RUI FERREIRA
El Nuevo Herald
La aplastante mayoría de los cubanoamericanos del sur de la Florida cree que Fidel Castro jamás volverá a tomar las riendas del poder, y miran con buenos ojos un diálogo y negociaciones con el nuevo gobierno de la isla sólo si éste da pasos positivos hacia el exilio y Washington.
También por mayoría, cree que los cambios hacia la democracia ocurrirán en un período de cuatro años, graduales y sin violencia, y que los cubanos en la isla deben permanecer en las viviendas que habitan.
Estas son las principales conclusiones de una encuesta comisionada por el National Democrat Network y realizada por la firma Bendixen & Associates, de Miami, la cual El Nuevo Herald obtuvo en exclusivo.
El sondeo fue realizado entre el 14 y el 20 de septiembre pasados, entre 600 cubanos y cubanoamericanos en los condados Miami-Dade y Broward. Tiene un margen de error de más/menos 4 por ciento.
Se trata de la primera encuesta hecha sobre política cubana entre los exiliados después que Fidel Castro traspasó el poder a su hermano, el general Raúl Castro, el 31 de julio pasado.
''Lo que más me llamó la atención es que casi el 80 por ciento de los cubanos piense que la etapa de Fidel ya terminó independientemente de si se muere o no. Esto me parece interesante, considerando las historias que han salido [en la prensa] con Hugo Chávez, las fotos y todo eso'', indicó el presidente de la encuestadora, Sergio Bendixen, quien es considerado próximo al partido demócrata.
Según el sondeo, el 71 por ciento de los cubanos y cubanoamericanos cree que el enfermo gobernante cubano se encuentra en una etapa terminal; el 14 por ciento piensa que se recuperará de la enfermedad pero no volverá al poder, y sólo el 12 por ciento estima que se curará y volverá a tomar las riendas de la isla.
En términos políticos, y al preguntársele cuanto tiempo piensan que hay que esperar para que la democracia se establezca en la isla, el 21 por ciento contestó que de dos a tres años; el 18 por ciento, más de cinco años; el 17 por ciento, de cuatro a cinco años; el 14 por ciento, más de una década, y el 13 por ciento, un año, todo lo cual arroja un promedio de cuatro años. Un 17 por ciento no supo qué contestar.
Pero cuando se les preguntó si la transición democrática tiene más o menos posibilidades de darse ahora que Castro pasó el poder al general, el 55 por ciento respondió que con Raúl Castro esa posibilidad es mucho mayor, mientras que el 30 opinó que es menor. Un 15 por ciento no contestó.
''Esto muestra que se trata de una comunidad informada de lo que está pasando en Cuba, y que ha llegado a una conclusión sobre lo que sucede con Fidel Castro. En contrapartida, nos enseña que es una comunidad que tiene un optimismo moderado con relación a otros puntos'', interpretó Bendixen.
Lo que más sorprendió a los encuestadores fue la postura frente a un posible diálogo de Estados Unidos con un gobierno presidido por Raúl Castro.
El 72 por ciento dijo que ese diálogo debe realizarse bajo la condición de que el gobierno cubano muestre interés en mejorar las relaciones con la comunidad exiliada y Estados Unidos, mientras que el 20 por ciento se opuso. El 8 por ciento no tuvo una opinión al respecto.
''Me sorprendió este ramo de olivo, que un alto porcentaje de personas creyera que se debe negociar. Pero es más significativo porque une a los dos grupos, los que vinieron antes del éxodo del Mariel y después. Esto demuestra que la comunidad tiene un optimismo moderado en un cambio de gobierno y es significativo, porque hablar de diálogo era casi un pecado mortal en Miami'', añadió Bendixen.
Según Joe García, el vicedirector del National Democrat Network, este resultado también constituyó una sorpresa.
''Me gustó el cometido del exilio de seguir hacia adelante, de buscar formas de negociar con un nuevo gobierno. Eso implica una esperanza en buscar soluciones'', comentó.
Otro aspecto interesante, señalaron los encuestadores, es que el 77 por ciento de los cubanos y cubanoamericanos favorece una transición gradual sin violencia, mientras el 20 por ciento la quiere rápida y violenta. Un 3 por ciento no se decidió.
En el 2005, The Miami Herald hizo una encuesta en la que preguntó si los exiliados estaban dispuestos a regresar a la isla una vez que la democracia se abriera paso allí. En ese momento, el 73 por ciento respondió no, y un 17 sí. Ahora, Bendixen repitió la pregunta y esa diferencia se ha incrementado: el 80 por ciento no piensa volver a vivir en la isla frente al 13 por ciento que está dispuesto a regresar para siempre. Hay un 7 por ciento de indecisos.
En esta pregunta, cuando se hace un corte por edades, se descubre que la tendencia al regreso es mayor entre quienes llegaron a Estados Unidos después de la Flotilla del Mariel, en 1980, que entre los que arribaron antes de esa fecha, por 83 por ciento frente a 76 por ciento.
Además, cuando se les preguntó a los encuestados si las viviendas en la isla deben ser devueltas a sus antiguos propietarios, el 67 por ciento contestó que deben quedarse viviendo en ellas sus actuales ocupantes, pero el 20 por ciento se opuso.
''Esto nos enseña que la comunidad cubana tiene una disposición e interés de trabajar por Cuba, de desprenderse de sus propiedades, en contra de la tendencia que hay en la isla de decir a los cubanos que los exiliados quieren recuperar sus propiedades. Pero aquí se vi un número increíble de personas dispuestas a entregar lo poco que tienen en bien del futuro de Cuba'', apuntó García.
Por otro lado, en términos generales, una escasa mayoría aprobó la política trazada por el presidente George W. Bush tras el anuncio de la enfermedad de Fidel Castro, cuando la administración advirtió a los exiliados que deberían ser pacientes y dejar a los cubanos de la isla decidir qué hacer con su futuro, lo cual fue criticado por sectores más conservadores del exilio que han dado un fuerte apoyo al mandatario en las dos últimas elecciones.
En números claros, el 53 por ciento estuvo de acuerdo con el Presidente, el 28 por ciento rechazó su punto de vista y el 21 por ciento no tuvo opinión al respecto. No obstante, el 49 por ciento favoreció las restricciones en los viajes a la isla y el envío de remesas implantados por Bush en el 2004, mientras que el 45 por ciento se opuso. En este sentido, el mayor rechazo se encuentra entre los cubanos llegados después del éxodo del Mariel.
''Lo interesante aquí es que el 80 por ciento de la comunidad cubana apoya al Partido Republicano, pero [en el sondeo] sólo el 53 por ciento aprobó la política presidencial [hacia Cuba]'', indicó García.
Sobre el embargo comercial, las cifras son claras. El 53 por ciento respondió que debe seguir, mientras el 36 creyó que hay que acabar con él. El 11 por ciento no supo qué contestar. Aun así representa una disminución con relación a la encuesta de The Miami Herald del año pasado, cuando el 62 por ciento abogó por el embargo comercial de EEUU al régimen de La Habana.
''Nos muestra que el exilio no es monolítico, hay muchas diferencias recientes, con generaciones que tienen una perspectiva diferente de los eventos que están pasando dentro de Cuba'', añadió García.