Por Esto
Por George Squeeze-play
De los nueve latinoamericanos que están en el salón de la fama, cuatro son cubanos y uno más, que es norteamericano, es hijo de padres cubanos. Nos parece justo este porcentaje, pues los nativos de la isla Perla de las Antillas no solo fueron los primeros hispanoamericanos en conocer y practicar este deporte, sino que también fueron los apóstoles y “evangelizadores” del béisbol en la América Latina.
Por muchos años el único cubano en el Templo de los Inmortales era el gran “maestro” Martín Dihigo Llanos, electo por un Comité Especial de las Ligas Negras, en 1977, que le hizo honor al más grande y completo pelotero que se ha visto en Cuba y en México, que también fue un acierto, pero en el año 2000 ingresó a la inmortalidad el que fuera gran inicialista de la “Gran máquina Roja” Atanasio “Tony” Pérez Rigal, el segundo cubiche en Cooperstown.
Y pasaron seis años antes que otra vez el Comité de las Ligas Negras eligiera a otros dos cubanos para la inmortalidad en 2006; el extraordinario lanzador José de la Caridad Méndez “El Diamante Negro” y el jardinero zurdo Cristóbal Torriente, que completan hasta ahora a los nativos de la isla en el Hall de la Fama. Algunos agregan, sin embargo, a un norteamericano (nacido en Key West, Florida) hijo de inmigrantes cubanos, el promotor Alejandro “Alex” Pompez...
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