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lunes, 5 de noviembre de 2012

'Mantequilla' Nápoles: Entre los grandes de siempre

MARINO MARTINEZ PERAZA
MMARTINEZ@ELNUEVOHERALD.COM

José 'Mantequilla' Nápoles - Ampliar imagenCuba y México hacen suspirar a José Angel “Mantequilla’’ Nápoles con la misma intensidad.

En la isla nació y dio sus primeros pasos como pugilista, en tierra azteca estableció una familia y desarrolló su carrera, de ahí que ambos países ocupen un lugar especial en el corazón de esta leyenda viviente del deporte.

A sus 72 años, el santiaguero ya no posee la pegada que la hiciera famoso, pero conserva una memoria de hierro. Todavía recuerda que, con el arribo de Fidel Castro al poder, el boxeo profesional fue prohibido en 1961, por lo que –ya contaba con ocho peleas incluyendo dos triunfos en la Ciudad Deportiva de La Habana ante su compatriota Angel Robinson García– decidió partir a México en busca de fama y gloria.

“México me abrió las puertas y me trató como a un hijo. Llevo más de 50 años en este país donde alcancé mi ascenso en el boxeo y establecí una familia. Mi agradecimiento hacia esta nación es eterno’’, expresa Nápoles desde Ciudad Juárez, donde reside. “Pero también soy cubano de nacimiento, añoro a esa isla y quiero a mis compatriotas. La nostalgia, a veces, es muy fuerte’’.

Bajo la dirección de Cuco Conde y teniendo de entrenador a “Kid Rapidez’’, comenzaron sus éxitos en la categoría ligera. Pronto se ubicó en el tope de la división y entre los rivales que cayeron ante sus puños estuvieron Alfredo Urbina, Carlos Hernández, Eddie Perkins y Johnny Santos.

En ese momento, el campeón mundial ligero era el puertorriqueño Carlos Ortiz y todos los aficionados esperaban un combate entre ambos. Pero esta pelea por la corona de los ligeros nunca se produjo y, según analistas, la calidad de Nápoles hizo a Ortiz darle la espalda.

“El apodo de Mantequilla me lo pusieron desde jovencito en Santiago de Cuba’’, sostiene. “Al parecer porque la mantequilla resbala y yo era un boxeador que en situaciones de peligro me escapaba de los rivales con movimientos rápidos. Le debo mucho a Cuco Conde y a Kid Rapidez, que siempre estuvieron a mi lado, uniéndose a Angelo Dundee en mi esquina durante las peleas en Estados Unidos’’.

Más tarde decidió subir al peso welter, -en esa época no existían divisiones intermedias- y la oportunidad le llegó el 18 de abril de 1969 en El Forum de Inglewood, California, ante Curtis Cokes, el campeón de la Asociación Mundial de Boxeo.

José Nápoles agita un sobrero en el aire mientras es levantado en hombros después de vencer a Curtis Cokes de Dallas. Abril 1969 Anonymous / APEn una brillante exhibición, el cubano le abrió una herida en la boca a Cokes, quien comenzó a sangrar por la nariz y tenía sus ojos inflamados por la paliza que estaba recibiendo. Después de trece asaltos, el estadounidense no pudo seguir y Nápoles logró su primer cetro mundial. La revancha entre ambos púgiles llegó el 29 de junio en la Monumental Plaza de Toros en Ciudad México, donde Nápoles volvió a imponerse por nocaut en diez asaltos.

“Yo tuve el honor de estar en su esquina cuando fulminó al mexicano Canelo Urbina. Muchos boxeadores evitaron enfrentarse a Nápoles porque era un estilista excepcional con una fuerte pegada’’, dijo el veterano periodista cubano César Temes.

Luego de obtener victorias sobre Hedgemon Lewis, Adolph Pruitt y Clyde Gray, el 12 de octubre de 1969, en California, el oriental derrotó por decisión unánime en 15 asaltos al norteamericano Emile Griffith. Meses más tarde dispuso por la vía rápida de Ernie López y sumó otros dos triunfos.

El 3 de diciembre de 1970 Mantequilla Nápoles pierde el título ante Billy Backus en ocho asaltos en Syracuse, Nueva York, al sufrir una severa herida en el arco superior del ojo. En la revancha el 4 de junio de 1971 en California, Nápoles recupera el cetro noqueando a Backus en el octavo.

“Tenía algunos problemas con mis cejas por heridas que no tuvieron el tiempo necesario para cicatrizar correctamente, y esto me perjudicó en la primera pelea con Backus. Pero luego lo derroté sin dificultades en la revancha’’, señaló Nápoles.

Por su calidad en los cuadriláteros y por su récord de 81 victorias, siete derrotas, 54 nocauts (61.38 por ciento) con 15 defensas exitosas de sus títulos (siete por la vía rápida), Nápoles está considerado por todos los expertos como uno de los mejores boxeadores de todos los tiempos.

El canal de televisión HBO lo consideró como el mejor welter desde Sugar Ray Robinson, ESPN lo situó en la posición 32 entre los 50 mejores pugilistas libra por libra y la revista The Ring lo colocó entre los 100 grandes de la historia.

“No he visto un boxeador superior a Nápoles en la categoría welter”, declaró desde México el doctor Lorenzo Soberanes. “Además de su grandeza en el entarimado, fue una persona espléndida y agradecida. En su pelea frente a Curtis Cokes entró al ring con un sombrero de Charro, al ganar el título se lo dedicó al presidente de México el Licenciado Gustavo Díaz Ordaz y cuando el mandatario le preguntó qué deseaba como regalo, le respondió: ‘Señor Presidente, yo sólo quiero ser ciudadano mexicano’. Mantequilla representó a nuestro país con mucho honor, por ello es un ídolo para todos nosotros’’.

Su dominio en las 147 libras y una buena oferta económica llevaron a que los promotores decidieran enfrentarlo al campeón mundial de los medianos Carlos Monzón. El pleito se realizó en Puteaux, Francia, el 9 de febrero de 1974. Entre los organizadores de la pelea estuvo el actor Alain Delon.

Monzón, con una notable ventaja física, le hizo pasar una noche amarga al cubano-mexicano que no pudo seguir la batalla después del sexto asalto.

“La pelea ante Carlos Monzón nunca se debió haber realizado al existir una enorme diferencia física entre ambos púgiles, pues el argentino era un mediano con caja de semicompleto y el cubano un welter pequeño con un cuadro físico de un ligero. Aún así, Nápoles derrotó a monstruos de esta división como Emile Griffith y Curtis Cokes, entre otros. Fue tan buen boxeador que todos los expertos coinciden en ubicarlo entre los 10 mejores pesos welters”, aseguró Ramiro Ortiz, promotor e historiador de boxeo.

Muhammad Ali, abraza a ex campeón José Nápoles en Sept. 19, 1983. (AP Photo) ASSOCIATED PRESSNápoles, que mantenía sus cinturones de campeón welter, regresó a esta división y defendió con éxito su corona ante Hedgemon Lewis, Horacio Agustín Saldano y Armando Muñiz. Luego de renunciar en mayo al cetro de la Asociación Mundial, se volvió a medir a Muñiz el 12 de julio por el cinturón del Consejo Mundial y se llevó la victoria por decisión unánime.

El último combate de Nápoles fue en México ante John H. Stracey, quien lo despojó de su título el 6 de diciembre de 1975. Después de este revés, anunció su retiro del boxeo.

En 1984, el oriundo de Santiago de Cuba fue elegido al Salón de la Fama y en 1990 al Salón Internacional de la Fama.

Actuamente, Nápoles vive tranquilo junto a su esposa Bertha y sus cuatro hijos en su México querido, donde aún enseña a boxear a muchachos de esa localidad.

“Quiero enviarles un saludo a todos los cubanos, mexicanos y latinoamericanos que viven en Miami y en cualquier lugar del mundo donde se encuentren. A todos los quiero’’, señaló el legendario pugilista. “Y si se acuerdan de que alguna vez hubo un boxeador llamado “Mantequilla’’ Nápoles, pues les agradezco más todavía. Eso me ayuda a seguir vivo después de tantos golpes’’.

Tomado de: El Nuevo Herald

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