Posted on Fri, Oct. 27, 2006
En una voz calmada, en la que se detectaba de todos modos cierta dosis de embriaguez y de de rabia, el representante estatal, Ralph Arza, dejó un mensaje de 20 segundos en el teléfono celular de su colega, Gus Barreiro, después de las 8 de la noche del sábado pasado.
"Oye, perra", dijo Arza, a quien Barreiro acababa de acusar formalmente de haber usado epítetos raciales. "No eres nada más que una perra. Eres sólo una perra. Dios te bendiga, perra".
Algún tiempo después, con una voz algo menos calmada, Arza dejó un segundo mensaje: "Ay, perra. No eres nada más que una perra, nada más que una perra, hermano, mi negro".
Entonces los mensajes se tornaron intimidantes.
Un individuo, hasta ahora no identificado, poco después dejó otros tres mensajes grabados en inglés y en español en los que se mezcla toda una serie de palabrotas y amenazas que inquietaron a Barreiro, quien es republicano como Arza. Barreiro es de Miami Beach. Arza vive en Miami Lakes.
"Lo que eres es un gran chivato", gruñe la segunda persona que llamó, y la intensidad del tono aumenta: "Te voy a agarrar".
Y con esas palabras comenzó un espectáculo político que ha dado lugar a una investigación criminal, a otra investigación legislativa interna, a fricción racial en la legislatura del estado y a un esfuerzo combinado por sacar a Arza.
Las consecuencias políticas inmediatas: una sacudida a la unidad del Partido Republicano en la Florida ahora que al representante Marco Rubio, amigo de Arza, le falta sólo un mes para convertirse en el primer presidente cubanoamericano de la Cámara de Representantes de la Florida. Todo esto amenaza con dividir a dicha Cámara en líneas marcadamente partidistas.
Los demócratas de la Florida, que sólo ocupan una tercera parte de los escaños de la Cámara estatal, dijeron en una enfática resolución el miércoles que se van a negar a sentarse en el mismo lugar en que se sienta Arza, a quien acusan de haber actuado como un obsceno bravucón.
Rubio le ha pedido a Arza que renuncie, pero éste se ha negado. El gobernador Jeb Bush se negó a llegar tan lejos, diciendo solamente que Arza "tiene un problema".
Arza ha dicho que son el alcohol y los problemas para lidiar con la cólera lo que dieron lugar a que dejara esos mensajes, obtenidos ayer por el Herald.
Rubio dice que dos horas después de haberse enterado de la situación, él contactó al dirigente minoritario Dan Gelber, de Miami Beach, y a la representante Dorothy Bendross-Mindingall, miembro principal del concilio político de raza negra, para decirles que por lo menos habrá que descalificar a Arza para cualquier puesto de jefatura.
"Los dos primeros mensajes fueron comentarios indebidos entre colegas, opinión que Arza comparte", dijo Rubio. "En el segundo mensaje utiliza un término inapropiado e indecoroso. No sé quién es la persona que dejó los otros mensajes, que obviamente son mucho más fuertes y más inquietantes".
Al no poder persuadir a Arza a que renunciara, el presidente de la Cámara Baja, Allan Bense, inició una rápida investigación sobre su comportamiento, y espera decidir en una semana si se le someterá a alguna acción disciplinaria. Eso podría incluir una reprimenda, censura o expulsión, pero esto último requiere un voto de dos terceras partes de la Cámara.
El único miembro de ésta que ha sido expulsado fue el representante E. Bert Riddle, acusado de haberle enviado mensajes indecentes a una mensajera de la cámara legislativa de 12 años de edad en 1961. Riddle era maestro y cantor evangelista, y había estado preso por acusaciones de haber tocado indebidamente a una joven de 13 años en su escuela religiosa.
Ayer, un grupo de dirigentes republicanos del sur de la Florida le enviaron un mensaje electrónico a Arza "condenando" su lenguaje racista e instándolo a que renunciara.
"Esperamos... --no, exigimos-- un nivel más alto de integridad y de respeto por parte de nuestros funcionarios electos", dijo el correo electrónico firmado entre otros, por los miembros del Comité Republicano Ejecutivo de Broward, Carolyn Kennedy, Levi Williams y Andre Cadogan, presidente del Black Republican Club del Condado de Palm Beach.
"Tus acciones y las de aquellos que comparten tus opiniones no serán toleradas por los que representamos a nuestras comunidades", agrega la declaración.
Pero los problemas de Arza van más allá de la desaprobación de sus colegas. La policía estatal y local está examinando si los mensajes violan leyes estatales que prohíben amenazar, manipular o tomar represalias contra testigos.
Barreiro, cuyo término en el cargo está a punto de terminar, exhortó a Arza a dejar el cargo voluntariamente y retirarse de la campaña de reelección de noviembre.
"Espero que Ralph comprenda toda la cuestión", dijo Barreiro ayer. "No hay legislador más importante que el que ocupa un escaño".
Los problemas de Arza comenzaron a principios de este año cuando Barreiro reveló que Arza se refería al superintendente escolar de Miami-Dade, Rudy Crew, con un epíteto racial. Crew más tarde presentó una queja formal en la Cámara pero fue desestimada porque él no escuchó directamente a Arza.
Barreiro presentó su propia queja la semana pasada, diciendo que escuchó el mensaje en el que Arza usó el insulto racista que avergonzó a la Cámara de Representantes de la Florida. Una historia sobre la queja fue publicada en el Miami Herald el sábado por la mañana.
Cuando Arza llamó primeramente al celular de Barreiro el sábado, se oyó una voz lejana de mujer diciendo, "Ralph". Citando fuentes, reportajes anteriores en el Miami Herald sobre los mensajes de Arza dijeron que usó la palabra n---- para referirse a Crew, aunque las grabaciones acabadas de publicar muestran que no lo hizo.
Barreiro dijo que no tuvo otra alternativa que reportar las llamadas a la policía porque los mensajes lo asustaron.
"Estaba preocupado por mi familia, porque creo que no puedes desestimar amenazas de esta naturaleza", dijo Barreiro. "Lo tomé seriamente. Tomé precauciones para toda mi familia".
cmarbin@MiamiHerald.com