Publicado el 02-05-2007
Por Ariel Remos
DIARIO LAS AMERICAS
Foto Tony Joaquín
Armando de Armas es un escritor dedicado y profundo, fiel exponente de su generación. Nacido prácticamente con la revolución castrista, tuvo la inteligencia para comprender del mensaje colectivista las cosas como eran, sus presiones y horrores, permaneciendo leal a su identidad como ser humano libre e independiente.
El tema central de su narrativa es precisamente la defensa de esa identidad el individuo frente a las fuerzas del espíritu colectivista.
Su obra literaria es un reflejo quintaesenciado de su experiencia existencial bajo los efectos de la tiranía en la que nació y creció, destacándose en ella, “Mala jugada”, y la que fue presentada el pasado viernes en el Instituto de Estudios Cubanos y Cubano-Americanos, “Carga de la caballería”. Fue su presentador el Dr. Angel Cuadra, intelectual de vasto prestigio en quien concurre la condición de expreso político, escritor y poeta.
Haciendo gala de otra de sus condiciones, el de crítico literario, el Dr. Cuadra hizo un análisis extraordinario de “Carga de la caballería”.
De Armas –dijo cuadra—trajo al exilio “Mala jugada”, en un idioma atrevido, superficialmente sucio y descarnado, “expresión literaria más que atrevida, irreverente”, donde “lo usualmente grosero estaba en correspondencia con el fondo sociopolítico cubano actual”, bajo una tiranía “que ha desarticulado la vida, pensamiento, tradición y razón de ser del cubano”, estableciendo en el país un medio social, donde el “ser nacional” está deformado y “ha tenido que adoptar actitudes que solamente pueden entenderse por la experiencia directa”.
La irreverencia, y varios tipos de personajes de “Mala jugada” reaparecen en “Carga de caballería” trayendo los rezagos del ayer en un ambiente y un marco distintos, pero mediando algo intemporal, que es el hombre, el ser humano, que, más allá del tiempo y el espacio, tiene como motivación esencial la libertad, su individualidad, tratando de evitar que lo sumen al grupo del hombre-masa. Cuadro se refiere al primero de los cuentos del libro de De Armas, “Lo relativo (prólogo en la prehistoria)”.
Los ocho cuentos o relatos de que consta “Carga de la caballería”, escritos en diferentes tiempos y lugares, independientes entre sí, pero, sin embargo, están ensartados “por un hilo de rara armonía”, que lo empuja hacia un común horizonte, donde “una misma interrogante los aguarda en una zona sin tiempo”.
Eso no obsta, como señala Cuadra, para que en ciertos relatos con diferentes estilos narrativos existan elementos heterogéneos que no tienen entre sí un punto de contacto para armonizarlos. Pero, para lograrlo, el autor usa una especie de “malabarismo verbal” que soluciona lo que no se comunica en líneas lógicas para transmitir el mensaje. “Y es que el autor tomó otros atajos para llegar a la conclusión por un flanco inesperado”
“En este libro...hay una feroz puja de la individualidad en pos de su libertad (a veces peligroso libertinaje) que se afirma frente a todo lo que intenta limitarla, condicionando al individuo, sólo que el resumen final es lo fatal, puesto que aquel acoso persigue al individuo en el infinito tiempo, desde el lejano período neolítico...hasta la fecha...y por siempre”, dice finalmente el Dr. Cuadra.
Después de las palabras de Cuadra, el autor procedió a leer uno de los cuentos del libro: “Yo creo que ya se fueron”, expresión con la que lo comienza y con la que inesperadamente termina, dándole sentido al suspense que provoca el relato.
El acto fue patrocinado por el PEN Club de Escritores Cubanos en el Exilio (al que pertenecen el autor, el Dr. Cuadra, y el Dr. Armando Alvarez Bravo, que fungió de maestro de ceremonia), junto a la revista electrónica de literatura cubana “El ateje” (www.elateje.com).
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