JORGE EBRO
El Nuevo Herald
Angel Fleitas acaba de realizar la última jugada sobre el terreno de la vida, pero no dejará de actuar en la memoria de quienes le recuerdan como una leyenda del béisbol cubano de todos los tiempos.
Tras una batalla contra la leucemia, Fleitas falleció en Miami a los 91 años de edad y con él se va uno de los últimos exponentes de una época dorada, donde los jugadores eran considerados casi dioses.
''No es porque fuera mi hermano, pero era un gran pelotero'', expresó ayer Andrés Fleitas, uno de los mejores receptores que pasó por el plato del Almendares. ``Se desempañaba muy bien en la segunda y como shorstop''.
Al igual que Andrés, Angel comenzó a jugar en las ligas de los centrales azucareros y no podía ser de otra manera, puesto que él había nacido en el Constancia, municipio de Abreu un 10 de noviembre de 1914.
Su desarrollo se aceleró al integrar la Unión Atlética Amateur, donde escribió algunas de sus mejores páginas con el Deportivo Matanzas.
Fleitas fue uno de los jugadores más importantes para la conquista del título nacional en la contienda de 1943, cuando el Matanzas terminó con marca de 23-5.
''Angel fue vital en el choque decisivo contra el equipo del Círculo Militar'', recordó Andrés. ``Además, había jugado una defensa de altura''.
Ese mismo año, Angel se destacó, pero con el madero en la mano al guiar a Cuba al triunfo en la Serie Mundial amateur y quedar como líder de los bateadores con promedio de .371 (35-13).
Después del 45, debutó en la Liga Profesional Cubana. Estuvo poco tiempo con el Almendares y luego con el Marianao y el Cienfuegos, pero su paso por Grandes Ligas fue muy breve -apenas 15 encuentros- con los Senadores de Washington.
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