La Opinión Digital
AGUADA DE PASAJEROS, Cuba (EFE).— Los familiares de varios cubanos muertos y desaparecidos al intentar abandonar la isla presuntamente en embarcaciones procedentes de Miami se debatían ayer entre la tristeza y la incertidumbre por el destino que puedan haber corrido sus vidas.
Al menos ocho personas murieron y 17 se encuentran desaparecidas tras el hundimiento a unas pocas millas de la costa norte de La Habana y en circunstancias poco claras de una lancha rápida que debía haberlos llevado a EU el pasado día 22, mientras que otras tres se encuentran presumiblemente detenidas, según los familiares.
Otras 38 personas, incluidas nueve niños, se encuentran en paradero desconocido tras partir el pasado día 23 de noviembre por el norte de la provincia de Matanzas rumbo a EU, sin que los familiares hayan recibido hasta el momento noticia del destino de sus seres queridos.
Hasta el momento no ha habido ninguna información oficial por parte de las autoridades cubanas.
Clara María Álvarez, con rasgos de dolor en su rostro y de una fuerte depresión, afirma que la muerte el pasado día 22 de su hijo Yosvany Vera Álvarez, de 29 años, a quien enterró el pasado domingo, "ha dejado a la familia entera destruida, qué clase de juventud se perdió".
Visiblemente abatida por su pérdida, la mujer, residente en Aguada de Pasajeros, en la provincia de Cienfuegos, recuerda que "el sábado vino un carrito de la seguridad del Estado y una doctora".
"¿Qué pasó?, dije. Algo duro pasó, me dijo el marido mío, y yo pensé, mi Yosvany está muerto", relató.
Su hija, Misleidys Vera, completa las referencias del doloroso caso y agrega que cuando las autoridades les entregaron el cadáver de su hermano les dijeron que en la cigarreta —como popularmente llaman en Cuba a las embarcaciones que vienen de Miami a recoger personas—, viajaban 28 personas y sólo tenía capacidad para 15.
"Dijeron que hasta ese momento había ocho cadáveres recuperados, cinco indocumentados y tres con el carné (de identidad), y que además había tres presos", añadió.
"Se comenta que entre los presos está el dueño de la cigarreta", agregó, y recordó que una de las versiones que circulan sobre el suceso afirma que "la cigarreta se había acercado mucho a la costa, chocó con una de las piedras del fondo y empezó a llenarse de agua".
Desde EU su hermano Lázaro denunció que la lancha volcó tras ser "embestida" por los guardacostas cubanos, tras un posible enfrentamiento con éstos.
La esposa del fallecido, Yunisleidys Pérez, recuerda que Yosvany le dijo la última vez que lo vio con vida: "me voy para fuera, no me preguntes más".
En el pequeño poblado de Perico, en la provincia de Matanzas, a unos 140 kilómetros de distancia, otras dos familias sufren sin noticias del paradero de varios familiares que también se aventuraron a cruzar el estrecho de Florida, presuntamente en una operación similar de contrabando de personas hace un mes.
Anisia Inés Casabona Pérez no oculta "cuanto sufrimiento arraiga mi corazón, son dos pedazos de mi vida, tengo lágrimas en mis ojos y el corazón" por la suerte que puedan haber corrido su hija Anabel Amalia Sánchez, de 43 años, y su nieta Lianny Lay, de 16 años.
"Realmente no sabemos a ciencia cierta lo que ha sucedido. Como madre y abuela de dos de los desaparecidos, quisiera que hicieran todo lo posible porque llegue a nosotros la más mínima noticia", subrayó.
La mujer recuerda que la ausencia de sus familiares dura "32 días ya".
"Unos dicen que pueden estar en algún país, o en un barco mercante, pero no ha habido rastros de esa embarcación, ni de ninguno de ese grupo que salió", añadió.
Muy cerca, en una antigua casona de madera Nilda Álvarez vive la misma angustia. No sabe nada de su hija Yusimi Carvajal, de 37 años, quien junto a su esposo Jorge Galbán y sus dos hijos, de 19 y 10 años, se enroló el pasado 23 de noviembre en el mismo viaje que sus vecinas.
"Estoy desesperada por saber de ellos y pienso que en algún lugar deben estar", dice Nilda, al recordar que en un intento anterior en junio pasado "llegaron a Bahamas donde estuvieron retenidos tres meses y medio y después fueron deportados en octubre".
"No me interesa donde estén, pero que estén vivos".