Por Tinerfe Fumero
diciembre 31, 2015
Ya son cuatro los arrestados por la muerte del empresario sureño de 68 años Raimundo Toledo, hallado muerto el pasado día 15 en el maletero de su coche, que fue incendiado y despeñado por el mirador de La Centinela. A los dos ya encarcelados por estos hechos hay que sumar a un varón capturado en la noche del pasado martes en Madrid y a una mujer detenida ayer en la Isla. Al primero se le considera presunto autor de los delitos de retención ilegal y homicidio doloso; a la segunda, posible encubridora de lo acaecido.
Apenas hay detalles confirmados sobre estas dos detenciones dado que el caso sigue bajo el secreto sumarial. Respecto al varón (cuyo arresto fue adelantado por La Opinión), se sabe que fue capturado en el madrileño barrio de Carabanchel a primera hora de la noche del pasado martes, y que supuestamente se desplazó a la capital de España tras el terrible suceso que nos ocupa.
Se trata de un varón de 29 años de edad y nacionalidad cubana que tiene relación con el otro hombre detenido, un australiano de origen argentino identificado como Diego Claudio G. G., que ya está en prisión. A este respecto cabe recordar que el padre del argentino, que defiende su inocencia, llegó a declarar a este periódico que habían detenido a su hijo porque no daban con el paradero de “el cubano”. Sin embargo, la Fiscalía asegura tener pruebas materiales de la implicación de Diego Claudio, lo que sin duda motivó la decisión de enviarlo a prisión sin fianza por parte de la magistrada del juzgado granadillero que instruye el caso. En cuanto a la mujer apresada ayer en la Isla, solo ha trascendido que también tiene nacionalidad cubana y que en principio se la considera supuesta encubridora del crimen.
La cuarta persona relacionada con los hechos es otra mujer, también en prisión, identificada como Sandra P., de 40 años de edad e igualmente de nacionalidad cubana. Se da la circunstancia de que esta mujer es la pareja sentimental de uno de los sobrinos del empresario fallecido.
Posible relato
En cuanto al posible relato de los hechos, se sabe que Toledo fue secuestrado en las inmediaciones de su casa santacrucera, por la zona de Los Lavaderos. Apenas unas horas después los bomberos que sofocaron las llamas de su vehículo despeñado desde La Centinela localizaron su cadáver en el maletero. Un llavero facilitó la pronta identificación de la víctima de tanta maldad. También se sabe que hubo testigos del secuestro (incluso se activó una alarma policial por tal motivo) y al parecer en las inmediaciones de donde tuvo lugar se localizó un vehículo que está a nombre de uno de los detenidos, e incluso que cámaras de vigilancia de una vivienda cercana grabaron imágenes relevantes para el caso.Especialistas de la Guardia Civil y del Cuerpo Nacional de Policía trabajan al alimón en un operativo que toma su nombre del mirador sureño que limita los municipios de Arona y San Miguel: Centinela.
Homicidio doloso y retención ilegal
La Guardia Civil lo tiene claro: los apresados por la muerte del empresario Raimundo Toledo son presuntos autores (en distintos grados de participación) de los delitos de retención ilegal y homicidio doloso. Con independencia de si el fiscal refrenda o no tales acusaciones, la cuestión no es baladí en lo referente al homicidio, habida cuenta de que se especula si Toledo murió por un infarto sobrevenido a su secuestro. Aun así, si los resultados de la autopsia (nada sencilla dado que el cadáver fue pasto de las llamas) confirman tal circunstancia, expertos juristas consultados por este periódico ven perfectamente viable una acusación por homicidio al considerar igualmente responsables de la muerte a sus captores.
Tomado de: Diario de Avisos
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