WILFREDO CANCIO ISLA
El Nuevo Herald
Cuando la desesperación condujo a la doctora cubana Marialys Darias Mesa a lanzarse al mar y dejar atrás a su hija de 4 años, pensó que no pasaría mucho tiempo para tenerla nuevamente junto a ella.
A fin de cuentas, las evidencias y las razones estaban a su favor. Favorecida con la lotería de visas desde el 2002, el gobierno cubano la retenía indefinidamente por considerarla ''personal médico indispensable'' y el otorgamiento del permiso de salida parecía cada vez más una quimera lejana.
''Le conté a la niña que iba a pasar una escuela y que cuando la terminara la iría a buscar para reunirnos con el padre'', recordó Darias, de 32 años, sobre el momento de la despedida en Cuba en abril del 2005. ``La idea de montarla en la embarcación nunca nos pasó por la cabeza, porque la quiero demasiado para poner en peligro su vida''.
Pero la suerte le jugó una mala pasada. El Servicio Guardacostas interceptó la embarcación donde viajaban cerca de Cayo Sal y sus 22 pasajeros fueron enviados al Centro de Detención de Nassau. En el grupo de detenidos figuraba el dentista David González Mejías, impedido también de salir de la isla a pesar de contar con visa estadounidense.
Tras permanecer por 10 meses en un limbo migratorio en Bahamas y ganar la batalla por la reunificación con su esposo en Estados Unidos, Darias celebrará este Día de las Madres con el más precioso regalo: el abrazo de su hija María Laura, quien arribó la víspera de Cuba.
''Ha sido horrible pasar por esto'', expresó la mujer abrazándose a la niña, que viajó sin acompañante en un vuelo fletado desde La Habana. ``No volveré a separarme de ella, nunca más''.
La noche del viernes Darias y Ihovani Hernández, el padre, recibieron a la niña con globos y muñecas en la sala de espera del Aeropuerto Internacional de Miami (MIA). Cuando María Laura concluyó el procesamiento de Inmigración y atravesó el salón de la mano de un funcionario, Darias estalló en lágrimas de emoción.
''Jamás pensé que iba a pasar tanto tiempo serparada de ella'', declaró la mujer. ``En mis cálculos, o llegaba a tierra o los guardacostas me enviaban a [el campamento] de Guantánamo y, cuando confirmaran la validez de mi visa, en unas pocas semanas pasaba a Estados Unidos..., pero Bahamas nunca estuvo en mi cabeza''.
El caso de los dos dentistas cubanos cobró resonancia internacional luego de conocerse que estaban retenidos en Bahamas a pesar de tener visas de inmigrantes. El pasado junio, Washington les otorgó una autorización especial para entrar y reunirse con sus familiares en territorio estadounidense, pero el gobierno bahamense no accedió a ceder la custodia hasta mediados de marzo tras insistentes llamados de congresistas y gestiones diplomáticas.
Darias llegó finalmente a Miami para reunirse con su esposo, quien había emigrado en agosto del 2003 con el propósito de desbrozar el camino familiar. Su arribo fue apenas el inicio de un nuevo reto: reclamar a María Laura, quien había quedado en el poblado de Perico, Matanzas, al cuidado de sus abuelas.
En pocas semanas la Oficina de Intereses de EEUU (USINT) ratificó el visado de la menor y las autoridades cubanas le concedieron el permiso de salida. La abuela paterna, Gisela Molina, había solicitado acompañarla, pero la USINT le negó la visa por considerarla una potencial inmigrante.
''Este es el día más grande de mi vida'', afirmó Hernández, que labora como electricista en Cape Coral.
Junto a ellos, integrando la comitiva de recibimiento, se hallaba el ingeniero exiliado Augusto Villalón, residente en Pines Island, quien desde el comienzo lideró la campaña para la liberación de los médicos y la reunificación familiar.
''Ellos pueden sentirse dichosos de estar ahora juntos'', opinó Villalón, que salió de Cuba en 1960. ``En otras épocas las familias se fragmentaban y había que esperar años y años para volver a reunirse, como sucedió a la generación de los Pedro Pan [los 14,000 niños enviados sin sus padres entre 1960-1962]''.
La familia va a residir en Cape Coral, pero permanecerá con familiares en Miami este domingo de celebración. Darias reconoce que este Día de las Madres marcará para siempre la vida familiar.
''Hasta hoy me sentía incompleta'', aseveró ella. ``Ahora es que comienza a restaurarse nuestra felicidad''.
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