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domingo, 11 de enero de 2009

El dolor marca los 50 años de castrismo.

10 de enero del 2009

Por Damien Cave
©The New York Times
Diario Las Americas

Cuatro meses después de que aparecieron en las aguas entre La Habana y Miami, los cuatro muertos siguen sin nombre. En una morgue en los Cayos de Florida, yacen en camillas apiladas, con el cuerpo mordido por tiburones y el rostro demasiado putrefacto para que puedan identificarlos.

La policía sospecha que eran balseros cubanos. Nilda Garcia piensa que uno podría ser su hijo -- la sola idea la hace llorar. Catorce años después de salir de Cuba en su propia embarcación improvisada, vuelve a preguntarse: ¿cuándo terminará?

“¿Cuántas madres pasan por esto?”, dijo Garcia en el apartamento de su hija en Hialeah, a la espera de los resultados de la prueba de ADN de los cadáveres. “¿Cuántas más lloran por sus pérdidas? ¿Cuántos jóvenes se han ahogado en este mar? ¿Cuántos?”.

Hace cincuenta años, muchos cubanos vitorearon cuando Fidel Castro tomó el poder. Incluso ahora, la revolución atrae a muchos admiradores, como lo evidencian las agencias canadienses que anuncian viajes “para celebrar cinco décadas de resistencia”.

Sin embargo, los cadáveres hablan de un legado diferente. En el sur de Florida, donde se han asentado 850,000 cubanos con el transcurrir de los años, oleadas repetidas de exilio doloroso y separaciones de familias definen la era de Castro. La revolución nunca cumplió sus expectativas esperanzadoras, la isla que aman se deslizó a la decadencia, y, para muchos, el aniversario trae recordatorios de traumas, viejos y nuevos. “Todos los días resuena en la conciencia de todo el mundo”, expresó Ramon Saul Sánchez, del Movimiento Democracia., “Cincuenta años es algo muy difícil de aceptar”...

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