El Nuevo Herald
ARTURO ARIAS-POLO
Xiomara Laugart - Archivo
''Aquí está mi disco. Lo hice a mi manera. El próximo será otra cosa'', dijo Xiomara Laugart mostrando su primera producción en solitario desde su llegada a los Estados Unidos en 1998. Un trabajo que acaba de salir al mercado realizado a la usanza de otros tiempos, con sólo un micrófono y el mínimo de complicaciones tecnológicas.
''Se improvisó un estudio en una iglesia episcopal de Chelsea donde también han grabado Paquito D'Rivera, Cándido Camero y otros músicos importantes'', comenta la cantante cubana durante su breve visita a Miami. Luego explica que si escogió temas de Meme Solís, Luis Marquetti y Juan Formell fue porque son autores que sobreviven las modas.
''Nuestra música jamás envejece, nosotros somos quienes nos ponemos viejos'', afirma jocosa.
Los arreglos del guitarrista Octavio Kotán, de marcada tendencia al latin-jazz, fueron concebidos para realzar la atmósfera intimista de la entrega. El aporte en los teclados de Axel Tosca, hijo de la intérprete y ex pianista del conjunto Havana Nights de Las Vegas, fue otro elemento determinante para que temas tan populares en otras épocas como Plazos traicioneros o Moliendo café, emerjan renovados en su voz.
''Nos propusimos hacer un álbum para que la gente lo disfrute en un lounge o algo parecido'', explica la intérprete de 46 años residente del East Village de Nueva York, ``también aproveché para hacerle un homenaje a las grandes cantantes de Cuba --Elena, Omara, Moraima...--, unas mujeres que enloquecían al público cuando salían al escenario''.
Xiomara rechaza cualquier comparación con esas divas ''porque ellas fueron únicas e insustituibles'' y revela que si de modelos a imitar se trata, su mayor inspiración siempre ha sido su padre, Jesús Laugart, vocalista de la orquesta de Miguelito Cuní hasta el momento en que ella nació.
''Por él supe quiénes eran La Lupe, Celia Cruz y Xiomara Alfaro'', afirma satisfecha, ``intérpretes que dejaron huellas en mí''.
Laugart reconoce que en los últimos años el jazz ha marcado su estilo gracias a sus colaboraciones con Jacky Terrasson, Roy Blake, Kip Hanrahan y otros artífices del género. Sin contar sus conciertos habituales en el Zinc Bar de Manhattan, que han ido perfilando su dominio de ese ritmo desde el instante en que el dueño del mítico centro nocturno, sin conocerla, le ofreció el escenario cuando decidió no regresar a Cuba, pocas horas después de abandonar una gira por Massachusetts en compañía del pianista José María Vittier.
Xiomara es una suerte de ''desahogo artistístico'' donde por momentos la cantante se da el lujo de renunciar a lo meramente comercial --''siempre hay un público para todo'', aclara-- para batirse en temas tal vez más ''difíciles'' como La Llave, Soledad, o Tengo, donde su voz y su manera de ''atacar'' la canción son suficientes para conquistar la audiencia más exigente; aunque tampoco tuvo reparos en navegar por aguas ligeras y entonar La Habana joven, Por ti, o De mis recuerdos, aquel exitazo de Elena Burke a finales de los años 60.
Se trata de un trabajo digno de tener en cuenta a la hora de repartir premios. Este CD es la mejor prueba de una carismática artista poseedora de un registro vocal envidiable que ha ido reinventándose según las circunstancias; de ahí que su paso por el grupo Yerbabuena --donde hoy puede ser solista y mañana corista--, o su incursión en géneros tan ajenos a su quehacer habitual, se deban considerar meras concesiones en la trayectoria de esta mujer con una sólida carrera de casi tres décadas cuya única obsesión es vivir a través de la música.
aarias-polo@herald.com
'Xiomara' a la venta en la tienda DO RE MI de la Pequeña Habana (1829 SW 8th St, (305) 541-3374.