Por Armando Álvarez Bravo
Publicado el 12-15-2012
El exilio cubano es tanto una viva, terrible y continua experiencia determinante de la vida de miles de cubanos como un fenómeno histórico-político-social en que alientan el amor y la nostalgia por la patria tiranizada y la lucha por la libertad, la democracia y la imprescindible justicia que se sueñan para ella cuando logré enfilar la senda de su pendiente posibilidad. Es, de igual suerte, un singular y hasta insólito testimonio de la capacidad y resistencia de un numerosísimo grupo que ha tenido que padecer lo indecible para poder sobrevivir, elegir, armonizar y adecuar su existencia a los marcos de un paisaje, cultura y estilo de vida impuestos por las inexorables diferencias que son consustanciales a una identidad ajena. Al hacerlo, ha logrado con su dedicación y empeños fraguar con inmensa capacidad creadora su destino y el de su familia. Esto lo significa como relevante factor en todos los campos por su positiva y creciente contribución al espectro y el desenvolvimiento político-económico-social de su nuevo ámbito.
Han transcurrido más de cinco décadas desde el funesto 1 de enero de 1959, que dio un total e irreversible vuelco a la vida cubana. No sería perfecta a pesar de lo mucho que excepcionalizaba al país en el concierto de las naciones hispanoamericanas y, en algunos casos, internacional, pero era decididamente perfectible. En su transcurso, los exiliados han ido llegando tanto en “salidas” individuales y familiares “y nunca debe ignorarse que el régimen castrista dividió cruelmente a la familia cubana” como en masivos grupos. Nuestro exilio es masivo, colectivo.
Hacer una historia del exilio cubano es una tarea tan ardua como intrincada y compleja, y tiene mucho de monumental. Lo demasiado y muy diverso que ha ocurrido en estos años al otro lado del mar, los detalles y matices de los hechos, circunstancias, figuras y acontecimientos, la dan un carácter irrepetible. Hay que partir para realizarla de un caudal bibliográfico y documental de dilatadas proporciones que debe estar fundamentado en un profundo y exhaustivo dominio del tema. El historiador y novelista Raúl Eduardo Chao se ha atrevido a hacerlo, aportando una valiosísima y excepcional contribución a la historia cubana. Es su libro “Exiled Cuba. A Chronicle of the Years of Exile from 1959 to the Present”, que acaba de publicar Ediciones Universal, de Miami.
Este nuevo libro de Chao se caracteriza por su minuciosidad y precisión en los detalles. Su contenido sigue un puntal orden cronológico que enriquece su inteligencia. Lo integran, a partir de su esclarecedora introducción, los capítulos: “A Long Tradition of Political Exile”; “1959 and the Crucial 1960s”; “The Decade of the 1970s”; “Unrelenting Abuses in the 1980s”; “A Long Awaited Vulnerability”; “The Unfinished Story of the Cuban Exile” y “Epilogue”. Estos extensos capítulos los complementan los apéndices: “The Cuban exile experience: a lifetime of commitment”; “Cuban Exile Organizations”; “Cuban Intellectuals in Exile” y un índice alfabético. Este material se enriquece con las incontable e increíbles ilustraciones que nos muestran protagonistas, hechos y documentos de toda índole.
No puedo resistir la tentación de afirmar, como se decía en la Cuba que nos arrebató el castrismo: Que hay de todo como en botica.
Una época histórica como el exilio cubano es muy difícil de ceñir en su vertiginosa naturaleza, esencia y desarrollo. Entre otros factores por el acelerado ritmo de vida que inevitablemente se lleva en el exilio. No menos por la sucesión de acontecimientos, diversidad de opiniones, coyunturas y circunstancias que se suceden. De igual suerte, por privilegiada que sea la memoria, porque es prácticamente imposible para la mayoría estar al día y dominar cabalmente antecedentes que pueden servir a una mayor comprensión de los hechos. También, y no puede ignorarse, porque en estas décadas de destierro muchos han muerto y existe un relevo generacional que cada día más reconfigura su esencia e imagen y tiene una visión distinta sobre la realidad del destino nacional. Esto conlleva una variación de sus presupuestos, aunque prevalezca en ella la voluntad de libertad, democracia e imprescindible justicia que anhelan todos los cubanos decentes y de bien.
“Exiled Cuba” es un libro tan valioso como imprescindible para los exiliados y para la historia cubana. De igual suerte, para aquellos que quieran conocer al detalle su razón y proceder. Desgraciadamente no siempre se nos comprende ni juzga con conocimiento ni imparcialidad. A los exiliados nos permite rescatar y revivir el espíritu de nuestra época, destino y vivencias. Poner las cosas en su sitio y, de suprema importancia, tener la certeza de que nuestra existencia y razón quedan preservadas en sus textos e imágenes. Somos deudores de Raúl Eduardo Chao por esta obra esclarecedora y modélica escrita con pleno conocimiento y voluntad de servicio patrio. Es la historia de nuestras vidas. Hacía demasiada falta.
Tomado de: Diario Las Americas
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