Publicado el 03-08-2007
Por Ariel Remos
DIARIO LAS AMERICAS
Agustín Tamargo
Agustín Tamargo es otro gigante de la lucha por la libertad de Cuba, que cae en campaña sin ver cumplido su ideal de regresar a esa Cuba que llevaba en su corazón hoy, después y siempre, que le obsesionaba y con la que comprometió su vida.
Sabíamos que estaba delicado por la dolencia que interrumpió sus esperados y escuchados programas por Radio Mambí, pero la noticia la mañana de este jueves, de su fallecimiento, no puede ser más estremecedora. Muere a los 82 años tras una larga y cruel enfermedad que afectó irónicamente su garganta.
Durante décadas su voz batió los aires con un mensaje de denuncia, un análisis siempre profundo de la situación cubana, una esperanza consoladora de victoria final.
Diríamos que comentarista radial era una de sus facetas como periodista con experiencia en cada uno de los medios informativos. Porque, más que eso, era un escritor de primer orden, de prosa vibrante y fluido estilo. Sus artículos eran enjundiosos.
En otro orden era elocuente en la improvisación apoyado en una memoria prodigiosa. Apasionado en el debate, pero basado siempre en un razonamiento silogístico. Con una honestidad a toda prueba, siempre dispuesto a rectificar si creía que se había equivocado. Integro siempre para no faltar en ningún momento a sus lealtades.
Fue Tamargo un autodidacta, que no habiendo pasado el cuarto grado de lo que frecuentemente solía blasonar, llegó a poseer una vasta y polifacética cultura. No había tema de literatura, arte, historia, política, filosofía, de que no tuviera conocimiento y tejiera comentarios sustanciosos. Pero esos conocimientos poco hubieran valido si no hubieran estado respaldados por un talento para aplicarlos siempre con puntería. Sus preguntas eran tan inteligentes que sugerían siempre la mejor respuesta. Y sus respuestas tenían siempre la solidez del que sabe lo que dice.
Nació Tamargo en Puerto Padre, provincia oriental de Cuba, en 1925, y se dedicó al periodismo desde muy joven. Fue articulista del periódico “Avance” desde 1944, redactor-jefe del diario “Tiempo”. Era colaborador semanal de la revista “Bohemia”. En 1958 asumió la dirección del Canal 2 de TV, cargo al que renunció en protesta por la intervención del régimen comunista.
Ya en el exilio en 1960, fue director de la revista “Kena”, redactor-jefe de la revista “Resumen”, y subdirector de la edición de la revista “Bohemia”, todas en Caracas, donde vivió muchos años.
Desde 1980 se vinculó con la popular radioemisora Radio-Mambí, creó uno de los programas radiales de exposición, preguntas y respuestas, de más audiencia, “La Mesa Revuelta”, por donde ha desfilado la mayoría de los talentos del exilio y del extranjero, siendo muchos de ellos contribuciones a la cultura.
En cuanto se supo la noticia de la muerte de Tamargo, La Brigada de Asalto 2506, emitió una nota de pesar: Por la presente la Asociación de Veteranos de Bahía de Cochinos Brigada 2506, extiende sus condolencias a los deudos del veterano y brillante periodista e incansable luchador por la libertad de Cuba, y miembro del staff informativo de Radio Mambí, Agustín Tamargo.
Hacemos extensivo nuestras condolencias a la nación cubana en el exilio y hacemos votos por que pronto sea una realidad la vuelta a la democracia y la constitucionalidad en nuestra patria, ese anhelo que tantos dignos cubanos y patriotas no pudieron ver”.
En Washington, el Centro por una Cuba Libre manifestó: “Ha muerto en el exilio el cubano y periodista Agustín Tamargo. De otros podrá decirse que amaron a Cuba y a la libertad tanto como él, pero nadie más que él. Batallador incansable por la libertad, enemigo de todas las tiranías, su muerte es una gran pérdida para su país, pero su influencia en los destinos de Cuba continuará mientras hayan cubanos que conozcan de su prédica, y se atrevan a seguir su ejemplo”.
Tamargo murió a las 10 de la noche del miércoles, pero la noticia no se supo hasta que en el programa “La noticia y Ud.”, en el que participó en un tiempo el propio Agustín, su director de Radio Mambí Armando Pérez Roura la lanzó al aire.
En el orden personal, Tamargo era sumamente cordial, amable, cortés, de trato exquisito. Deja por ello una estela de afecto, simpatía y admiración.
Al momento de redactar esta nota no se tienen los detalles sobre los oficios fúnebres que se le harán al ilustre periodista.
DIARIO LAS AMERICAS envía su más sentida condolencia a su viuda, señora Rosalba Nápoles de Tamargo, sus hijos Ariel, Manolo, José Luis, Saul, Nora y Carlos Briceño, Eva y Lila, y demás familiares.
Que descanse en la Paz del Señor el alma de Agustín Tamargo.
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