Posted on Wed, Jan. 10, 2007
KETTY RODRIGUEZ
El Nuevo Herald
En los últimos 5 años, Robin Prendes no ha tenido vacaciones. Tampoco tiene tiempo para ir a fiestas, y menos para buscarse una novia.
El joven de 18 años, que apenas dedica unas horas al estudio, sólo está concentrado en entrenar su cuerpo y dominar su mente para realizar lo que más le gusta en la vida: remar, un deporte que le ha dado grandes logros y la admisión a una de las universidades más prestigiosas del país.
Su empeño y carácter competitivo lo ayudan a levantarse todos los días a las 5 de la mañana y entrenar dos veces al día para lograr su acariciado deseo de representar a Estados Unidos en las Olimpíadas del 2008 que se celebrarán en China.
''Si tienes un sueño, con perserverancia lo puedes lograr'', dijo Prendes, un joven alto, delgado y parco en palabras, en una entrevista con El Nuevo Herald.
Para cuando empieza la fiesta olímpica, el muchacho ya habrá comenzado estudios en la exclusiva Universidad de Princeton, en New Jersey, donde fue admitido recientemente tanto por su expediente académico, como por el talento demostrado en uno de los deportes de mayor concentración y exigencia física.
''No tenemos dinero para pagar una buena universidad, y desde que llegamos a este país siempre le dijimos a Robin que, si quería entrar a una de esas universidades, debía estudiar mucho y sacar buenas notas. Y lo consiguió'', señaló la madre del joven, Vicky Prendes, quien llegó con su hijo y su esposo Rodolfo hace poco más de 10 años de Cuba.
Este súper atleta ha sido el primer floridano y el primer cubanoamericano en representar a Estados Unidos en competencias internacionales de remo. En la última, celebrada en Amsterdam en agosto del 2006, ganó un título en la categoría individual de peso ligero.
Este triunfo y otros títulos en competencias juveniles nacionales, sorprendieron a las autoridades de Princeton, quienes le otorgaron una beca completa de $250,000 para que curse estudios superiores, y además forme parte del equipo de remo de esa casa de estudios. Sus meta es estudiar ingeniería y luego derecho.
''Muchos estudiantes que tienen buenas notas no son admitidos. La clave para que te acepten es sobresalir en algo. En mi caso, el remo me ayudó'', agregó el joven.
Princeton no fue la única oferta que recibió el joven deportista, quien llegó de Cuba en 1995 acompañado de sus padres, Rodolfo y Vicky. Harvard y Columbia también mostraron interés por el estudiante, que ahora cursa estudios en la secundaria Coral Park.
''Este muchacho es un diamante muy raro. Es un joven muy enfocado, determinado y responsable'', explicó Nicholas Jancangelo, director de la escuela de Robin.
Como millones de inmigrantes, sus padres hicieron sacrificios para que tuviera las mejores oportunidades, especialmente cuando descubrieron que tenía interés por un ''deporte de ricos'', como Rodolfo califica el remo.
Aunque ambos obtuvieron un título de ingeniería en Cuba, el padre trabaja en un taller arreglando máquinas de jardinería, y la madre en una oficina de ingenieros.
''Nuestra economía está en función del remo de mi hijo. Todo es para comprar equipos y para acompañarlo en algunas de las competencias'', dijo la señora.
Un bote profesional para remar puede costar $7,000 y los remos $300 cada uno, dependiendo de la marca, explicó la pareja.
El costo de los viajes, hoteles, transporte y comida son otros gastos que han tenido que enfrentar, sin contar que muchas veces no han podido acompañar a su hijo por la falta de recursos.
En la última competencia, celebrada en Holanda, Robin y su entrenador hicieron una campaña de recolección de fondos a través de la prensa, para cubrir los gastos del viaje y la estadía en Europa, porque sus padres no podían cubrirlo.
Estos obstáculos no han detenido a Robin, quien en lugar de remar 25 kilómetros, hace 50 kilómetors todos los días, solo o acompañado, con lluvia o con sol.
La mejor palabra que lo describe, según su madre, es la perseverancia. No hay excusas para dejar de entrenar. Ni siquiera una gripe o malestar amainan su ánimo y su dedicación a la hora de sacar buenas notas y dominar el agua con sus remos.
''Estamos muy orgullosos de nuestro hijo. Un niño que es un luchador, agresivo en el agua y que no se acobarda ante nada'', dijo su padre.
kerodriguez@elnuevoherlad.com
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