Mercedes L. García
Ernesto Lecuona
Ernesto Lecuona, como se conoce al que puede ser catalogado como el músico cubano más importante durante la primera mitad del Siglo XX, comenzó a estudiar piano en el año 1903 bajo la tutela de Ernestina Lecuona, una hermana 14 años mayor que él famosa profesora de música. Además de Ernesto y de Ernestina, otros de sus 11 hermanos alcanzaron destacarse en el campo de las artes: Elisa Lecuona, excelente cantante lírica y Fernando Lecuona, un creador intelectual.
Un año después prosiguió sus estudios de piano en el Conservatorio de Carlos Alfredo Peyrellade, donde obtendría notas de sobresaliente en el curso correspondiente a su primer año de piano en 1905. A los 13 años de edad, en 1908, publicó su primera obra musical nombrada Cuba y América, estrenada por el maestro Martín Varona en un concierto a cargo de la Banda del Cuerpo de Artillería. Ese propio año Varona la ejecutó en los Estados Unidos.
Para el año 1910 sus profesores fueron Antonio Saavedra y Joaquín Nim y por consejo de este último fue Hubert de Blanck quien continuó con su educación organizando el primer recital de Ernesto Lecuona para el año 1912 cuando contaba con 17 años. En dicho recital, el artista interpretó danzas de su propia inspiración, entre ellas La Comparsa, además de otras piezas de Liszt y de Chopin.
Sus extraordinarias condiciones como intérprete del piano lo llevaron a ejecutar obras representativas del repertorio universal para este instrumento y a presentarse con éxito frente a destacadas personalidades, tales como Maurice Ravel, Joaquín Turina, Adolfo Salazar, Joaquín Nin y George Gershwin, entre otros.
Entre sus obras destacan las zarzuelas, Canto Siboney, Damisela Encantadora, Diablos y Fantasías, El Amor del Guarachero, El Batey (1929), El Cafetal, El Calesero, El Maizal, La Flor del Sitio, Tierra de Venus (1927), María la O (1930) y Rosa la China (1932); las canciones Canto Carabalí, La Comparsa (mundialmente célebre) y Malagueña (1933), perteneciente a su suite Andalucía; sus obras para danza, Danza de los Ñáñígos y Danza Lucumí; la ópera El Rumbero de Yarey, la Rapsodia Negra para piano y orquesta, así como su Suite Española.
Sus últimos conciertos en Cuba los ofreció durante los días 23, 27 y 30 de mayo de 1959, luego de lo cual emigró hacia la ciudad de Tampa, Florida en los Estados Unidos donde vivió hasta el mes de mayo de 1963. Su próximo destino, ya gravemente enfermo y por consejo médico, o quizás por seguir los pasos de su padre, lo fue Santa Cruz de Tenerife, pasando poco después a Málaga, cuya alcaldía lo nombró “Hijo Adoptivo de Málaga y le obsequió una casa de playa en agradecimiento por su obra Malagueña.
Lecuona viajó a Barcelona pero su salud de agravó nuevamente por lo que tuvo que regresar a Tenerife hospedándose en el Hotel Mencey, lugar donde murió a las 23.00 horas del 29 de noviembre de 1963. Sus restos fueron trasladados a Nueva York, donde se le dio sepultura en el cementerio de Westchester
Hotel Mencey, Tenerife, Islas Canarias