Posted on Fri, Nov. 24, 2006
RUI FERREIRA, JOAQUIM UTSET y ALEJANDRA CHAPARRO
El Nuevo Herald
Empleados del Miami Herald - Foto: NURI VALLBONA/ MIAMI HERALD
El caricaturista José Varela, que esta mañana se atrincheró en la redacción de El Nuevo Herald armado con un cuchillo y una submetralladora, se entregó a la policía de Miami pasadas las 2:15 p.m. del viernes, según supo El Nuevo Herald.
Varela, el caricaturista habitual del periódico, depuso su actitud después de casi 4 horas de asedio. La redacción fue evacuada. No hay reportes de heridos.
“Estás hablando con el nuevo director del periódico, y estoy aquí para desenmascarar los verdaderos conflictos del periódico. Aquí se burlan de los exiliados, hay problemas con el pago…", había dicho el caricaturista en conversación telefónica con un reportero de El Nuevo Herald.
"Tu sabes que el periódico dura poco hoy, se acabó este problemita ya, esto es una pocilga y alguien tiene que pagar, alguien tiene que hacerlo, porque esto va a ser como limpiar la m... Es tiempo suficiente ya que se están burlando de la gente, hoy lo van a ver como una violencia. Pero alguien tiene pagar y ese va a ser [el director Humberto] Castelló”, agregó a las 11:43 a.m.
En una segunda conversación, alrededor de la 1 p.m., Varela repitió su demanda de la renuncia del director de El Nuevo Herald, y añadió la del director ejecutivo de The Miami Herald, Tom Fiedler.
“Lo que yo quiero es decir la verdad, porque aquí ha habido un conflicto de intereses, porque [Castelló] está tratando de salvar su cabeza”, añadió el caricaturista, quien al menos en una ocasión se comparó con la activista afroamericana, Rosa Parks.
“Esto es como ella… alguien tiene que tomar el primer paso. Y si Castelló no se va, pues yo soy el director ahora. Esto no es un golpe de estado”, enfatizó.
Varela parecía calmado, y durante la conversación de casi 10 minutos, subrayó en dos ocasiones la posibilidad de no salir vivo del trance.
“Hago esto porque… esto es un llamado aquí. Puedo morir aquí, pero esto va a saberse en Miami y lo digo yo porque tengo credibilidad, y tengo que decirlo… ¿hasta cuándo voy a aguantar la bobería esta de hacer caricaturas sobre Bush y un Fidel Castro bobo… el periódico es mucho más que eso”, dijo Varela.
Según sostuvo, “aquí no hay nada ulterior ni oculto”, pero “es lo que tengo que hacer hoy. No creo en las leyes, [el ex actor, OJ] Simpson mató a su mujer y ahora está en la calle. Las leyes se cambian por gente como Rosa Parks”.
“Aquí tienen que rodar cabezas, y Castelló tiene que renunciar… aunque a mi maten. Yo estoy muerto ya. Yo no soy ciudadano americano, vine porque soy un refugiado político y lo sigo siendo. No vine por oportunismo, no vine por el sueño americano. ¿Pregúntale a la gente si hay sueño mericano, pregúntale a la gente que se está muriendo en Irak? Ahora déjame, que me tengo que concentrar”, añadió.
La comunicación del reportero de El Nuevo Herald con el caricaturista no pudo reanudarse más tarde, a pedido de los negociadores policiales.
Varela conversó además con el periodista radial Tomás García Fusté a quien, al parecer, pidió que lo comunicara con el padre Alberto Cutié.
“Hablé con él hace una hora, me dijo ‘estoy de director del Herald’… en el primer momento vi que era él , pero no lo podía creer prácticamente, conversé con un amigo de él, pero pensé que era una broma. Me ha pedido que lleve al padre Alberto a hablar con él, pero no creo que la policía me deje entrar”, dijo Fusté.
El caricaturista llamó al activista demócrata Joe García, con quien conversó en tres ocasiones, pero éste no quiso revelar el contenido. “Está nervioso, pero la situación se puede resolver con calma si lo escuchan, el sólo quiere ser escuchado y que se diga la verdad sobre lo que ha pasado en la redacción de El Nuevo Herald. Sus conflictos y problemas”, dijo García.
El caricaturista entró a la redacción sobre las 10:40 a.m. vestido de uniforme militar de camuflaje y tras sostener un breve intercambio con uno de los editores de fotografía, se dirigió a la oficina del director, entonces vacía.
“Al entrar sacó el arma y comenzó a botar cosas al piso y a decir "que alguien tenía que pagar lo que está sucediendo. Yo estaba hablando por teléfono, colgué, me refugié en el baño”, constató una reportera presente.
Minutos después, el equipo táctico de la policía ha comenzado a circundar el edificio e instaló un centro de mando en la entrada principal y han comenzado ya las negociaciones con el caricaturista, quien se encuentra solo en la redacción, en el sexto piso de One Herald Plaza.
Varela, “está parapetado en el edificio, pero no tiene ni rehenes ni a nadie. Está sólo. Nosotros estamos entablando comunicación con él”, dijo el jefe de la policía de Miami, John Timoney.
La semana pasada, Varela estuvo en la redacción de El Nuevo Herald y comentó por lo menos a un editor y un reportero que había adquirido una submetralladora UZI y una escopeta de cañones recortados.
Varela adujo sentirse inseguro en la zona de la ciudad de Júpiter, a donde se había mudado tras su divorcio. El caricaturista mantiene una vinculación laboral con El Nuevo Herald sobre la base de las colaboraciones.
Es la segunda vez en año y medio que el edificio de Miami Herald Media Company, en el downtown de la ciudad es blanco de un hecho de violencia. El 27 de julio del año pasado, el ex comisionado de la ciudad de Miami, Arthur Teele se suicidó en el vestíbulo del inmueble.