DANIEL SHOER ROTH
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En 1961, Luis León salió de Cuba a Miami sin sus padres. Sólo tenía 11 años, un cepillo de dientes, una muda de ropa y $3 en el bolsillo. Pero también traía un corazón que décadas después lo llevaría a dirigir una iglesia histórica aledaña a la Casa Blanca conocida como la iglesia de los presidentes.
El próximo lunes, aquel joven que formó parte de la Operación Pedro Pan recitará la bendición en la ceremonia que investirá por segunda vez a Barack Obama como presidente de Estados Unidos. Y encarnará el espíritu de lo que significa ser un ciudadano de este país, así como de los valores de diversidad e inclusión que representa el presidente reelecto.
Es un honor ser parte de un hito de la historia estadounidense, puesto que todas las investiduras presidenciales lo son, y es un honor especial por ser un inmigrante en este país, el único país donde un hecho como éste puede suceder, afirmó León el miércoles en una entrevista telefónica con El Nuevo Herald desde la Iglesia Episcopal St. Johns, en Washington. Siento que de cierta manera estoy representando a la comunidad hispana de Estados Unidos. Somos una parte importante de este país.