Diario Las Americas
Publicado el 11-20-2006
Por Ánges Torres
El legendario Andrés (Titi) Fleitas, quien nació en el Central Constancia, el 8 de noviembre de 1916, pero que fue inscripto en Abreus, Las Villas, que es el lugar más cercano donde existe un juzgado municipal, celebró su cumpleaños número 90 el pasado 8 de noviembre, en unión de sus familiares y amigos, en la ciudad de Miami donde reside. En su honor podemos decir que fue presidente de la Federación de Jugadores Cubanos en el Exilio y es miembro de los Salones de la Fama del Béisbol y Deportes Cubanos.
El ex receptor y primera base, se inició jugando pelota con la Casa Stany de Cienfuegos de 1936 a 1938. Posteriormente integró la Liga Nacional de Amateurs de Cuba, vistiendo la franela del Central Hershey en 1938, lo que realizó por cinco años. Durante todo ese tiempo, ganaron tres campeonatos consecutivos en 1938-39-40, dirigidos por Joaquín Viego, quedando en segundo lugar en 1941, cuando Conrado Marrero condujo al Cienfuegos Sport Club al banderín del circuito, comandados por T. González. Al año siguiente finalizaron en tercera posición, en un torneo donde triunfaron las huestes del Círculo Militar y Naval, liderados por Evelio Miranda. Fueron cinco temporadas gloriosas, cuando el béisbol era realmente de aficionados en la ahora isla esclava.
Fleitas participó en tres Series Mundiales Amateurs en 1939, 1941 y 1942. En la primera de ellas celebrada en el Estadio La Tropical, triunfaron los cubanos a pesar de que el lanzador “Chino” Meléndez de Nicaragua, elaboró una cadena de 27 ceros al hilo, producto de tres lechadas. En 1941 ganó Venezuela, pero en 1942, volvieron a vencer los cubanos con la ayuda de Fleitas, quien conquistó la corona de los bateadores, pegándole a la bola a un astronómico ritmo de .405.
Ingresó a la pelota profesional en el invierno de 1942, utilizando el uniforme del Almendares. Continuó con los Azules hasta la campaña de 1946-47. En 1947-48 participó con los Alacranes en el Campeonato de la Federación, pero a mediados del mismo, se cambió al Estadio del Cerro con el Almendares, con los que permaneció hasta 1951-52, cuando comenzó con los Azules y terminó con los Tigres de Marianao. Inició el torneo siguiente con los antiguos Monjes Grises y después pasó a los Rojos del Habana, para quienes se mantuvo hasta 1953-54. Finalizó su carrera en la extinta Liga Cubana con los Elefantes del Cienfuegos en 1954-55.
En sus 13 años de actuación en Cuba, apareció en 537 encuentros y en 1,811 veces al bate, conectó 496 hits, incluyendo 81 dobles, 18 triples y 9 jonrones, para un average de .274, impulsando además 224 carreras, anotando 195, alcanzando un total de 641 bases con sus batazos y robándose 21 almohadillas.
A pesar de batear en tres ocasiones sobre las tres cifras, su mejor campaña se produjo en 1946-47, donde fue seleccionado el Jugador Más Valioso, con promedio ofensivo de .316. Por su actuación, recibió una bonificación de $1,100, adquiriendo además $630 que le recogieron un grupo de admiradores, durante una suscripción popular. En esa época, esa cantidad de dinero no era despreciable.
La fama y admiración por Fleitas, adquirió características legendarias, por formar batería con los zurdos Max “El Monstruo” Lanier (dos veces) y Agapito Mayor, en los tres desafíos más famosos de la pelota criolla, celebrados el 23, 24 y 25 de febrero de 1947, que significaron las tres victorias que necesitaban los Azules para coronarse campeones a costa de los Leones del Habana.
Lo curioso es que ese mismo año, Fleitas jugó para el Monterrey que ganó el banderín de la Liga Mexicana, dirigido por el cubano Lázaro Salazar, compartiendo labores con sus compatriotas Carlos Colás, Roberto Ortiz y su hermano Oliverio, Leonel Aldama, Tomás de la Cruz, Wilfredo Salas y Basilio :El Brujo” Rosell. Igualmente con varios norteamericanos que compitieron en los torneos cubanos como Talúa Dandridge, Leon Day, Theolic Smith y Fred Martin, sumando al venezolano Alejandro “Patón” Carrasquel.
Fleitas desperdició la oportunidad de ascender a las Grandes Ligas, porque se dejó tentar por las ofertas de los hermanos Pasquel y se fue contratado a México de 1945 a 1947, acumulando promedio ofensivo de .304. Sin embargo su hermano mayor, Angel Fleitas, vistió brevemente los colores de los Senadores de Washington. En 1943-44, Andrés había participado con el Jersey City de la Liga Internacional en la Triple A, donde compartió los arreos con Gus Mancuso. Tras sus tres años en México, se reincorporó al béisbol organizado en 1948 con el Chattanooga de la Asociación Americana, pero ya era muy tarde para recibir una oportunidad en las Ligas Mayores. Sin embargo, participó en cuatro Series del Caribe, dos con el Habana y un par con el Almendares, siendo la más inolvidable la de 1952, en Panamá, cuando fue reforzando al Habana y le recibió los bultos postales a Thomas (El Potro Salvaje de Texas) Fine, quien se anotó el único partido sin hit en la historia de esas competencias, dejando en ceros por todos lados a la Cervecería Caracas de Venezuela, al blanquearlos, 1-0, en un tremendo duelo de serpentineros contra el nudillista Al Papai, el 21 de febrero de 1952. Lo inaudito fue que Fine y Fleitas habían sido agregados al elenco por el manager de los Rojos, Miguel Angel González, en sustitución del nudillista Hoyt Wilhelm y el receptor Ray Katt, que no pudieron hacer el viaje. En 1952 y 1953 jugó con los Havana Cubans, bajo la dirección de Fermín Guerra en la primera de las dos temporadas y Armando Marsans en la segunda. Al año siguiente, casi en el ocaso de su prestigiosa carrera, participó en cuatro partidos con los Cubanos Reyes del Azúcar, que hacían su debut en la Liga Internacional de la triple A, comandados por Regino Otero. Fleitas sin dudas ha sido un gran ídolo del deporte cubano.