Héctor Manuel Ramírez Rodríguez
Santiago de Chile
Abril 2009
Mis queridos amigos, todos saben el hecho terrible del que fui víctima hace dos semanas por parte del régimen militar comunista de Cuba, que después de haberme dado todos los permisos para entrar a la isla, me deportaron desde el aeropuerto sin permitirme ver a mi madre que estaba muriendo de cáncer. Enseguida el mundo comenzó a protestar ante tan macabra medida, para lograr que me dejaran ir otra vez y poder darle el último beso a mi viejita. Pero lamentablemente ella no pudo esperar y murió una semana después.
Sin embargo, eso no puede quedar así. Y no sólo hay que denunciarlo para evitar que le pase a otros cubanos, sino porque ahora QUIERO IR A LA TUMBA DE MAMITA. Ese es un deseo y un derecho que nadie me lo puede quitar.
Ella pudo haber muerto antes, pero dicen que se esforzó alargando su sufrimiento, con la esperanza de verme antes de morir; era todo lo que pedía para morir feliz. Y yo estuve ahí, cerca, a una semana de su muerte, y no me dejaron pasar. Yo cumplí mi parte, pero Fidel no cumplió la suya y me engañó...
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