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MARÍA JESÚS CAÑIZARES | BARCELONA
En febrero de 2008, Pedro Pablo Álvarez, un sindicalista cubano condenado a 25 años de cárcel, fue liberado junto a otros tres presos gracias a la mediación del Gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero y trasladados en un avión militar a España. Dos años después, Álvarez malvive cerca del marginal barrio de la Mina de Barcelona. Hace cuatro meses que no recibe ayuda económica y asegura que el Ejecutivo nunca regularizó su situación. Por eso, ha decidido marcharse a Miami, donde viven dos de sus tres hijos...
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