en capacidad, no dudes que va a reasumir el poder. Ahora, también está en una posición muy delicada, cuando tú estás en un lecho de enfermo estás a merced de todos los demás. Todo es posible. Esa es como una corte de la era moderna y como señala el dicho: "El rey ha muerto, viva el rey".
-¿Qué cree puede ocurrir a futuro en la isla?
-No lo sé. Si tuviera una bola de cristal, no necesitaría los cuatro trabajos. Pero creo que es un momento en que hay que estar observando mucho. Yo quisiera que el mundo, que se ha fascinado con la leyenda de Cuba, aportara su comprensión y solidaridad al proceso cubano. Los cambios sociales siempre son difíciles. Cuba tiene que tambalearse para volver a empezar.
Cuentan las crónicas que cuando Alina nació (en 1956), el Comandante Fidel mandó a una medio hermana para que la inspeccionara.
Luego de revolver la camisa de algodón de hilo de la guagua, la mujer exclamó: "¡Aquí están los tres lunares en triángulo! ¡Y aquí está la mancha detrás de la rodilla! ¡Esta niña es una Castro!".
A partir de ese momento, el líder de la revolución cubana visitó con cierta periodicidad a Alina y su madre, la bella Nati Revuelta (casada por ese entonces con el médico Orlando Fernández). Pero la pequeña sólo supo cuando tenía 10 años quién era su verdadero padre.
Luego Alina Fernández Revuelta recorrió un camino absolutamente inesperado: fue modelo, tuvo cuatro maridos, se convirtió en disidente, en 1993 escapó de Cuba disfrazada de turista española, escribió un libro titulado "Memorias de la hija rebelde de Fidel Castro" y hoy es comentarista CNN en Miami sobre la complicada situación que se vive en la isla luego de que enfermara Fidel.
Cuesta conversar con ella, porque anda siempre corriendo entre cuatro trabajos distintos: dos programas en radio (uno de ellos se llama "Simplemente Alina"), en una revista y, además, en un laboratorio donde hace cultivo de células. Ello, gracias a sus inconclusos estudios de Medicina.
"Aquí para pagarse las cuentas hay que trabajar mucho", explica a través de su celular en medio de sonrisas, mientras come algo, se cambia de ropa ("deja que me saque el suéter") y quién sabe cuántas cosas más.
De sus primeros años de vida recuerda a Fidel como "el amigo de su mamá". Luego, un padre ausente. "Uno se acostumbra a no contar con una persona que está tan ocupada dirigiendo un país, nunca pretende que le lea cuentos por la noche en la cama. En Cuba había un slogan: "No molestarlo".
El primer regalo que le hizo Castro fue una muñeca de sí mismo en versión femenina y militarizada. Con el paso del tiempo, el mejor consejo que le dio fue "nunca seas buena con ningún hombre". Y cuando acudió a uno de sus matrimonios le dijo "no me llames cuando te divorcies". Alina le hizo caso.
-¿Alguna vez usted le dijo "papá"?
-No, nunca, siempre le dije Fidel.
-¿Por qué?
-Porque yo consideré mi papá a Orlando Fernández hasta que tuve como unos diez años. No me dio por llamarlo papá (a Fidel) nunca, siempre he sido muy rara en esas cosas. Tampoco quise cambiar de apellido cuando era adolescente, porque pensé que entonces sí iba a perder el anonimato de una manera irreparable.
-¿En Cuba se sabía que era hija de Fidel Castro?
-Siempre se ha sabido. Yo sólo podía vivir en el anonimato 24 o 72 horas, cada vez que cambiaba de escuela o llegaba a algún nuevo lugar.
La encontraban igual a Geraldine Chaplin
Alina ha estado casada cuatro veces, lo que -recalca-"en Cuba es una cosa muy normal. Uno se tiene que casar para oficializar que alguien vive en tu casa. Si no, te lo hacen muy complicado. Además, nosotros vivimos con tarjeta de racionamiento desde 1960 y para que la persona que vive contigo reciba su dosis de comida tiene que comprarla en tu bodega. Era mucho más sencillo ir y casarse, valía 50 pesos y demoraba 10 minutos en aquella época, y luego divorciarse por 100 pesos. Además, por la libreta te daban derecho a comprar un par de zapatos extra y algunos cacharros de cocina".
Ahora está soltera. "Ya abandoné ese deporte (casarse). Ya no hay necesidad de hacer todas esas murumacas para poder cohabitar con alguien", agrega jocosamente.
Cuando era pequeña, Alina vivió un año junto a su madre en Francia. En París, muchas veces le dijeron que se parecía a la bella actriz Geraldine Chaplin. De hecho, a fines de los 80 fue modelo en la isla. "Por casualidad, porque fui a acompañar a unos amigos míos a unas pruebas y como estaba semi anoréxica, me encaramaron a la pasarela. En eso estuve 3 o 4 años".
Lo de la anorexia no es una referencia antojadiza. De hecho, "yo tuve esa enfermedad cuando todavía no se conocía formalmente. Fui precursora de la anorexia, mira qué honor".
Cuando vivió en España, luego de escapar de la isla, se dio cuenta de que el tema era un problema grave para la juventud española. Por eso decidió escribir el libro "Una hoja de lechuga", basado en su propia experiencia y una decena de otras mujeres.
Tras Madrid vivió en Nueva York y Atlanta, hasta que finalmente se radicó en Miami. Ha dado entrevistas y conferencias en varios países de Latinoamérica, advirtiendo muchas veces del peligro que representa el totalitarismo.
En 1997 escribió el libro donde relata el brusco cambio de un cariñoso Fidel a un padre distante y las cosas que hizo ella para molestarlo, además de criticar el régimen cubano.-¿Qué la hizo huir de Cuba?
-Yo llevaba muchos años en el lado de la disidencia (siempre le molestaron las marchas militares, las delaciones, el autoritarismo y los castigos para los anticastristas, ha dicho). Decidí irme en 1993 por un tema incluso cívico. Yo le había pedido a mi hija que abandonara la escuela, porque no iban los maestros y ni siquiera había electricidad. Ella hacía un esfuerzo sobrehumano para llegar al establecimiento y recibir enseñanza. Y de pronto me vi con una maravillosa hija de 16 años que estaba empezando a deprimirse. Entonces, me dije: "Yo no voy a hacer lo mismo que hicieron mis padres conmigo", que fue supeditarme a una ideología. Pensé que tenía que tratar de darle un futuro, o al menos una alternativa.
"Nunca ha sido padre para ninguno de sus hijos"
Le preguntó a su hija si estaría dispuesta a abandonar la isla y, cuando ella le respondió afirmativamente, los dados quedaron lanzados. "En última instancia la decisión la tomé por ella", recalca Alina.
Logró salir con un pasaporte falsificado y su hija la siguió después, gracias a la presión internacional.
-¿Ha perdonado a Fidel por lo que le hizo, no haber sido un padre?
-Nunca lo tuve que perdonar en ese sentido, la verdad. Porque en realidad él nunca iba a ser un padre regular. Yo creo que no lo ha sido para ninguno de sus hijos.
-Pero, al parecer, los hijos reconocidos, los que permanecen en la isla, están tomando posiciones de privilegio.
-En Cuba se llama privilegio a tener un mínimo de bienes de consumo, a tener un medio de transporte, dar un viaje aunque sea a la Unión Soviética. Pero no sé hasta qué punto se puede hablar de privilegio respecto de muchachos que siempre tienen que andar con guardaespaldas, que son mirados por la sociedad como lo hacen los entomólogos con los insectos. Créeme que no es una vida envidiable.
"Todo el mundo tiende a subestimar a Raúl, pero ha amamantado a sus generales durante medio siglo"
El 4 de agosto se conoció a través de los medios de prensa internacionales que Alina Fernández había sido contratada por la cadena de noticias CNN para ser comentarista "contributor" del programa "American morning". Su labor es analizar la situación de la isla durante la enfermedad de su padre, cada vez que la contingencia lo requiera.
-¿Cómo se dio esto de convertirse en comentarista para CNN?
-Yo siempre trato de acceder cuando se me pide hablar de Cuba. Lo considero un deber, porque esa es mi causa. Yo vivo hace muchos años sufriendo con mi país, pensando en mi país y queriendo lo mejor para él.
-¿Cómo ve lo que está pasando en la isla?
-Creo que ha habido un error sobre todo de relaciones públicas. El pueblo de Cuba se merecía estar al tanto de la salud de quien los ha estado, vamos a decir, dirigiendo, durante casi medio siglo. Creo que debió haber un comunicado diario y fue desde todo punto de vista inapropiado que las primeras imágenes se recibieran a través de un video de un presidente extranjero.
-¿Qué le parece la relación de Chávez con Castro?
-Ese sí que tiene privilegios de hijo adoptivo. Y me pareció desconcertante que fuera la primera persona que difundiera esas imágenes del post operatorio.
-¿Qué estará pasando en la isla en este momento? ¿El poder está en Raúl, en Fidel o en otros?
-Todos esos ingredientes. Yo creo que Fidel sufrió una intervención un poco más seria de lo que esperaba, pero tomó las precauciones para seguir dirigiendo el país desde la cama. Y las personas en quien delegó el poder temporalmente son personas que le responden ciento por ciento. Raúl tenía que asumir el mando como Vicepresidente en ausencia de Fidel. Eso es "constitucional", si se puede hablar de constitucionalidad en Cuba.
-¿Cómo se imagina lo que viene para Cuba?
-Todo el mundo tiene la tendencia a subestimar a Raúl, y él ha sido el que ha organizado el Ejército desde hace también casi medio siglo. Ha amamantado igualmente a sus propios generales en ese tiempo. Es una maquinaria muy bien engrasada, muy grande, y que económicamente detenta por lo menos la mitad del poder en Cuba, a través de sus empresas. Gran parte de los ingresos cubanos vienen de las empresas que manejan las Fuerzas Armadas.
-Entonces, ¿podría haber una simple transición hacia Raúl, y punto?
-Eso es lo que estamos viendo. Por eso es un momento tan delicado y hay que estar muy atentos, aunque no podamos tener ninguna participación en lo que pasa, porque eso depende del pueblo y los soldados de Cuba, y el rol cívico que quieran cumplir. Pero acuérdate también que están los Estados Unidos a 90 millas, con un terror cerval a que haya una crisis de desestabilización en el Caribe, en este contexto de guerra contra el "terrorismo".
Por lo tanto, menos para los cubanos, para todo el mundo es una solución transitoria que siga habiendo un control sobre el pueblo de Cuba. Y si la vía es esta sucesión, pues esperemos que Raúl -que siempre ha sido más proclive a una economía abierta- vaya permitiendo que poco a poco entre la economía de mercado y se restituya la sociedad civil. Pero todo eso hay que verlo, y desde luego no es la solución inmediata que hubiéramos querido para los cubanos. Para ellos deseamos que descubran su forma de democracia, porque la perfecta está por inventarse.
-¿Usted cree posible que el pueblo cubano pudiera impedir que continúe la dinastía Castro en la isla?
-Una cosa es lo que el pueblo cubano desea y otra es lo que puede hacer. Si el Ejército le sigue siendo leal a Raúl Castro, es muy poco lo posible. Es un pueblo que día a día se levanta pensando qué va a poder comer su familia y en qué tipo de transporte va a poder llegar a su trabajo o centro de estudios. Hay una extrema vigilancia, y por lo tanto reunirse y organizarse para emprender una acción antigubernamental es una quimera.
-¿Se puede pensar en que Estados Unidos ejecute alguna acción para alterar el curso de los hechos en la isla?
-Bueno, es que hasta ahora no ha hecho nada de eso. En todo caso, yo no soy de las personas que esperan que Estados Unidos tenga que arreglar los asuntos nuestros. No porque no quisiera, sino porque nunca lo han hecho, entonces no lo van a empezar a hacer ahora.
-¿Está dentro de las posibilidades que Fidel reasuma el poder?
-Vamos a ver cómo evoluciona físicamente, pero desde luego mientras esté en capacidad, no dudes que va a reasumir el poder. Ahora, también está en una posición muy delicada, cuando tú estás en un lecho de enfermo estás a merced de todos los demás. Todo es posible. Esa es como una corte de la era moderna y como señala el dicho: "El rey ha muerto, viva el rey".
-¿Qué cree puede ocurrir a futuro en la isla?
-No lo sé. Si tuviera una bola de cristal, no necesitaría los cuatro trabajos. Pero creo que es un momento en que hay que estar observando mucho. Yo quisiera que el mundo, que se ha fascinado con la leyenda de Cuba, aportara su comprensión y solidaridad al proceso cubano. Los cambios sociales siempre son difíciles. Cuba tiene que tambalearse para volver a empezar.
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