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martes, 17 de abril de 2012

EFE

La Armada colombiana halló a trece inmigrantes ilegales cubanos que se transportaban en una embarcación por aguas del golfo de Urabá, en el noroeste del país, informaron hoy portavoces regionales de esa fuerza.

Los extranjeros ocupaban una embarcación de pesca artesanal que fue interceptada frente a las costas de Titumate, aldea en el Chocó,

El comandante de Guardacostas de la Armada en el Caribe, el capitán de fragata Carlos Alberto Serrano, precisó en un comunicado que los cubanos habían partido de Turbo, puerto en la región vecina de Antioquia, y tenían como destino Acandí, en el Chocó.

Su propósito era el de "seguir su tránsito ilegal hacia Centroamérica", agregó Serrano, quien indicó que los trece fueron dejados a disposición de las autoridades judiciales y migratorias.

El jefe militar recordó que hace solo seis días su misma fuerza encontró en la zona a dos cubanos que iban a bordo de una embarcación tripulada por dos colombianos.

La motonave fue intervenida cuando avanzaba por Bocas de Tarena, paraje costero del Chocó.

Tomado de: CMI.com

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lunes, 30 de mayo de 2011

María Paulina Ortiz
Redacción EL TIEMPO
Foto: Andrea Moreno / EL TIEMPO
Adyel Quintero - Ampliar imagenAdyel Quintero Díaz, experto asesora a otras personalidades de la política, como Gina Parody, candidata a la Alcaldía de Bogotá.

Él repite y cree en una de las frases que dejó Cicerón sobre la oratoria: "El buen orador es un actor al que se le conoce con otro nombre".

Adyel Quintero Díaz es un cubano de 37 años que vive en Colombia hace ocho y cuyo nombre ha empezado a sonar, y no precisamente por su participación en cine o series de televisión (actuó en Operación Jaque, por ejemplo, donde interpretó al soldado con el peto de la Cruz Roja), sino por su otro ángulo laboral: el de consultor en desempeños comunicativos de alto impacto. Y, sobre todo, por los nombres de algunos de sus clientes, entre quienes se cuentan el presidente Juan Manuel Santos, la candidata a la alcaldía de Bogotá Gina Parody, el jefe negociador del TLC con la Unión Europea, Santiago Pardo, y varios miembros de la cúpula militar que él opta por no citar. "Muchos clientes prefieren no hacer público que reciben asesoría y llevarse todos los méritos -dice Quintero-. Oigo que la gente dice: 'qué bien habla fulano', y resulta que es entrenado"...

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martes, 26 de abril de 2011

El artista falleció tras sufrir una caída por las escaleras de un centro comercial.
Por: REDACCIÓN ELTIEMPO.COM

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El trompetista cubano (izq.) falleció tras sufrir una caída en un centro comercial en Cali - Foto: Archivo particular

Luis Fernando Mejía, presidente de la Fundación Amantes del Bolero, relató que el lunes hacia el medio día el trompetista adelantaba gestiones en el centro comercial Pacará, donde se proyectaba la apertura de una discoteca, cuando se presentó el percance.

De acuerdo con las informaciones, Rodríguez, de 61 años, salía del lugar y rodó por las gradas. Sufrió un trauma severo de cráneo y clavícula.

"Fue algo trágico. Al parecer cuando llegó a la clínica ya no tenía signos vitales", dijo Mejía.

Lázaro Rodríguez actualmente dirigía la Nueva Sonora Matancera, conformada por músicos cubanos y colombianos de reconocida trayectoria. Esta agrupación surgió como un tributo a la Sonora Matancera de Cuba.

También dirigía el grupo Yaré y era el director musical del Festival Nacional de Boleros.

Sus amigos aseguran que la muerte lo sorprendió justo cuando le faltaba poco para recibir la nacionalidad colombiana.

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lunes, 29 de noviembre de 2010

Por Sandra Palacios
Especial para El Nuevo Herald
Publicado el 29 de noviembre del 2010

Cuando la hermana Eloísa Barcia Gastón salió de Cuba hace 50 años, no imaginó que su viaje continuaría por todo el mundo ayudando a la gente a tener una mejor calidad de vida. A través de la obra social internacional OSCUS (Obra social cultural Sopeña), que ayuda a miles de adultos a superarse, la cubana vivió en varios países hasta llegar a la sede de Chapinero, en Bogotá.

"Construyendo fraternidad'' es el lema que profesa la hermana Eloísa en OSCUS, una institución fundada en 1902 por la beata española Dolores Sopeña, que creó la Obra de los Centros Obreros de Instrucción cuando nadie se ocupaba de los adultos que no tenían oportunidades. Luego fundó el Instituto de Damas Catequistas. En 1964 los centros obreros tomaron el nombre de OSCUS...

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viernes, 7 de agosto de 2009

POR WILFREDO CANCIO ISLA
WCANCIO@ELNUEVOHERALD.COM
Publicado el viernes, 08.07.09

José Pardo LladaEl veterano periodista, político y diplomático José Pardo Llada, el más influyente comentarista radial de la Cuba republicana, falleció en la mañana del viernes en un hospital de la ciudad colombiana de Cali por complicaciones derivadas de una úlcera estomacal. Tenía 86 años.

"Fue un hombre que hizo feliz a mucha gente, con un gran espíritu de lucha y un corazón en el que cabían dos países enteros'', dijo el viernes su hija, la periodista Bernadette Pardo, comentarista de la emisora WQBA-1140 AM. "Disfrutó mucho la vida, lleno de amor y risa, y tenía un gran sentido de la historia''.

El deceso de Pardo Llada se produjo a las 9 a.m. en la Clínica Sebastián de Belalcázar tras complicarse sus padecimientos digestivos con una neumonía y problemas renales. Según dijeron sus familiares, su situación se deterioró sensiblemente desde la tarde del jueves, cuando cumplía su quinto día de hospitalización en estado de coma.

Con su muerte desaparece una leyenda de la radio y la política cubanas del siglo XX, y una personalidad cívica que deja también sus huellas en la historia colombiana contemporánea...

Para leer todo el artículo, hacer clic [aquí]

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domingo, 21 de octubre de 2007

WILLIAM NAVARRETE
Especial/El Nuevo Herald

Desde Bogotá, en donde vive y trabaja después de su salida de Cuba en 1997, el dramaturgo, guionista y director de televisión Lilo Vilaplana (Nuevitas, 1965) nos entrega su primer libro de cuentos: Un cubano cuenta (Ed. Arfo, Bogotá, 2007), prologado por el actor cubano Rolando Tarajano.

Nueve cuentos conforman este libro que, más que un anecdotario de vivencias o un viaje imaginario, es un ajuste de cuentas con la sociedad cubana actual. Lo que cuenta Vilaplana es, ante todo, la cotidianeidad de cualquier cubano y en ella, como en las obras clásicas de humor negro, el suicidio, la delación, el mercado negro, el hambre, la criminalidad, la sobrevivencia y la huida son aristas de la vida en la Isla que a fuerza de ser recurrentes ya no asombran a nadie. O en el mejor de los casos: la ignorancia de la realidad que se vive en Cuba hace que se les tome por pura ficción.

En Telenovela cubana, Ulises, el protagonista, compra una dosis de orina a la vieja Eloísa para poder declararse diabético y obtener de esta manera una dieta especial de alimentos. Gloria, su novia, es hija de un general y come langostas en la Marina Hemingway, un área exclusiva reservada para extranjeros u oficiales del gobierno. Ulises abandona el país y se instala en Miami. Al padre de Gloria lo retrogradan y termina para ella su vida de privilegios. Para Vilaplana esta circunstancia y la manera en que los acontecimientos posteriores ocurren, significan el comienzo de la ''nueva telenovela cubana''. Tal vez le recuerde, en parte, las razones de su propio exilio. Este cuento lo ha dedicado a Telecolombia que le abrió las puertas y a sus compañeros de trabajo durante los diez años vividos en ese país.

Ha querido el autor dejar como exergo, en la solapa de su obra, una frase martiana que resume muy bien lo que piensa del régimen cubano: ''No se funda un pueblo como se manda un campamento''. Y ha dedicado su libro a sus familiares, amigos y ''a los cubanos que tienen la hombradía de estar en las cárceles cubanas por el solo hecho de pensar en la libertad de su patria''. En Clandestinos tres amigos consiguen pintura y escriben sobre los techos de las guaguas del paradero de la barriada habanera de La Lisa frases que sólo pueden ser leídas desde los balcones de las calles por donde circulan los ómnibus: ¡abajo la dictadura!, ¡abajo Fidel!, ¡abajo el tirano! La idea es tentadora, Vilaplana es uno de los tres amigos que cometen el acto de rebeldía. Antes de que la policía los capture se despierta en el asiento del avión que lo lleva a una nueva vida y a otra tierra.

Un cubano cuenta sorprende por la crudeza y, a la vez, sencillez de sus historias. No se las ha escogido con pinzas, sino que han sido presentadas como se contarían, entre amigos, en una tarde habanera: con desenfado, sutil ironía y no poco humor. Son historias de los años noventa, o sea, del comienzo de la crisis económica más importante de la historia de Cuba. Al referirse a ese

período en su prólogo, Tarajano advierte que ''todo cubano que estuvo allí tiene los noventa dentro del pecho todavía''. Para los también actores Ivelín Giró y Osvaldo Ríos (quienes me extendieron este libro y estuvieron presentes en su lanzamiento en Bogotá), Vilaplana es un excelente cuentista con gracia y talento natural.

Ignoro si el polifacético autor de estos cuentos piensa llevar alguno de ellos a cortometraje. En su haber Vilaplana cuenta con la realización del corto de ficción Se me olvidó decirte, además de que ha escrito varias obras de teatro. Su compilación de cuentos forma parte ya (junto con la obra de autores como Pedro Juan Gutiérrez, Ena Lucía Portela y Amir Valle) de la literatura cubana del colapso social de la Isla. Sospecho que Vilaplana no ha dicho la última palabra y que en materia de buenas letras nos reserva sorpresas mayores.


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martes, 13 de febrero de 2007

POR ALEJANDRA DE VENGOECHEA

Los doctores cubanos Jorge Mulet, Nora García y Ariel Pérez (de izda. a dcha.), en Bogotá
Los doctores cubanos Jorge Mulet, Nora García y Ariel Pérez (de izda. a dcha.), en Bogotá

BOGOTÁ. Alguien les dijo que por la frontera colombiana era muy fácil escapar. Que sólo había que atravesar un puente de cemento armado, que nadie les pediría papeles, que por esos 2219 kilómetros que comparten ambos países, podían hacer lo que les viniera en gana.

Al fin y al cabo, más de una vez Colombia y Venezuela se han enfrentado diplomáticamente por narcotraficantes refugiados en territorio ajeno o por guerrilleros colombianos que entran y salen, secuestran y extorsionan a destajo. ¿Quién iba a pensar que ellos eran desertores cubanos?

A Caracas

Así que ese 18 de marzo de 2005, los cubanos Ariel Pérez, médico de 36 años, Jorge Mulet, fisioterapeuta de 29 años, y su primo, Jorge Antonio Fong, médico de 35 años, pidieron permiso para ir a Caracas a hacer unas compras. Habían vivido un par de años en Venezuela, país con el que el Gobierno de Fidel Castro tiene una serie de acuerdos de cooperación, entre los cuales el más importante es el que permite la exportación de 98.000 barriles diarios de petróleo venezolano, a cambio de recibir el trabajo de médicos, paramédicos y odontólogos cubanos. Según fuentes castristas, 31.000 cubanos trabajan en misiones humanitarias en 68 países, 20.000 de ellos en Venezuela.

«Nos sentíamos orgullosos del trabajo que hicimos allí. Prestábamos nuestros servicios gratis a gente muy necesitada. Pero nuestras condiciones eran muy precarias. Al cabo de un tiempo decidimos desertar», cuentan hoy sentados en una humilde vivienda ubicada en una de las zonas más pobres de Bogotá, la capital colombiana. Dicen que nos los dejaban salir después de determinada hora. Que ganaban un poco menos de 200 dólares mensuales por trabajar toda la semana más de 12 horas. «Hace mucho tiempo que queremos libertad para trabajar, para hablar, para decidir qué hacer con la vida», explica Nora García, de 46 años, quien no ve a su marido desde que atravesó el Atlántico con unos balseros y nunca más volvió de Miami. «Y de alguna manera», interrumpe Mulet, «no hay cubano que no salga de su país sin pensar en jamás volver. Vimos en ese acuerdo humanitario una buena forma de escapar».

Coca-cola y chocolate

Aunque la meta fue, es y sigue siendo llegar algún día a los Estados Unidos, donde todos tienen familia, de Venezuela salieron con 1.200 dólares entre los tres y una mochila con muy poco. «No podíamos levantar sospechas. Sólo íbamos a Caracas a comprar todo lo prohibido en la isla: una coca-cola, un chocolate». Pero tomaron un autobús. Y se bajaron en la frontera con Colombia. Y miraron el puente y pensaron: «Si lo cruzamos no hay regreso», y lo atravesaron sin que nadie les preguntara nada. Después un autobús durante días «con ese miedo genético que tiene el cubano», como dicen y desde entonces, Colombia.

De ellos no se supo que existían sino hasta que, la semana pasada, el Ministerio de Relaciones Exteriores colombiano anunció que estaba estudiando la solicitud de refugio para 45 cubanos, 38 de ellos médicos «que habían llegado gradualmente en 2006 desde Venezuela».

Aunque por ley los cubanos pueden quedarse seis meses en Colombia, muchos de ellos decidieron esperar cuando, en agosto pasado, supieron que los EE.UU. acababan de aprobar el Programa para el Personal Médico y Profesional Cubano -«Cuban Medical Profesional», «Parole», en inglés-, el cual acoge a cubanos profesionales, que hayan decidido desertar de misiones oficiales y políticas del Gobierno cubano en terceros países. Según Ana Carbonell, portavoz del congresista de La Florida Lincoln Diaz-Balart, 360 cubanos han solicitado el «Parole», siendo aceptados 160 hasta el momento. De los 45 cubanos hoy viviendo en Colombia, 19 han salido. Los demás están en un completo limbo migratorio y una situación dramática: viven de los pocos dólares que les pueden girar sus familiares en los EE.UU. No tienen empleo, no pueden salir por temor a que los persigan. Dejaron sus hijos, sus familias, y ahora son desertores lo que en Cuba significa de 8 a 15 años de prisión. Lloran. Viven en una casa miserable.

La situación para Colombia es compleja. Sólo en 1993, y tras 14 años de mantenerlas cortadas, Colombia restableció relaciones diplomáticas con Cuba.

Los médicos cubanos que huyeron de Venezuela y se refugiaron en Colombia a la espera de emigrar a Estados Unidos cuentan a ABC el limbo migratorio del que no saben cómo salir. La historia de una esperanza se convirtió en pesadilla. Malviven como pueden.


martes, 6 de febrero de 2007

Caracas, martes 06 de febrero, 2007

Bogotá.- El Gobierno de Colombia estudia al menos 45 peticiones de refugio presentadas desde el 2006 por cubanos que trabajaban en misiones médicas, deportivas y educativas en Venezuela, informaron hoy fuentes oficiales.

Un funcionario del Ministerio de Relaciones Exteriores de Colombia indicó a Efe que los 45 solicitantes, 38 de ellos médicos, llegaron en distintas fechas al país procedentes de Venezuela por aire y por tierra.

"En el 2006 empezaron a llegar gradualmente por lo menos 45 solicitudes de refugio. No todos son médicos. Hay también entrenadores y deportistas", explicó la fuente.

Añadió que "el gobierno colombiano no ha aprobado ninguna solicitud. Todas están en estudio", dijo y señaló que algunos de los solicitantes expresaron su interés de trasladarse después a Estados Unidos.

Según la fuente, los cubanos participaban en Venezuela en planes de cooperación en salud y educación y entraron a Colombia con pasaportes oficiales, lo que les permite quedarse legalmente en el país al menos seis meses.

Entretanto, diplomáticos de Cuba consultados por Efe dijeron no tener "conocimiento alguno del tema y de todas formas el asunto no tiene relación con nosotros".

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viernes, 2 de febrero de 2007

02 de Febrero de 2007, 01:58pm ET

BOGOTA (AP) - Por lo menos 38 médicos cubanos que desertaron de la misión en Venezuela están atrapados en Colombia, que les negó refugio y esperan si Estados Unidos los asila.

Una política estadounidense emitida en agosto, dos semanas después de que Fidel Castro cedió el poder a su hermano, debería facilitarles obtener asilo desde terceros países.

Pero la petición de dos de estos profesionales fue rechazada por la administración de George W. Bush y el resto esperan temerosos, algunos desde hace seis meses, una respuesta del gobierno estadounidense, según grupo de apoyo en Miami y varios de los médicos que hablaron con la AP.

"Para mí es una ley ficticia", dijo Jorge Toledo, médico de 39 años.

Junto a su esposa Leticia Viamonte, una oftalmóloga, Toledo recibió el 27 de diciembre la notificación negándole su solicitud para entrar a Estados Unidos bajo el programa de Libertad Condicional para Médicos Cubanos Profesionales (CMPP, por sus siglas en inglés).

La decisión inapelable fue comunicada a la pareja en una carta, de la que The Associated Press tiene una copia, firmada por Barbara Strack, jefa de la división de asuntos de refugiados del departamento de Seguridad Interna.

Un vocero de la embajada de Estados Unidos en Bogotá dijo que no comentaría sobre casos específicos de asilo.

Joanna Gonzalez, vocera del departamento de Seguridad Interior, dijo que no comentaría sobres los médicos cubanos abandonados en Colombia, pero dijo que los solicitantes bajo el programa de CMPP "deben pasar un chequeo de antecedentes" como cualquier persona que quiera entrar a Estados Unidos.

Julio César Alfonso, presidente de la organización Solidaridad sin Fronteras basada en Miami, dijo que su organización asiste económica y legalmente a los médicos cubanos que tratan de salir de Colombia.

"No hay explicación por el retraso, estas solicitudes deberían haberse tramitado en un máximo de tres meses", dijo Alfonso, un doctor cubano que emigró a Estados Unidos hace siete años.

Antes del cambio de política, era difícil para los galenos cubanos que desertaban en otros países obtener visas de Estados Unidos porque se consideraba que vivían en esos países y por ende tenían pocos derechos para pedir protección a Estados Unidos.

La relajación de esas reglas, el primer paso concreto de Estados Unidos hacia Cuba desde que Castro se alejó del poder, recibió aplausos de grupos cubano-americanos.

Un vocero de la Cancillería colombiana no respondió llamadas y correos electrónicos requiriendo información sobre el estado legal de los cubanos.

Como Toledo y Viamonte, que viven en un pequeño apartamento en donde hasta los platos son prestados, la mayoría de médicos cubanos está viviendo en precarias condiciones porque no consiguen trabajo sin permiso del gobierno colombiano.

Toledo y Viamonte dijeron ser parte de nueve médicos que fueron a la embajada de Estados Unidos a presentar sus solicitudes de refugio el 11 de agosto, cuando el CMMP fue anunciado en Washington. Del grupo, uno ha sido aceptado, dos rechazados y el resto están en un limbo.

"En ningún momento pensamos que nos rechazarían", dijo uno de los seis médicos del grupo que habló bajo condición de anonimato porque teme sabotear sus oportunidades de obtener la visa. "Pero casi seis meses han pasado y no hay respuesta y después de la negativa a Jorge y Leticia nos estamos preocupando".

Como la mayoría de los médicos cubanos atrapados en Colombia, Toledo y Viamonte desertaron de Cuba tras cruzar ilegalmente a Colombia en diciembre del 2005.

Veinte días después de que Toledo regresó de otra misión médica en Gambia, la pareja llegó a Venezuela en agosto del 2003 como parte de la "Misión Milagro" que Cuba y Venezuela lanzaron para proveer cirugías de ojos a más de 375.000 pobres venezolanos y de Latinoamérica.

Cuba dijo el año pasado que 31.000 de sus médicos servían en misiones humanitarias en 68 países, pero la vasta mayoría están en Venezuela, unos 20.000. Se cree que más de 500 han huido de las misiones en el mundo en años recientes, dijo Alfonso.

En las afueras de Caracas, Toledo y Viamonte dijeron que eran forzados a trabajar siete días a la semana por poca paga y sus relaciones con los venezolanos eran vigiladas.

"No podíamos llamar a nuestras familias ni salir después de la 5 de la tarde, la guardia nacional de Venezuela y las autoridades cubanas nos controlaban a cada minuto", dijo Viamonte. "Nos cansamos de ser tratados como esclavos", añadió.

La pareja planeó su escape por un año. No se lo comentaron a sus padres o su hijo de 12 años, que vive con ellos, cuando fueron a Cuba de vacaciones en julio del 2005.

El día después de su escape, el 10 de diciembre del 2005, usaron cinco taxis para no dejar rastro de su paradero y tras una odisea de 12 horas cruzaron la porosa frontera colombiana.

Una vez en Bogotá, buscaron ayuda en la oficina del Alto Comisionado de Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR), pero hasta ahora el gobierno colombiano sólo les dio un salvoconducto renovable cada tres meses.

Un colombiano los ayudó a sacar de contrabando de Cuba sus diplomas médicos y otros documentos que los acreditan.

Con la negativa estadounidense y de Colombia, ahora viven bajo el constante temor de ser deportados a Cuba.

"Nosotros no pedimos esta ley, pensamos que era milagrosa cuando el programa fue anunciado porque era tan explícito y claro... nunca creímos que nos rechazarían", dijo Toledo mientras contenía una mezcla de lágrimas y enojo.

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