domingo, 5 de marzo de 2006


Posted by Picasa [César Évora. Foto de Archivo]

Artes Escénicas

La ceremonia de entrega del premio será el martes 21 de marzo en el Teatro Nacional de Santo Domingo.

Redacción EER

jueves 2 de marzo de 2006 13:30:00

El actor cubano César Évora recibirá el premio Casandra Internacional que otorga la Asociación de Cronistas de Arte (Acroarte), de República Dominicana, en una ceremonia que se realizará el martes 21 de marzo en Santo Domingo, informó El Nuevo Diario.

Según el diario dominicano, Évora dijo sentirse muy feliz de recibir este premio, pues es uno de los más importantes de Latinoamérica.

El actor, famoso por sus actuaciones en telenovelas, ha formado parte del elenco de La madrastra, Entre el Amor y el Odio, El manantial, Abrázame muy fuerte, Laberintos de pasión y El Privilegio de Amar, entre otras.

Nacido en La Habana, el 4 de noviembre de 1959, Évora estudió Geofísica para dedicarse a la búsqueda de petróleo y minerales, y aunque quiso dejar la carrera, no lo hizo porque tenía que pasar el servicio militar.

En Cuba estudió cine, pero se decantó por la actuación. Ha trabajado en películas como La bella del Alhambra y Un hombre de éxito, de mediados de los años ochenta.

A inicios de la década del noventa se estableció en México, y en 1999 se convirtió en ciudadano de ese país.

El artista, quien estará en el filme dominicano sobre las hermanas Mirabal, arribará a Dominicana el sábado 18 de marzo, procedente de México.

La Asociación de Cronistas de Arte anunció que los premios Casandra se transmitirán en vivo en Dominicana el martes 21 de marzo a través del Telecentro, canal 13, y RNN, canal 27.

Posted on Sun, Mar. 05, 2006

JORGE EDWARDS
El País

Volvemos de cuando en cuando, por caminos diversos, en un sistema constante de reapariciones, al tema, que parece viejo, pero que se renueva a cada rato, de las vanguardias.

Las vanguardias fueron la gran revolución estética del siglo pasado, pero si uno las examina de cerca, llega a la conclusión de que fueron movimientos revolucionarios llenos de precursores, ampliamente anunciados. Los gérmenes del surrealismo, del creacionismo, del suprematismo, de los numerosos ismos de los años 1910 y 1920, ya se encontraban en la literatura y en la pintura románticas.

Y a poco andar se notó, porque de hecho existía de antemano, una contradicción profunda, insuperable, entre la vanguardia estética y las revoluciones políticas de la misma época: contradicción que también era antigua, que se renovaba entonces y que vuelve a renovarse ahora.

Me encuentro por azar, entre los papeles de este verano del hemisferio sur, con una entrevista reciente al pintor cubano Waldo Díaz-Balart. Waldo Díaz-Balart o Waldo Balart, como se lo conoce en el mundo de la pintura española, es un exacto contemporáneo mío y ha vivido todos estos años en Madrid.

A pesar de esto, no había escuchado hablar de él nunca. Viví un tiempo en Cuba, recibo ecos de la vida cubana a cada rato, de la del interior y la del exilio [. . .], y sin embargo no sabía una palabra de este Waldo Balart.

Hay una parte de culpabilidad mía en esta radical ignorancia, no lo niego, pero también influye un fenómeno propio de las revoluciones, una contradicción profunda. Las revoluciones se hacen para luchar contra la injusticia, pero producen de una manera inevitable sus injusticias propias, de otra naturaleza, mucho más difíciles de subsanar que las antiguas.

Desde que salí de Cuba hace ya un poco más de treinta años, me encuentro cada cierto tiempo, a distancia o en forma personal, con seres humanos interesantes, valiosos, de talento y de carácter, que la revolución ha silenciado de un modo implacable. La revolución es una máquina de exaltar a determinados personajes y de tragarse a otros: es un mecanismo incansable, voraz, que pone a unos en un pedestal y que tritura y destruye a otros, a menudo a los mejores.

No sé si existe alguna excepción a esta regla. No sé si las revoluciones libertarias, independentistas, de América del Norte y del Sur podrían considerarse excepciones. [. . .] Si las repúblicas hispanoamericanas son hijas de una revolución, probablemente son hijas torcidas, o prematuras, y de ahí los problemas que arrastran hasta el día en que escribo estas líneas.

En una de mis etapas en París, en los comienzos de la década del 70, solía visitar a un arquitecto cubano exiliado, Ricardo Porro. Era uno de los grandes arquitectos de su generación, ampliamente respetado en Francia por sus pares, pero uno tenía la impresión de que el exilio, el exilio sin vuelta posible, reforzado, además, por el silencio, lo iba destruyendo en forma inexorable, como una especie de enfermedad crónica.

Es mucho más fácil, me dijo un día Carlos Franqui, ya no recuerdo en qué parte del mundo, ser exiliado chileno, víctima de un gobierno internacionalmente repudiado y además con la esperanza cierta de regresar al país en un día no demasiado lejano, que ser exiliado de Cuba y del castrismo.

Había una foto suya en un balcón en compañía de Fidel Castro y de otros dirigentes, ampliamente publicada en los años iniciales, y después, en años más recientes, había sido publicada de nuevo, pero retocada, con él suprimido. En otras palabras, los disidentes, los respondones, los incómodos, estaban destinados a desaparecer de la historia y de sus testimonios. El sentido de esos ''retoques'' no podía ser más claro [. . .].

No hay que olvidar que también existían los exiliados interiores, los muertos en vida, pero adentro, en los laberintos descascarados de La Habana o de las ciudades de provincia.

Una vez, allá por enero de 1971, salí del departamento de Pepe Rodríguez Feo, al final de una tertulia interesante, incluso apasionante, pero temerosa, entre susurros, y divisé una sombra que se deslizaba por un corredor, miraba de reojo y después se encerraba en un cuarto oscuro. Era, me explicaron en voz baja, Virgilio Piñera, uno de los grandes escritores silenciados de ese tiempo, uno de los muertos en vida más ilustres.

Son historias increíbles del sello de la revolución. La cara son los García Márquez, los Julio Cortázar, los Eduardo Galeano, y yo me quedo sin la más mínima vacilación con el sello. Ahí, desde hace ya más de treinta años, están todas mis simpatías. No lo niego en absoluto, y tengo conciencia de haber tenido que pagar por esta elección un precio bastante alto.

Pues bien, vuelvo a mi nuevo descubrimiento, a este resucitado reciente. Waldo Balart, este artista contemporáneo de quien no había escuchado hablar una sola palabra, cuenta que salió de Cuba apenas Fidel Castro tomó el poder en 1959. ¿Por qué? Porque a él no le cupo ``ninguna duda de lo que iba a suceder''.

Si uno comenta el caso con algún funcionario, con un cubano del castrismo, la respuesta es de cajón. Balart, que vivía en la isla, trabajaría en algún museo, en alguna academia de pintura, en la sección de arte de algún periódico, y sería, por consiguiente, un ''repugnante colaborador'' con la dictadura de Fulgencio Batista.

Pero en el caso suyo había un notable elemento adicional, una situación extraordinaria y comprometedora. Waldo Balart era hermano de Mirta Díaz-Balart, la primera esposa de Fidel Castro, la madre legítima de su hijo Fidel, más conocido en Cuba como ''Fidelito''. En otras palabras, era cuñado, ni más ni menos, del Comandante en Jefe, y optó por huir a los Estados Unidos en la primera ocasión. Conocía demasiado bien al personaje, lo tenía dentro de la familia y prefirió tomar una prudente distancia.

El caso de Waldo Balart, como el de Ricardo Porro, como el de otros artistas cubanos que me tocó encontrar en Francia a comienzos de la década de los 60, es un perfecto ejemplo del conflicto insuperable entre la revolución estética que practicaban las vanguardias y la revolución social y política.

En la entrevista afirma que tenía gran interés en el suprematismo del ruso Malevich y en la tendencia llamada ''concreta'' de pintores como Piet Mondrian. Ya me imagino lo que podrá haber sido una conversación de sobremesa entre Balart y su cuñado Fidel Castro acerca del suprematismo, del constructivismo, de Mondrian y sus formas depuradas, geométricas, no figurativas.

El artista llegó a Nueva York, se inscribió en cursos del Museo de Arte Moderno, el MOMA, y pronto se incorporó a los ambientes de pintores todavía poco conocidos como Frank Klein, De Kooning o Andy Warhol. Observó de cerca los experimentos que hacía Andy Warhol en el cine, donde trabajaba con seres marginales, drogadictos y travestidos, gente que en Cuba habría ido a parar en menos de lo que canta un gallo a las famosas Unidades Militares de Ayuda a la Producción.

Balart, que al cabo de algún tiempo emigró de Nueva York a Madrid, se hace algunas preguntas esenciales acerca de lo que sucedió en su país. Como suele suceder con la gente de su profesión, no es hombre de muchas palabras, de gran facilidad expositiva, pero ha leído mucho y tiene una cultura filosófica interesante. Después de meditar un rato, llega a una conclusión tajante, que podemos compartir o no compartir, pero que no podemos descartar de un manotazo.

''Castro está ahí porque lo quisimos nosotros'', declara en la entrevista recogida en el número de enero de este año de la revista Cuadernos Hispanoamericanos. ``Porque no supimos ver a tiempo la terrible amenaza que se cernía sobre el país. A veces pienso que los cubanos nos suicidamos, así como lo hicieron los argentinos y ahora mismo lo están haciendo los venezolanos''.

Salvarse, al final, es una cuestión de salud, de energía, de perseverancia, de lucidez sin concesiones. Fidel Castro cumplirá 80 años en el 2006 y Waldo Balart cumplirá 75. El se propone, con entusiasmo juvenil, viajar de inmediato a Cuba después de la era de Fidel. Habrá mucho que hacer, piensa, y se declara dispuesto a darlo todo.

Una prueba de su vigencia es que los jóvenes cubanos que viajan a Madrid llegan a visitarlo y se entienden de inmediato con él sin la menor dificultad. Como alguien me dijo en un contexto muy diferente, la historia es lenta, y avanza, me permito agregar, por senderos enteramente imprevisibles.

Severo Sarduy, Cabrera Infante, Virgilio Piñera, entre muchos otros, no alcanzaron a vislumbrar el final del túnel, pero algunos lo verán y otros incluso saldrán y encontrarán otro paisaje. En otras palabras, los suicidados de la historia tendrán la opción de resucitar.



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Posted on Sun, Mar. 05, 2006

OLGA CONNOR

No sólo es un drama de una familia cubana atrapada en la crisis de una dictadura y una revolución, sino también una colaboración de ''familias'' el filme de Andy García La ciudad perdida/Lost City, que se estrena hoy en el Festival Internacional de Cine de Miami presentado por el Miami Dade College.

Son su ''familia'' del cine, que colaboró con él por salarios mínimos según los reglamentos del sindicato, su ''familia'' de actores cubanos, que se conocen desde su época de secundaria en Miami, y su familia íntima, lo que fue económico, en una cinta de presupuesto mínimo.

''Absolutamente'', me confirmó Andy García, ''a la mayoría de esta gente las he conocido por más de 20 años. Y al que no conocía, que vino a hacer la parte de mi hermano [Luis, ``Peligro'', del Directorio], Néstor Carbonell, es ahora como mi hermano, un actor consumado. Enrique Murciano [otro hermano en la película, el fidelista], es mi ahijado en la vida real''. También lo es Richie Márquez, Rega en la cinta. ''Joe Drago [uno de los productores] es como otro hermano'', dijo. El productor general, Frank Mancuso, Jr., es el hijo de quien le dio por primera vez el espaldarazo para que iniciara el proyecto. Víctor Rivers, como El Indio, matón del gobierno de Batista, y Steven Bauer, como Castel, su jefe de policía, son antiguos compañeros de la secundaria de Miami. Y todos trabajaron por el mínimo, incluso Dustin Hoffman y Bill Murray.

Originalmente se hablaba de Javier Bardem, Benjamin Bratt, Benicio del Toro, Robert Duvall, Hoffman, Tomás Milián y Murray, como integrantes del reparto. A última hora, cuando se fue a filmar La ciudad perdida a República Dominicana, en el verano del 2004, muchos de estos nombres reconocidos en Hollywood, amigos de Andy, no podían venir, porque tenían otros proyectos. Quedaron sólo: Hoffman, como el gángster Meyer Lansky, en un rol de camafeo; Milián, el profesor universitario Don Federico, padre de la familia, que lloró después de filmar su última escena, cuando se despedía de Santo Domingo, porque la historia le tocaba muy de cerca; y Murray, presencia constante en los diálogos con el protagonista, y alivio cómico, en el papel del escritor del guión, Guillermo Cabrera Infante. A éstos hay que añadirle Millie Perkins, amiga de la familia de Andy, en el rol de Doña Cecilia, la madre de Federico ''Fico'' Fellove (papel que interpreta Andy García).

Hay además la ''familia'' de actores cubanos en La ciudad perdida. Además de Milián, Carbonell, Murciano, Bauer y Rivers, se puede ver a Mario Ernesto Sánchez, director del Festival Internacional de Teatro, como primer inspector revolucionario; al actor y comediante Rubén Rabassa, como Pizzi, el fiel edecán de Batista; a Lorena Feijoó, primera ballerina del San Francisco Ballet, como Leonella, danzarina principal del cabaret El Trópico y amante de Fico, y al grupo de danza afrocubana de Miami Ifé Ilé, que dirige Neri Torres, entre muchos otros.

Pero también colaboran los que le tocan más de cerca, sus cuatro hijos, que siempre ha resguardado de la prensa. Dominik García-Lorido, su hija mayor, que quiere llevar el segundo apellido por su mamá Mariví Lorido, aparece como Mercedes, esposa del ''fidelista'' Ricardo, cuñada de Fico -es decir, de su papá Andy García. Dominik, educada en la cultura cubana, porque su padre Andy es un apasionado de esa cultura, es una de las cinco mujeres del filme donde participan 41 actores.

El hijo de Mercedes en la cinta es el menor de Andy, Andrés Antonio. 'Tenía la edad correcta [dos años y medio] y era `barato', además se llevaba bien con la 'madre', es decir su hermana'', dijo Andy. ''Aparece en la película con el nombre de Andrés, por si acaso, para que no se equivoque cuando le hablen''. En Santo Domingo filmó una escena también Alexandra, la más pequeña, haciendo el papel de extra con sus primas. ''Desgraciadamente, esa porción de la película no llegó hasta el final, tuvimos que cortarla'', explicó el actor. ``Pero mi hija del medio, Daniella Victoria, sí tiene una escena en la parte de Nueva York, con Bill Murray y conmigo. Hace el papel de camarera en un restaurante chino cubano''.

La película va dedicada a dos padres, el de su esposa, Ramón S. Lorido, que murió durante la filmación, y René García, padre de Andy, conocido como el ''Alcalde'', fallecido hace años. ''Le decían el Alcalde espiritual de su pueblo Bejucal'', explicó Andy, ``y se le quedó ese nombre''.



Posted by Picasa [Julieta Campos]

Posted on Sun, Mar. 05, 2006

By MADELINE CAMARA
Especial/El Nuevo Herald

No alcancé a escucharla cuando se presentó en la Feria del Libro de Miami. Julieta Campos sigue siendo para mí una voz literaria y la memoria de un breve contacto telefónico cuando gentilmente aceptó participar con un texto en mi antología La memoria hechizada (Icaria, 2003, Barcelona). Residente en México desde el año 1954, Campos ha publicado una sólida obra en la que figuran, entre otros, narrativa (Celina y los gatos, 1968 y El miedo de perder a Eurídice, 1971), teatro (Jardín de invierno, 1989), así como en ensayo (El oficio de leer, 1971), explorando en este último género temáticas sociales candentes de su país adoptivo que le ha premiado con el alto galardón literario del premio Xavier Villaurrutia (1974). Una recopilación de su ensayística acaba de ser publicada por el Fondo de Cultura Económica el pasado año. Comentando sobre esta doble vocación suya, Campos nos deja este magnífico resumen de su trayectoria como escritora: ''Escribir sería transitar entre la experiencia estética y la solidaridad ética''. Sabiendo entonces que ella, como Dulce María Loynaz y Nivaria Tejera, es de ese tipo de escritora que ''vigila'' su entorno, realmente me estimulaba leer la novela que sobre su Cuba natal le tomó ''23 años'' pensar: La Forza del destino, Alfaguara, 2004. Satisfecho el deseo, la lectura me entregó una obra maestra de relato polifónico, y una acerba crítica a la utopía que hemos todos construido sobre el destino de la pequeña isla.

Hubiera debido decir quizás que se trata de una novela histórica, pero tomo prestada la categoría de ''polifónica'' del teórico Mijail Batjin para subrayar lo que Campos ha dicho en entrevista con el diario mexicano El Universal: esta es una obra donde importan más ''las voces'' que ''La Historia''. Voces de catorce generaciones, encarnadas en personajes inspirados en los descendientes maternos de Campos, se empastan en ''tres tempos'' en un recorrido por el desarrollo de la nación cubana. La colonia, narrada con morosidad, la república también profusamente contada pero con más vivos contrastes, y revolución y exilio, en ritmo ''frenético'' nos avisa la propia autora.

¿Qué justifica esa estructura para moldear la ambiciosa mirada sobre más de cinco siglos? Campos ha sido, y seguirá siendo, una escritora experimental, alguien que padece la pasión por la forma, y creo que esta modulación, obediente a la música, es su respuesta como creadora a la fusión de investigación y ficción que domina su obra, donde reconstrucción de época, dibujo de sensiblidades, y tratamiento tonal de la palabra son elementos indisolubles.

He privilegiado a propósito el término sensibilidades sobre el más clásico de caracteres para definir los personajes y los narradores/as en Campos. Cultora de una prosa que la crítica ha ubicado como seguidora del llamado nouveau roman, no era de esperarse que la autora cubano-mexicana usáse una recia pluma balzaciana a la hora de escribir una novela histórica, sino más bien los tonos de Proust. Campos lo ha confesado: ''El verdadero protagonista es el tiempo...'', refiriéndose a su última novela.

Otra peculiaridad estilística de esta novela histórico-polifónica es la sutil analogía que se traza entre Geografía e Historia, como ciencias que nos guían para interpretar un país, efecto que el lector aprecia a través del personaje del científico y humanista Carlos de la Torre. En la página 615 de la voluminosa obra, el sabio naturalista revela a partir del hallazgo de un fósil del Megalocnus, (vulgarmente conocido por ''uñas grandes'') ''que Cuba no fue siempre una isla, dado que este animal, cuya existencia está probada en territorio firme americano, no pudo viajar por mar hasta nuestra isla''. Corolario: la insularidad y su correspondiente excepcionalidad no son un destino manifiesto marcado por esa ''maldita circunstancia del agua'' que han cantado nuestros poetas. Apunto el pasaje sólo como un ejemplo de la forma en que Campos critica nuestro empeño en ser diferentes.

Los aspectos que marcan el género del narrador/narradora, así como la relación que estas perspectivas establecen con la autora misma, como sujeto parte de la identidad cubana, merecerían un comentario más detallado. La propia Campos, en un impulso explicable en quien ha hecho estudios académicos de literatura, aunque no sé si acertado como colofón, deja al final del libro una serie de preguntas y explicaciones que ayudan a desenrollar el ovillo de estas voces que bregan por sobreponerse unas a otras en la gran coral. Cada cual busca encontrar el modo de fijar su experiencia vital dentro del marco mayor del proceso de formación y desarrollo de la nación. Y parece decirnos La Forza del destino que un país no es más que la summa ( el ''zumo'') de todas estas historias con minúscula. Por el momento sólo me detengo a subrayar la creación de la metáfora de la neblina en la magnífica introducción de la novela para enfatizar en la opacidad y la condición efímera de todo esfuerzo de indivualizarse como voz en un tan complejo y cambiante entramado, mucho menos querer retener la última palabra sobre nuestro destino.

Desde Cecilia Valdés hasta el El color del verano, todos obsesionados, muchos desde el exilio, viviendo vicariamente desde la lejanía.

En Julieta Campos, este esfuerzo por crear un collage más que un fresco me parece que dice mucho del modo en que ella considera la objetividad artística, que en su ficción no es más que una ''subjetividad otra'', lúcida y no nostálgica. En lo que ella misma ha caracterizado como ''empeño en reconciliarse con su pasado'', el último ejercicio narrativo de la escritora se inscribe como pieza de orfebrería en tratar de entender quiénes somos como pueblo.



Posted by Picasa [Sergio Lastres]

By JOSE ANTONIO EVORA
El Nuevo Herald

Sergio Lastres pinta movido por la urgencia. Teme que si le dedica meses a un mismo cuadro la idea original se disuelva, y en su lugar aparezcan las secuelas de la rutina y el cansancio.

''Esa inmediatez se nota'', dice el pintor cubano radicado en Miami hace 11 años, cuya exposición personal Alegorías estará abierta al público todo el mes de marzo en la galería Domingo Padrón, de Coral Gables. ``Me ha ocurrido que no he llegado al final de un cuadro con la misma fuerza con la que empecé a hacerlo. Con la impronta de la urgencia queda latente lo que quería decir. Hay elementos que hablan de esa urgencia, como el uso de imágenes inconclusas''.

Está muy lejos de parecer autodidacta, a pesar de que lo es. Pinta desde pequeño, y hasta matriculó en San Alejandro, la más prestigiosa academia de pintura habanera, pero fue a clases sólo el primer día. La escuela quedaba tan lejos, que para ahorrarle al muchacho los largos viajes de ida y vuelta su padre decidió transferirlo a una secundaria cercana. Ahora Lastres reconoce que, de haber tenido la madurez suficiente para darse cuenta de lo importante que esa decisión iba a ser en su vida, la habría desafiado.

En sus cuadros abunda la figura humana hecha con rigor académico, pero casi nunca sobre fondos de paisajes realistas. El contexto es caprichoso, y a menudo también el juego de la figuración. Tanto, que en ciertos casos asoma demasiado la influencia de Dalí, reconocida por Lastres y considerada por él una lógica consecuencia de la admiración que siente por el genio catalán.

El año pasado, la editorial argentina Novelarte le concedió el primer premio de su concurso anual, dedicado a obras en las cuales se den la mano la plástica y la literatura. Lastres menciona la pieza ganadora --un caballo cuyas patas se deshacen en cintas-- como ejemplo de la influencia de Dalí. Al principio era inconsciente, dice, pero ya no, y de lo que está muy consciente ahora, sobre todo desde el punto de vista técnico, es de cómo hacer para alejarse de ella y seguir marcando su propio rumbo.

La abstracción le tienta. Sin embargo, no quiere renunciar al dibujo. Su meta es lograr un balance en el que la figuración y la abstracción puedan ser explotadas simultánea, aunque no deliberadamente. Para lograrlo ha apostado al automatismo.

''Al automatismo de la mente, no al de la mano'', explica. ``A nivel consciente uno siempre cuida su imagen. La verdad es que no somos honestos. Si das rienda suelta a tu subconsciente desaparece el control que quieres tener sobre tu imagen. Cuando el que dicta es el subconsciente, no puedes dosificar la franqueza. Así hablas más claro que cuando te lo propones''.

Su experiencia como practicante de tae-kwan-do le dice que el entrenamiento sirve para condicionar reflejos. En un combate, recuerda, liberas la mente para que el cuerpo reaccione.

''Si piensas, no puedes hacer nada, y con la pintura pasa lo mismo'', asegura. ``Abro mi mente para que mi cuerpo reaccione a todo lo que está pasando. Detrás de los accidentes sale algo tuyo''.

Pone como ejemplo el último de los cuadros que hizo para esta exposición, el de un torso de mujer con peces rojos.

''Después que lo terminé me paré frente a él a leerlo, y resulta que es el que más dice de mí'', confiesa Lastres. ``Había hecho ya otros diez antes, y este salió casi por inercia''.

Los desnudos, tanto femeninos como masculinos, son frecuentes en su obra. En una reciente exposición en España, la galería estuvo a punto de desmontar dos de los cuadros, hasta que los dueños optaron por la curiosa paradoja de cubrirlos.

''El desnudo es como un instinto'', comenta el pintor. ``No puede estar fuera de mi trabajo, porque siento admiración por la belleza, no sólo la que nos proponen. Me gustan también la belleza ordinaria, e incluso la decadente. Cuando la gente se detiene ante un desnudo mira hacia los lados, y si viene alguien o hay otros cerca se van rápido. Pero si se pudiera grabar con una cámara oculta la reacción de una persona que se vea sola ante un desnudo, seguro que se recrea''.

jevora@herald.com


'Alegorías', exposición personal de Sergio Lastres. Galería Domingo Padrón, 1518 Ponce de León Blvd., Coral Gables. Hasta el 31 de marzo. De lunes a viernes, 10 a.m. a 6 p.m. (305) 444-9360.



Posted by Picasa Miriam Gómez

Por Carmelo Lattassa
EFE
El Nuevo Herald
Florida, E.U.
Distribuye: Paul Echéniz
La Nueva Cuba
Febrero 22, 2006

Hay quien dice que el verdadero amor se confirma después de muchos años, y que al lado de todo hombre genial hay una mujer superlativa. Este es el caso de Miriam Gómez (Cuba, 1940), todo el amor y toda la gloria del escritor Guillermo Cabrera Infante, fallecido hace un año. En una breve visita a Madrid, la actriz y viuda del escritor ha contado algunas anécdotas de su historia junto a Guillermo.

Acostumbrada a la mejor relación con intelectuales y escritores, Miriam Gómez muestra su gran elocuencia tras su asombrada timidez. Sin embargo, es dueña de una enorme presencia que le permite sugerir su papel en la relación con el escritor cubano.

'En Cuba, las casas tienen los apellidos de las mujeres, no de los hombres. En mi casa éramos las Gómez por mis hermanas y yo. Teníamos tres hermanos, pero eso no contaba para nada. Las casas se dividían por las Fernández, las Gómez, etcétera. Guillermo decía que el machismo en Cuba es `puro buche y pluma no más', porque la verdadera realidad de Cuba es la canción de María Cristina. Esa que dice que 'María Cristina me quiere gobernar...' porque es quien realmente manda en la casa. En la isla, quien manda es la mujer. Pero con Guillermo, nada de eso hizo falta'', comenta.

El recuerdo de los espacios del pasado, su relación con la hispanidad, la sitúan de nuevo en la isla.

ATALAYA EN EL EXILIO

''Yo salí de Cuba, con la isla a cuestas'', cuenta Miriam Gómez a quien su marido la eternizaría junto al apellido. No hay Miriam sin Gómez...

'Y nos fuimos a otra isla --Inglaterra--. En nuestra casa de Londres la gente iba y venía. A ella llegaron muchos escritores y nosotros fuimos creando una atmósfera particular. Recuerdo que una noche Guillermo se tomó un calmante para el dolor y, como apareció una visita, se tomó una copa de champán y se mareó. Yo intenté mantenerlo despierto, que no se durmiera. Todo gracias al cine, porque lo había visto en las películas que si alguien se envenena hay que pasearlo. Así que él iba y venía andando mientras esperábamos a que llegara el médico. Cuando llegó el galeno se quedó completamente alucinado porque eso no parecía la casa de un londinense, y se preguntaba `¿dónde estoy?' Porque lo que allí vio no le parecía real. Mi apartamento es una isla dentro de una isla'', añade.

Cada espacio personal, cada lugar común la confronta con una doble realidad, el significado de una gran urbe como Londres y la experiencia de ser extranjera.

''Teníamos poco trato con los londinenses porque ellos no tienen intelectuales. Poseen esa lengua, esa escritura maravillosa que lo resume todo, pero tienen una ignorancia total sobre todo lo que ocurre fuera de su isla y nosotros, que hablamos en castellano, finalmente nos relacionábamos en general con hispanos'', matiza.

CUBA Y EL AMOR POR LA LITERATURA

Sobre la relación que existe entre la isla caribeña y la literatura, Miriam Gómez dice: ``En Cuba hay una locura por la literatura que viene de hace mucho tiempo. En el siglo XIX hubo un poeta maravilloso llamado Julián del Casal (Cuba, 1863--1893), que era tuberculoso y en una cena le dio un ataque de risa y se murió. Lezama Lima le dedicó un poema bello. Bueno pues, Julián del Casal, que era muy pobre, vivía en una habitación en La Habana en la que, al entrar, era como estar en París. Todo era chinesco, afrancesado. Y todo esto era porque en la isla existía una gran obsesión por Francia y toda la literatura francesa que pasaba por París. No se miraba a Estados Unidos. Los norteamericanos iban a Cuba a pasar las vacaciones, no a generar cultura.

Julián consiguió un dinero para ir a París y se acercó a Madrid, pero tuvo que volver a Cuba porque no soportaba vivir fuera de la isla, como le pasó a Virgilio Piñeira o a Gastón Baquero. El cubano suple sus carencias económicas con el hambre por la literatura. No porque todos supieran leer, sino porque al ser un país tabacalero, la gente oía las historias de Tolstoy y otros a través de un lector, mientras liaban el tabaco. Los trabajadores escogían lo que querían escuchar mientras liaban y todo el mundo sabía cuáles eran las grandes obras''.

LA HABANA Y EL PASADO NO TAN REMOTO

Sobre sus primeros años en los que salió de su pueblo, Miriam recuerda: ''Yo llegué a la capital porque estábamos en la edad de casarnos y fuimos a La Habana para encontrar casamentero. Allí fui a la escuela pública y tuve una maestra maravillosa, que se llamaba Hilda, que vivía con un vasco que tocaba el contrabajo. Yo llegué con acento del campo diciendo palabras como ``amol'', en lugar de amor. Todavía en mi familia lo dicen, yo estoy un rato con ellas y salgo hablando así. Esa maestra me enseñó muchísimos poemas, y me enseñó a cultivar el amor por la literatura.

``Recuerdo que vivíamos en una sola habitación un montón de personas. Tantas, que una noche entró un ladrón en casa y no pudo robar porque no había donde poner un pie. Todo lo que pudo llevarse fueron unos plátanos que estaban en el patio. Esta maestra me enseñó a hablar y me apuntó en la escuela de arte dramático. Con 15 años entré en esa escuela, donde aprendí mucho. Estudié de todo, completamente gratis. Ahí fue donde conocí a Guillermo, y aprendí a hacer de todo''.

Sobre como comenzó su relación con el escritor, su viuda dice: ``Yo iba en el autobús y pasaba cerca de la revista Carteles, que era en la que Guillermo trabajaba. La primera vez que lo ví se me sentó a un lado en el autobús y empezó a desnudarme con la vista. Yo pensé que era un loco y, cuando me bajé, él se bajó trás de mí. De pronto, me coge por la mano y me dice que yo no sabía cruzar la calle. Yo estaba aterrorizada. Entro en la academia y él entra también y sube directamente a la dirección. Yo me quedé muy extrañada. De pronto, el director me llama. Yo estaba temblorosa pensando que iba a pasar algo malo porque nunca me habían llamado a la dirección. Entonces el director me lo presenta como a un gran amigo suyo periodista. Cuando salí de la academia él estaba esperando, y justo en ese momento pasaba una actriz casada con un escritor, y lo saludaron. La verdad es que yo nunca le pregunté a Guillermo si él había preparado todo aquello. Ahora lamento no haberle preguntado''.

domingo, 26 de febrero de 2006

Posted on Sun, Feb. 26, 2006
CARLOS M. LUISEspecial/El Nuevo Herald

Bajo ese título situa David Castillo en su galería las coordenadas geográficas de una importante exposición de pintores cubanos. Precisemos que no se trata de una exposición restropectiva, ni siquiera de una muestra abigarrada de maestros de la pintura cubana de la década de los cuarenta a los cincuenta. Se trata de la selección de una decena de cuadros, en su mayoría emblemáticos, dentro de la historia de un proceso creativo que comenzase en Cuba a ver sus primeras luces a partir de los años treinta. Los pintores en cuestión son los siguientes: Cundo Bermúdez, Mario Carreño, Wifredo Lam, Amelia Peláez, Fidelio Ponce y René Portocarrero. Todos pintores que representaron en Cuba una nueva manera de ver.

Cundo Bermúdez está representado por tres cuadros. Uno de ellos posee, para mí, un significado especial ya que tuve oportunidad de presenciar al pintor en su proceso de crearlo. Se trata de Mediodía en la playa. Sol al mediodía cuadro fechado en 1953 y que vi en el estudio de Cundo en el Vedado, durante una de mis frecuentes visitas a ese estudio, muchas veces en compañía del pintor Jorge Camacho. A Jorge y a mí nos sorprendió de entrada, su intenso cromatismo de colores naranjas y amarillos y su escenario donde con aparente inocencia (rasgo característico de Cundo en algunas de sus pinturas) introducía una cierta sensualidad. ¿Acaso estaría escuchando a Ravel cuando lo pintó? Es muy problable dada la inclinación del pintor hacia la música. Tanto Ravel en su Dafne y Cloe como Debussy en su Preludio a la siesta de un Fauno (ambas composiciones favoritas de Cundo), introdujeron un ambiente intensamente sensual en sus obras, sensualidad que se refleja en este cuadro. Se trata, pues, de una obra que define el rumbo que Cundo Bermúdez quería darle a su pintura en aquellos años, cosa que logró plenamente.

Mario Carreño, por su parte, fue un pintor que gustaba de navegar por diversas aguas. Su Guitarrista con pareja bailando (1946) obedece a una visión nacionalista que prevalecía aún en el ambiente cultural cubano. El cuadro, estructurado dentro del cubismo, introduce las máscaras africanas con las cuales Picasso ya había deformado el rostro de sus Demoiselles de Avignon. Este cuadro es paradigmático de su proceso creativo, el cual siempre regresaba a las raíces nacionales que lo vieron formarse.

Lo que podemos llamar La piece de resistance de la exposición es el doble cuadro de Wifredo Lam: La Table (1938) y en su anverso Portrait (1938) ambos pintados sobre papel en tempera, lápiz, gouache y pastel. Este doble cuadro expuesto al público por primera vez, representa un valioso ejemplo de las influencias iniciales de Lam, influencias que como bien señala David Castillo en sus palabras escritas para el catálogo, encuentran sus trazos en Matisse y desde luego en el arte africano. Un detalle en el cuadro de La Table me llamó la atención: los peces. Estos peces reaparecen más tarde en muchas composiciones de Amelia Peláez. ¿Estudió Amelia ese cuadro de Lam? Sería interesante seguirle la pista a esa posible influencia.

Amelia Peláz está representada con una Naturaleza muerta con peces, gouache sobre papel pintado en el 1961. Aunque no es de las obras más importantes de la pintora, refleja sin duda todo su virtuosismo tanto en el color como en la composición. Después de años practicando la cerámica, cuando su dibujo adquirió una cierta dureza, Amelia retomó la soltura de su mundo barroco en muchas de sus grandes composiciones a partir de la década de los sesenta. Esta composición demuestra que la gran pintora no había perdido el gracejo que caracterizó su obra a partir del momento en que incorporara a la misma la rica ornamentación de su etapa barroca.

Fidelio Ponce es un caso aparte en la historia de la pintura cubana, ¿de dónde sale esa ausencia de colorido en su obra? ¿De dónde esa temática tan ajena al resto de la pintura cubana de su momento? El magnífico óleo Las tres niñas (1937) demuestra que esas preguntas pueden hacerse frente a una obra como la suya tan desprovista de la ''cubanía'' prevaleciente en su época. El expresionismo de Ponce proviene de otras fuentes que habría que encontrar no en la tradición pictórica cubana, sino en la poética de un Julián del Casals o Rafael Poveda. De ahí su extrañeza y su indiscutible atractivo.

Uno de los pintores más prolíficos de Cuba fue René Portocarrero. Su imaginación lo llevó a numerosos caminos y en todos dejó huellas de su creatividad. En el caso de su óleo Arlequin (1960) algunas de sus mejores virtudes se encuentran presentes. Especialmente el calidoscópico uso del color que también sorprendemos en sus catedrales y ciudades. El estudio de la obra de Portocarrero siempre nos llevará por unos caminos conducentes a la poesía. No en balde Lezama lo situó en el centro mismo de sus referencias poéticas con relación al mundo de la pintura.

En suma: una exposición que en pocos cuadros logra hacer un recorrido histórico por un período especialmente creativo de la pintura cubana. A manera de diálogo con la exposición, la artista Quisqueya Henríquez está presentando una instalación titulada Intertextualidad.

'París, Barcelona, Miami'. Galería David Castillo, 2234 NW 2da. Ave. (305) 573-8110. e-mail:

www.castilloart.com


Posted by Picasa Guillermo Cabrera Infante (Gibara, 22 de abril de 1929-Londres, 21 de febrero de 2005).

Posted on Wed, Feb. 22, 2006

ENRIQUE CORDOBA

En este 22 de febrero, día en que se cumple el primer aniversario del viaje a la eternidad de Guillermo Cabrera Infante, me viene a la mente aquella mañana cuando lo llamé (a Londres, la ciudad que el mismo escogió para sufrir el dolor de exilio y padecer su lejanía de La Habana) con ocasión de su septuagésimo cumpleaños y resultamos conversando de cine y de Cuba, los temas insistentes de su parábola vital.

Cabrera Infante veía, escribía y comentaba de cine dormido y despierto.

--¿Qué películas te llevarías a la isla desierta? --le pregunté en esa ocasión.

--Yo me llevaría el Ciudadano Kane, de Orson Welles, porque es una película que mientras más la veo más cosas descubro dentro de ella --dijo.

``Es un poco como El Quijote --añadió--, donde hay secretos que uno no ve en la primera visión, como yo la tuve cuando la vi en un cine de los barrios extremos de París, en los años sesenta, porque antes no había podido verla, había desaparecido de la circulación.''

Hablaba de las películas como si acabara de verlas.

--Cuando la vi --dijo--, para mí todo lo que había dicho acerca de ella todo el mundo se quedaba verdaderamente muy por debajo del extraordinario impacto de esta película.

Escucho en mi cabina de Radio Caracol de Miami el sonido de su encendedor, prendiendo un puro. Luego agregó:

--Ha habido otras, como por ejemplo En un lugar solitario, que descubrí gracias a la televisión, en que Humprey Bogart y Laurent Bacall, que es una de mis actrices favoritas, tenían una relación tormentosa de odio-amor que era muy conmovedora realmente, y el final es desolador. Está también El beso mortal que es para mí la mejor película de la serie negra de todos los tiempos, que descubrí en la La Habana y que después he visto muchas veces, al extremo de que tengo dos copias en mi filmoteca, una copia termina bien y la otra termina mal.

Se limpió la garganta y dijo:

--Voy a explicar cómo termina bien y cómo termina mal esa película. Están encerrados en una casa, junto a la playa, en que hay un loco vesánico que está persiguiendo una maleta que contiene uranio radioactivo y uno de los cómplices, una mujer, lo mata para robarle la ma- leta, y entonces llega el héroe que está buscando a su secretaria, a la que han secuestrado, y la encuentra en uno de los cuartos. Salen porque la bomba atómica ha comenzado a explotar y ellos caminan hacia la playa y se meten en el mar. Ese es el final feliz. El final trágico es que la bomba estalla y los coge dentro de la casa. A mí me produjo una gran satisfacción saber que tenía una película que terminaba de dos formas diferentes.

--¿Qué recuerdas de Vértigo?

--Vértigo es para mí la más maravillosa historia de amor jamás contada. También Intriga internacional', que se llamó en España, copiando el título francés Con la muerte en los talones. Es una película de Hitchcock, es una película del año 58, una maravillosa película de aventuras y de intrigas, como dice el título en español.

--¿Estás satisfecho de premios y más premios? --le pregunté.

--Yo hubiera cambiado eso por treinta y cinco años.

--¿Qué sientes al cumplir setenta en Londres?

--Bueno podría ser peor. Podría cumplir setenta años en Cuba, que eso sí sería un desastre. En Londres estoy muy bien. Vivo en el centro y recibo a quien me da la gana, no tengo compulsión de ningún tipo, nadie me obliga a escribir nada en elogio de nadie y eso hay que agradecerlo siempre.

--¿Guardas la esperanza de volver a vivir en Cuba?

--(Carcajadas.) Es una muy aguda pregunta. No puedo responderla, yo volvería después de que se fuera Fidel Castro, pero no en el primer avión. Desearía que me invitaran a regresar, no plantarme de pronto en el aeropuerto de Rancho Boyeros, como prácticamente un recién venido.

--¿Cómo reaccionarás el día que desaparezca Fidel?

--Yo tendría que asegurarme que es verdad, porque tantas veces se ha corrido esa noticia de que Castro ha muerto, se ha ido, no aparece... Yo la cogería con un grano de sal primero, antes que decidir absolutamente nada. Yo espero que ese suceso ocurra de veras.

--¿Cuál es el balance de tus setenta años?

--Bueno, yo me convertí en escritor por decisión propia en los años cuarenta. Mi primer cuento se publicó en el 48, que es una larga, larga fecha. Después seguí publicando porque me pagaban para escribir, porque hay un sabio inglés que se llamó el Dr. Johnson que decía ''solamente un tonto escribe sin que le paguen''. Por supuesto yo la he hecho mía, como una divisa, esa frase memorable.

``Seguí escribiendo y me seguían pagando hasta que esto se fue convirtiendo en un hábito, como quien habla de droga, porque eso es lo que ha sido para mí la literatura: ha sido una droga mágica, un ungüento maravilloso, como decía Don Quijote.

Recuerdos imborrables de Cabrera Infante.

Director de `Cita con Caracol'.
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Otros trabajos interesantes sobre Cabrera Infante:

miércoles, 8 de febrero de 2006

Por Rocío Ayuso Posted February 7, 2006
Los Angeles, 7 feb -- La familia televisiva de George López cuenta con un nuevo miembro en el actor de origen cubano, Andy García, quien se ha brindado a ser el cuñado del humorista hispano en la popular serie "The George López Show".

"Nos conocíamos de hace tiempo, del barrio, de jugar al golf, de que mi esposa (Ann López) es cubana... esa es la verdadera conexión", bromea con EFE el intérprete de origen mexicano.

Mientras le escucha, a García se le ilumina la cara con picardía.

"Supongo que ahora, como su esposa le ha donado un riñón, él también tiene algo de cubano", responde chistoso el intérprete de "The Godfather III", quitando hierro a la dolencia renal de López.

Ese es el ambiente que se respira en el hangar 4 de los estudios Warner mientras se rueda el nuevo episodio de la serie "The George López Show".

A su reparto habitual encabezado por López, Constance Marie (Angie López) y Masiela Lusha (Carmen López) se le suma esta semana García que hace de cuñado del protagonista de la serie.

"Fue algo que surgió así como así. Una de éstas de ¿por qué no te pasas por el programa un día?", recuerda García.

Una invitación de lo más vaga que el actor no pudo llevar a cabo durante muchos meses, demasiado liado con el rodaje de su primera película como director, "The Lost City", pero que no cayó en saco roto.

"Pensé en dirigir un episodio porque tengo varias ideas para la serie", recuerda el actor ya animado con esto de la realización.

Sin embargo, a López le resultó más divertida la idea de añadir un nuevo miembro a su familia televisiva.

Al fin y al cabo su serie se basa en sus propias experiencias familiares y como subraya el actor "tengo un tío igualito que el personaje de Andy".

No se trata de un retrato muy adulador para este galán de Hollywood ya que el personaje es un advenedizo "que va dejando un reguero de baba" por donde pasa, según dice el diálogo del episodio.

El hermano perdido de la esposa televisiva de López, es un personaje más conocido por timar a todos, especialmente a sus propios familiares.

La opinión de López sobre García no tiene nada que ver con esto.

"Es un actor increíble, es mi amigo y me está ayudando mucho con su presencia porque hacer una comedia con éxito en televisión no es tan fácil", subraya, ahora en serio.

Aunque "The George López Show" está a punto de cumplir sus primeros cien episodios en antena, la competencia no se hace más fácil.

"Lo único que importan son los niveles de audiencia del último episodio", suspira.

"Por eso es muy importante este tipo de ayuda, cuando Andy o Sandy (Sandra Bullock, productora de la serie) nos apoyan con su presencia como antes hicieron Hillary Duff o Paris Hilton", recuenta el actor que también contó con el alcalde de Los Angeles, Antonio Villaraigosa, en el programa.

Los ensayos continúan y entre broma y broma García tiene que sacarse las gafas de cerca del bolsillo para echarle un último vistazo a sus frases antes de la toma final.

El resto del reparto le espera con tranquilidad y respeto, mucho más habituados al acelerado ritmo de los rodajes de televisión pero también ilusionados de la energía que la presencia de García da a su serie.

"Yo todavía no he podido ver su película porque con el trasplante de riñón he estado enfermo mucho tiempo", se disculpa López por no haber visto todavía la última cinta de García que se estrenará el próximo marzo.

"Pero mi esposa la ha visto y se quedó completamente devastada, por la historia y por la emoción. Y por el orgullo de ser cubana", recuerda López de una cinta centrada en los últimos días de Cuba antes de la revolución.

García le mira con humor por encima de sus gafas mientras se prepara para la siguiente toma.

"Pero si me llamó cuatro días más tarde gritando eso de 'Oye Andy, ¿qué le has hecho a mi esposa? Todavía está llorando'", sonríe con amistad pero también con una punzada de orgullo. EFE

ra/mla/bg


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Coordinó desde sus inicios la programación literaria de la «Semana negra»

El escritor cubano afincado en Gijón Justo Vasco (La Habana, 1943) falleció ayer en el Hospital Central de Asturias en Oviedo como consecuencia de un derrame cerebral que le sobrevino en los últimos días, según informaron fuentes familiares del autor.

Responsable de varias novelas y experimentado traductor, Vasco era además bien conocido en medios literarios de la ciudad como coordinador literario de la «Semana negra», donde se había convertido en un estrecho colaborador del director, el escritor mexicano nacido en Gijón Paco Ignacio Taibo II.

Fue justamente su labor en la «Semana negra» la que le llevó a conocer Gijón, ciudad de la que se enamoró, y en la que también conoció -igualmente en el marco del festival literario en el que trabajó- a la que se convertiría en su mujer, la escritora y traductora Cristina Macía. Vasco era padre de una niña.

El narrador cubano estaba considerado por la crítica literaria como una de las voces más importantes dentro del género negro en la isla caribeña. Su obra ha sido traducida al francés, al italiano y al griego, entre otros idiomas.

Sus amigos gijoneses le recuerdan, además de por sus textos, por su placidez y bonhomía, y por sus frecuentes paseos por la zona de Poniente con su familia y con su inseparable perro. Se da la triste circunstancia de que Justo Vasco se encontraba superando las consecuencias de una operación por otra grave enfermedad.

sábado, 4 de febrero de 2006


De izquierda a derecha: José Cardenal Dupond, en el centro el comandante Cubelas y el de la derecha con traje oscuro el autor del artículo Guillermo Milán Reyes. Posted by Picasa

El hombre que esta a mi lado reparte unas camisetas de regalo a todos y cada uno de los participantes en el histórico encuentro de Madrid entre demócratas cubanos, el pasado 10 de Octubre, en el centro del pecho de la misma un contundente cartel que denuncia y a la vez reclama “CUBA DEMOCRACIA YA”. Observo que se la están entregando a un hombre de avanzada edad y del cual escucho: “Mi mujer ya tiene la suya desde hace un par de años, pues ustedes se la regalaron cuando ella les apoyo en una manifestación frente a la embajada cubana, la guarda con mucho amor y cariño, dice, es una admiradora vuestra, como yo”. Me llamó tanto la atención sus palabras y el respeto con que recogía su camiseta, una gorra y también una exquisita enguatada en negro, como le llamaríamos en Cuba, todo con el mismo mensaje, que le pregunto a otro compatriota a mi derecha: ¿Quién es ese Señor?, ¿No lo conoces? ¡Es el Comandante Rolando Cubela, una leyenda viviente!
La verdad que poco conocía yo de su historia y creo que aún sigo sin saber mucho, pero he visto la reproducción de la entrevista a Carlos Bringuier en un canal de televisión de Miami que circula por Internet y la cual la tengo yo montada en mi página, donde se le atribuye al comandante Rolando Cubela ser un doble agente secreto y me cuesta creerlo después de ver su fervorosa participación firmando la Posición entre Demócratas cubanos. Me pongo en contacto con uno de mis amigos en Madrid para preguntarle sobre este asunto y el me responde: “lo que pasa con Cubela es que aún no le perdonan aquella comparecencia en la televisión cubana a raíz de su detención” y no me comento más, ya que desde que se ha visto a Cubela participando públicamente junto a nuestra Plataforma Internacional Cuba Democracia ¡Ya! y tocando una de las cuarentaiseis campanadas que se dieron ese día en Madrid para despertar conciencia y solidaridad, mi amigo esta recibiendo llamadas para que intermedie o facilite su localización y poderlo entrevistar en varios medios de comunicación.
Creo me quede por el momento sin saber mucho sobre el asunto después de ver a un histórico comandante de esa mal llamada revolución guardarse con satisfacción y orgullo la misma camiseta que también yo llevo y que sigue reclamando con justicia para nuestro amado país CUBA DEMOCRACIA ¡YA!
Por Guillermo Milán
Representante de Cuba Democracia Ya
Suecia
Colaboración
La Nueva Cuba
Febrero 3, 2005

Por Félix José Hernández
Columnista
Jefe de Buró
París
Francia
La Nueva Cuba

Febrero 3, 2005


París, 3de febrero de 2006.

Mi querida Ofelia,

con gran placer acabé de leer el libro que me mandó de regalo desde España, la Dra. Marta Frayde. Se trata de “Indagación del Choteo”, obra que Jorge Manach escribió en el ya lejano 1928.

Es el segundo tomo de la colección “Lecturas para la democracia”, que publica el Comité Cubano pro Derechos Humanos ( España), cuya presidenta es la Dra. Frayde.

El Dr. Jorge Mañach Robato nació en Sagua la Grande, provincia de Las Villas, el 14 de febrero del crucial año de 1898. Nacido de padre gallego, Eugenio, y de madre cubana, Consuelo, nieta de italianos, en 1907 se trasladaron a Madrid primero y después al pueblo de Tembleque, provincia de Toledo. Allí, según los biógrafos, absorbió la esencia de la España eterna y popular que tan bien conocía.

En 1914 regresaron todos a Cuba y fue enviado a Boston, EE.UU. terminando bachillerato en el Gambridge High School, y de ahí a la prestigiosa Universidad de Harvard donde recibió el influjo de maestros como Josiah Royce y George Santayana.

Se incorporó a las luchas políticas en la universidad y fue uno de los firmantes de «la Protesta de los Trece» contra el gobierno Zayas el 18 de marzo de 1923 por la compra fraudulenta del convento de Santa Clara, inicio de la protesta uni­versitaria.

Al año siguiente se adscribió al Grupo Minorista con Abela, Carpentier, Brull, Villena, Roig, Tallet y Roldán entre otros. Fundó en 1927 «la Revista de Avance» que duró hasta 1930. Tras participar en la lucha contra el dictador Machado, en 1940 fue miembro de la Asamblea Constituyente, senador, y llegó a Ministro de Educación y de Estado (Exteriores). En la misma época se pronunció contra el comunismo en una polémica con el dirigente del Partido Socialista Popular (Comunista) Juan Marinello.

En la emisora de radio CMQ fue director del programa «La Universidad del Aire» en 1950 que emitió las ideas de los mejores pensadores y políticos del momento. Se integró en el Partido Ortodoxo de Eduardo Chibás como candidato a senador. Tras el golpe de Batista en 1952 Mañach creó el Movimiento de la Nación junto a Rufo López Fresquet, Justo Carrillo y José Pardo Llada, que fracasó como aglutinador político. No obstante, ganó por oposición la cátedra de historia de la Filosofía en la Universidad de la Habana y fue invitado a impartir cla­ses en la Universidad de Columbia, Nueva York.

Se incorporó a la revolución en 1959 pero pronto se percató de que se tenía que exiliar. Marchó a Puerto Rico donde, quebrantada su salud, el 25 de junio de 1961 falleció prematuramente en Río Piedras, fiel a su rechazo del comunismo.

Es uno de los intelectuales cubanos más brillantes de la primera mitad del siglo XX y su cubanía entronca con pensadores del siglo XIX como Varela, del Monte, Saco, Luz y Caballero y Martí.

Entre sus obras más señeras citaremos: Glosario (1924); La pintura en Cuba desde sus orígenes hasta 1900 (1924); Estampas de San Cristóbal (1925); Indagación del choteo (1928); La crisis de la alta cultura en. Cuba (1925); Martí, el apóstol, (su obra cumbre) (1933); Historia y estilo (1944); Hacía una filosofía de la vida (I951); El espíritu de Martí (1951); Examen del quijotismo (1951); Imagen de Ortega y Gasset (I956); Paisaje y pintura de Cuba (1957) y Teoría de la frontera (197I), editada póstumamente.

Pero quién mejor que el propio Mañach para hablar de su libro. A continuación te reproduzco las dos primeras páginas del prólogo:

“La reivindicación de lo menudo

Tal vez haya sido motivo de extrañeza para al­gunos de ustedes el tema de esta conferencia. No parece un tema serio.

Esto de la seriedad, sin embargo, precisamente te va a ocupar hoy un poco nuestra atención. El concepto de lo serio es en sí sobremanera difuso. Muchas cosas tenidas por serias se revelan, a un examen exigente, inmerecedoras de ese prestigio; son las cosas Pacheco. Y, al contrario, las hay que, tras un aspecto baladí e irrisorio, esconden esencial importancia, como esos hombres que andan por el mundo con alma de ánfora en cuerpo de cántaro.

A las ideas les acaece otro tanto. Ciertas épocas han exhibido una marcada tendencia a revestir de gravedad ideas más o menos fatuas. Por ejem­plo, el siglo pasado, que por su exaltación román­tica y su devoción casi supersticiosa a “los princi­pios”, infló mumerosos conceptos, atribuyéndoles un contenido real y una trascendencia que los años posteriores se han encargado de negar. Esas ideas-globos gozaban hasta ahora de un envidiable prestigio de excelsitud. El realismo moderno les ha dado un pinchazo irónico, desinflándolas de lo que en criollo llamaríamos su “vivío”. Esta misma época nuestra, arisca a toda gravedad, in­siste en reivindicar la importancia de las cosas tenidas por deleznables o ridículas, y se afana en descubrir el significado de lo insignificante. Los temas, que no son sino cosas por explorar, se han renovado con esta preeminencia concedida por nuestro tiempo al estado llano de las ideas. Nos urgen los más autorizados consejeros a que abandonemos las curiosidades olímpicas y observemos las cosas pequeñas y familiares, las humildes cosas que están en torno nuestro.

Hay un interés vital en esto. Todo lo que nos afecta debe ser conocido. Lo mentido e inmediato es lo que constituye nuestra circunstancia, nues­tra vecindad, aquello con que ha de rozarse nues­tra existencia. Más por lo mismo que lo tenemos tan cerca y tan cotidianamente, se le da por cono­cido y se le desconoce más. Nu somos bastante forasteros en nuestro propio medio, dice Christo­pher Morlev: no lo miramos con la debida curiosidad. Tenemos que aplicarnos, pues, a la indagación de esa muchedumbre de pequeñeces que “empiedran la vida”.

Cuando se trata de hechos psicológicos y de re­lación, como lo es el choteo, el escudriñamiento puede tener alcances sociológicos insospechados. Ya Jorge Simmel subrayó la conveniencia de lle­var a la sociología el procedimiento microscópi­co, aplicando “a la coexistencia social el principio de las acciones infinitas e infinitamente pequeñas que ha resultado tan eficaz en las ciencias de la sucesión” . En vez de estudiar la sociedad por abstracciones voluminosas, la exploraremos en sus menudas concreciones, en sus pequeños mó­dulos vitales.

El choteo -cosa familiar, menuda y festiva- es una forma de relación que consideramos típica­mente nuestra, y ya esa sería una razón suficiente para que investigásemos su naturaleza, con vista a nuestra psicología social. Aunque su importancia es algo que, se nos ha venido encareciendo mucho, por lo común en términos jeremíacos, desde que Cuba alcanzó uso de razón, nunca se decidió nin­gún examinador nuestro, que yo sepa, a indagar con algún detenimiento la naturaleza, las causas y las consecuencias de ese fenómeno psicosocial tan lamentado. En parte por aquella afición de época a los grandes temas, en parte también porque ha sido siempre hábito nuestro despachar los pro­blemas con meras alusiones, los pocos libros cubanos que tratan de nuestra psicología se han con­tentado, cuando más, con rozar el tema del cho­teo. Esquivando casi siempre esta denominación vernácula, se ha tendido a desconocer la peculia­ridad del fenómeno y a identificarlo con cualida­des más genéricas del carácter criollo, como la “ligereza”, la “alegría” y tales. También aquí nuestro confusionismo ha hecho de las suyas.”

Trataré de hacértelo llegar a mi querida San Cristóbal de La Habana, para que puedas leer algo deliciosamente cubano. Algo (como decía mi madre), de cuando Cuba era Cuba.

Un gran abrazo desde estas lejanas tierras de la Vieja Europa,

Félix José

“Indagación del Choteo”

Jorge Mañach

Lecturas para la democracia N° 2.

79 páginas. Madrid. 2005.

Comité Cubano pro Derechos Humanos ( España).

Apartado de Correos 45011

28008. Madrid .

España

Fax: 55 97 731


* Félix José Hernández es un exiliado cubano residente en Francia. Es profesor de Civilización de América Latina en la Université de Marne-la-Vallée y fue redactor de Les Cahiers d'Histoire Sociale.

sábado, 28 de enero de 2006

Oriente López y José Ramón Mestre hablan de sus últimos trabajos en Estados Unidos y España.

Dennys Matos, Madrid

viernes 27 de enero de 2006

Oriente López y José Ramón Mestre constituyen dos de las caras más visibles y activas de una nueva generación de músicos cubanos polifacéticos. Ambos son compositores, arreglistas y multiinstrumentistas, y desarrollan su trabajo en contextos tan diferentes como Estados Unidos y España.

López, con una orientación hacia el jazz de ascendencia latina, ha colaborado con Charlie Haden, en La tierra del sol, Colette Michaan, en First Cause, y con Regina Carter, en Something for Grace, entre otros tantos. Ha compuesto música para ballet, teatro, musicales, cine, conciertos clásicos y producciones de jazz y géneros latinos. Entre sus trabajos más recientes figura su disco Orientations.

En cambio, Mestre se ha encaminado por la fusión de música flamenca y cubana y también trabaja en el ámbito de la llamada "nueva música cubana", presente en España. Dentro de la primera vertiente, ha tocado y compuesto arreglos para discos de los españoles Rosario Flores y Abigail. Con el cantaor José Mercé desarrolla una sistemática labor; ha colaborado en los álbumes Aire, Giraluna y Confí de fuá. Este último está considerado uno de los más logrados en la apertura y fusión del flamenco. Por la parte de la música cubana ha colaborado con Gema y Pável, el grupo Habana Abierta y con el cantautor Julio Fowler, además de otros artistas.

¿En qué tipo de escena musical se mueven actualmente?

Oriente López (O.L.): He estado trabajando en Nueva York con músicos latinos, por decirlo de algún modo. Aquí incluyo gente de Cuba, Puerto Rico y del Caribe en general, además de brasileños, venezolanos, argentinos y colombianos, fundamentalmente, y norteamericanos de ascendencia latina. En este sentido, he venido trabajando tanto con figuras o agrupaciones profesionales con carreras ya establecidas, como con músicos más jóvenes, cuyo trabajo me ha interesado. Proyectos donde, según fuera la propuesta, unas veces trabajé como pianista, otras como flautista y otras como arreglista. Un ejemplo de esto, entre otras colaboraciones más, es mi trabajo como director musical del disco Rezos, de Boby Céspedes, una cubana que emigró a Estados Unidos siendo una niña en los años cuarenta o cincuenta.

José Ramón Mestre (J. R. M.): Mi interés musical al llegar a España fue en cierto modo integrarme a la escena de aquí y a un tipo de música determinado. Esto, en esencia, ha estado dirigido a estudiar y trabajar en proyectos de la música que más me ha interesado desde que llegué, que es el flamenco. Un esfuerzo que me llevó a colaborar en el año 2002 en un disco de José Mercé, titulado Aire, que ha sido bastante conocido en el mercado y la escena musical flamenca. Fue mi primer disco con Mercé, luego vinieron otros, pero en ese realice el tema La vida sale, que fue el single del álbum.
Anterior a esto ya había colaborado como arreglista y tecladista en Jugar a la locura, un disco de Rosario Flores. Este trata más bien la fusión del flamenco con géneros del pop y música de cantautor. Esos fueron mis dos primeros trabajos en el intento de incorporarme a la escena musical de España, queriendo dar una pincelada personal.
¿Tuvieron que reconducir sus trabajos para introducirse en esta nueva escena?

O. L.: En mi trabajo como arreglista siempre he tratado de trabajar en proyectos en los que me sienta bien, en el jazz o en cualquier otro tipo de música que me guste. Prefiero sentirme cómodo con los artistas que me llaman a trabajar y por esto, si siento que no va a ser así, entonces no entro en el proyecto. Pueden ser proyectos menos o más comerciales, pero independientemente de esto, siempre trato de darle un toque de originalidad a la composición del disco a partir del estilo, la música que ellos pretendan hacer y el mercado al que quieren llegar. Porque creo que la interrogante más importante cuando se hace un disco es a qué mercado quieres llegar y a qué gustos quieres acceder y conquistar.

J. R. M.: Trabajar con el flamenco me ha resultado relativamente fácil. Ya sabes que la música cubana y la flamenca tienen mucha relación. Algo que experimenté en los proyectos que he hecho para José Mercé, Rosario Flores, Abigail y otros, pero también uno colectivo bastante reciente, titulado Territorio flamenco. Este consistía en que diez artistas flamencos interpretaran canciones mundialmente famosas, todo ello en clave sonora flamenca. Con este trabajo tuve la oportunidad de incorporar elementos de mi formación y tradición musical al flamenco, entre otras cosas, porque las estructuras rítmicas del flamenco se avienen bastante bien con la música cubana. Es como si estuvieran abiertas a conjugar con las características de la música cubana. Por eso disfruté encajando mi experiencia como músico cubano en el género de la música española que más me ha interesado. Esto me ha permitido irme integrando a la música española en el terreno que más me interesa desarrollar, aportar y aprender, como arreglista y como músico en general.

Como instrumentistas y arreglistas, ¿con qué ventajas y desventajas se encontraron en el momento de insertarse en mundos musicales distintos al que ya conocían?

O. L.: En mi caso, la primera desventaja, sin duda alguna, fue el idioma. Porque mi conocimiento del inglés era muy rudimentario. Por suerte, Nueva York es una ciudad donde muchas personas hablan español y, al menos con esas, pude comunicarme. Pero me hubiese gustado hablar también con las que hablaban inglés. Porque me perdí conocer a muchos músicos y artistas en momentos en que precisamente más lo necesitaba. Me perdí trabajar en proyectos, colaboraciones e ideas que ya se tornan irrecuperables.

Recuerdo que me ofrecieron hacer la banda musical de una película de Hollywood y esto era a través de un agente intermediario, pero como no supe expresarme bien, es decir, saber negociar, todo se quedó ahí. Otra desventaja fue algo que considero se arrastra desde de Cuba, que es el hecho de las reuniones controladas y dirigidas de los músicos para cualquier cosa.

En Estados Unidos los músicos se reúnen cuando tienen afinidades e ideas en común, cuando han establecido una amistad que le permite fluir hacia un interés musical común. Esto ha sido una ventaja porque he trabajado en muchos proyectos con los amigos que tengo, aunque también haya trabajado en otros por recomendación. Esto es otro concepto de reunión y de trabajo musical, que aprenderlo aquí se convirtió para mí en una gran ventaja.

J. R. M.: Llegué a España en el año 1998 como integrante del grupo de Carlos Varela y en ese momento la ventaja que podía tener era que el disco Como los peces, de 1994, se había conocido bastante bien en determinados circuitos del mercado musical español. Por otra parte, la desventaja de aquellos años fue que para mucha gente de la música en España, ser músico cubano significaba algo así como tener una identidad muy fuerte, por lo que resultaba difícil que pudieran sentirse cómodos haciendo otro tipo de música.

Sin embargo, me encontré con artitas y músicos, sobre todo la gente del mundo flamenco, que estaban y están más abiertos a las influencias y a la fusión con otros sonidos. Es un colectivo que está dispuesto a recibir e incorporar toda aquella información que le pueda aportar a la elaboración de arte. Encajar mi interés por el flamenco con el deseo de fusión de muchos de estos músicos, se convirtió en una ventaja para mi trabajo.


Posted on Tue, Jan. 24, 2006

Olga Connor

A través del documental de Uva de Aragón, realizado con la filmación de Miguel González Pando preparada para la Universidad Internacional de la Florida, pudimos ver el rostro de Carlos Márquez Sterling y oír sus clarísimos razonamientos en 1990, un año antes de su muerte. Su hijo Manuel Márquez Sterling tuvo la paciencia y el tesón de reunir y editar sus cartas, labor que ayudará a esclarecer la persona íntima y la pública que fue su padre, presidente de la Constituyente de 1940, con el libro Carlos Márquez Sterling, memorias de un estadista: frases y escritos en correspondencia (Universal).

Néstor Carbonell Cortina hizo uso de su talento para la oratoria presentando el libro con frases ardientes, pero informativas, sobre la vida del autor de las cartas, inclusive leyó anécdotas de su papel en la Constituyente como moderador de políticos cubanos. Concluyó su exposición diciendo: ''Nos deja sus obras medulares, su epistolario, su ejemplo luminoso de demócrata''. Todo sucedió el jueves 19 de enero como parte de la serie de Amigos, Cuban Heritage Lecture Series, en el pabellón Roberto G. Goizueta de la Biblioteca de la Universidad de Miami. Esperanza de Varona, su directora, dio la bienvenida.

Márquez Sterling sirvió como Representante a la Cámara por muchos años por el Partido Liberal. Se postuló para presidente en 1958, arriesgándose sobremanera, pues recibió tres amenazas de muerte por los que no querían una solución electoral a la dictadura de Fulgencio Batista. La mayoría de los partidos políticos cubanos se abstuvieron, dejando el paso libre para la dictadura que le sucedió, como él explica en el documental.

De Aragón habló sobre su padre adoptivo, destacando que fue un hombre íntegro, cuyo sentido ético de la existencia no variaba en su vida personal. ''La rectitud moral presidió su vida'', afirmó, explicando que además tenía gran valentía personal, la que demostró cuando vino a arrestarlo la policía de Batista en el 57 y luego los milicianos en el 59. Su vida en el exilio fue escribir libros, contestar cartas y aprender inglés que llegó a dominar, mientras daba clases en el C.W. Post College en Long Island. Gran conversador, tenía ''sabiduría enciclopédica'' sobre historia, literatura, deportes y cine. Lo recordó desde el día en que lo conoció, cuando se apareció por primera vez en su casa con su madre, en 1955, y el día que murió, en 1992, sin aspavientos, como había vivido.

'El arcoriris de Olorún' en español

El arcoiris de Olorún, de Luis González Cruz, apareció impreso de nuevo, pero esta vez en español. El autor le ha dado ese sabor que solamente puede hacerse con la lengua autóctona del país que se está escribiendo. Sobre todo, porque aspectos del folclor cubano aludidos ya en el título, son parte esencial de la historia. Hay fundamentalmente tres narradores en esta obra: el que se desborda en primera persona en una narrativa de eventos que a todas luces son autobiográficos; el narrador-editor, que emplaza al cuentista principal con sus admoniciones y críticas, y el punto de vista del subconsciente, el que dice la historia a través de los símbolos que aparecen en el sueño. Hay también un dramaturgo, el personaje del siquiatra, que escribe el drama del final.

El autor es además poeta y autor de relatos. Precisamente, uno de ellos fue leído por González Cruz en la Librería y Ediciones Universal, donde se presentó la novela, como un ejemplo de sueño del protagonista, por el valor onírico que tenía cuando lo escribió. Lo que se destaca es el rejuego con la realidad de que hace gala el autor. El relato, que fue premiado y apareció en cinco revistas y antologías, es ''Lázaro volando'', que en la novela aparece ''como sueño del personaje central de la novela, Francisco, quien la utiliza para luego contar la verdadera historia de su tío Marcial y su tía Violeta'', explicó el escritor. 'En mi elaboración de esta novela, lo intercalé para probarme a mí mismo, que la novela en general puede incluir como parte orgánica de sí misma, teatro, cuento, digresiones académicas, juicios poéticos... lo que puede constituir una '`discontinuidad' que de algún modo refresca un género que, por viejo, está casi agotado en sus técnicas básicas''.

Humberto Castelló en `Jueves de periodismo'

En el Latin Quarter (Calle Ocho y avenida 15) se inaugurará la serie Jueves de periodismo este jueves 26 de enero, a las 7:30 p.m., auspiciada por el Instituto de Investigaciones Cubanas (CRI) de la Universidad Internacional de la Florida, con la presentación de Humberto Castelló, director de El Nuevo Herald y vicepresidente regional de la Sociedad Interamericana de Prensa (SIP), quien comenzó su carrera periodística en El Nuevo Día en San Juan, Puerto Rico, en 1985, y la continuó como editor principal en el Diario Las Américas, de 1994 a 1997.

La subdirectora del CRI, Uva de Aragón, se encargará de hacer las entrevistas, que serán grabadas en DVD y formarán parte de los archivos de la Universidad. ''Las grabaciones representarán una importante fuente histórica sobre esta comunidad,'' apuntó Damián Fernández, director del CRI. Le seguiré como entrevistada, el 16 de febrero, y en los próximos meses: Carlos Alberto Montaner, marzo; Leticia Callava, abril, y el doctor Horacio Aguirre y su hija Helen Aguirre, en mayo. ''La serie anterior, Jueves de literatura, fue un gran éxito'', dijo Tony Wagner, director del Latin Quarter Cultural Center. Información: FIU (305) 348-1991; Latin Quarter (305) 649-9797.

Congreso Martiano abierto al público

Desde el jueves 26 de enero por la noche, hasta el sábado 28, se celebrará un congreso ''Celebrando a Martí'', en el Koubek Memorial Center, en la avenida 27 y la calle 3 del Southwest. El jueves se inaugura a las 7:30 p.m., con la bienvenida por el director del Centro, Pablo Chao, y las palabras de Yara González Montes, Matías Montes Huidobro y Orlando Rodríguez Sardiñas, oganizadores del evento. Carlos Alberto Montaner pronunciará la conferencia inicial y se exhibirá el filme de Joe Cardona, José Martí: A Legacy of Freedom. Viernes y sábado las sesiones serán de 9 a.m. a 6 p.m. en el mismo Centro, y concluirán con una conferencia de Rafael Rojas sobre las lecturas filiales de Martí, el sábado 28 a las 5:30 p.m.
olconnor@bellsouth.net

Posted on Sun, Jan. 22, 2006
El Nuevo Herald

ADRIANA HERRERA T.

Rubén Torres Llorca ama las historias. Las que se bifurcan en posibilidades simultáneas que plantean elecciones; las hechas de mentiras, pero bellas; las que buscan verdades en círculos para poder plantear preguntas siempre de otro modo; y las historias perplejas, es decir, sin resolver, con las que cava, buscando salidas (o entradas) a la vida, que siempre antecede al arte.

La inmensa instalación que inauguró el pasado viernes en el museo Frost de la Florida International University bajo la curaduría de Elizabeth Cerejido, sintetiza su trayectoria artística --ha pedido varias obras suyas prestadas a coleccionistas y las usa a su antojo-- e integra nuevos trabajos en la exhibición más total de cuantas ha realizado: un thriller que propone al espectador un viaje por los espacios laberínticos de los pasillos en los que está su obra, para resolver el asesinato de la inocencia (el arte por amor).

Antes de arriesgarse al recorrido, el espectador debe recordar que este artista es capaz de cualquier cosa. En 1985, en La trampa, fabricó una suerte de altar coronado con la imagen de La Caridad del Cobre. El desprevenido que se acercaba leía un letrero: ''Bienvenido a esta trampa. Usted ha sido atrapado por mi apariencia''. No era un objeto común de arte, sino una máquina de matar que reactivaba símbolos de la cultura popular cubana. Un estibador de barco de La Habana entendía la obra mejor que un crítico, de modo que volvía maleable la noción de elite cultural. Igual, puede cuestionar su propio arte en una instalación que reúne fotos de sus obras perturbadoras en torno al verso de Pere Gimferrer: Si pierdo la memoria, qué pureza.

El espectador que comprende hasta qué punto en la obra de Torres-Llorca los objetos pintados, esculpidos, encontrados o retomados son meras herramientas de construcción, artefactos que fabrican ideas y que disparan preguntas llenas de ramificaciones, está preparado para entrar en su instalación. Una vez allí, encuentra dos alternativas: Modelo para armar y Easy to Build.

Esos senderos que se bifurcan plantean juegos alternos de miradas en juego para abarcar la obra. A modo de instrucción general y sin detallar el contenido exacto de los espacios del museo tomado por Torres-Llorca --lo que arruinaría la travesía-- es útil ofrecer algunas señas para el acceso a la instalación. Modelo para armar está conectado no sólo con el título de una novela de Julio Cortázar --a quien tanto quiere Llorca--, sino con las estructuras abiertas, los lenguajes contiguos y sus imposibilidades y la urgencia de comunicarse. En 1980 fue a ver a Cortázar, que estaba de visita en La Habana e internado en el hospital Calixto García. El cronopio (aún más alto que el altísimo Torres Llorca) notó que a sus gafas les faltaba una pata y le regaló una armadura que tenía de reserva. Un año después, en medio del reto a la cordura que era vivir en La Habana, su visión díscola formó parte --junto con la de Bedia y Tomás Sánchez-- de la exhibición Volúmen I que cambió la historia del arte en la isla.

En el trabajo de arte creado para el Frost, Modelo para armar, la niña dispuesta a ir de una a otra casilla es una invitación a los saltos de realidad a donde él empuja, como Duchamp, o como el Lewis Carroll de Alicia en el país de las maravillas, entre otros maestros que la exposición cita, a veces de modo apócrifo, como hacía Borges, pero con mayor sarcasmo. Basta ver las telas de araña espinadas en las tres cestas que aluden al cuento infantil, o su Frágil árbol familiar.

Prepararse para saltar implica disponerse al riesgo de ver lo grave bajo capas de humor negro. En la frase de Bukowski que da título a la obra What Matters Most Is How Well You Walk Through the Fire, pinta a un hombre con una máscara y un insecticida batallando con la jungla cotidiana (la casa). Cada telaraña suya recrea trampas que acechan en el duro piso del mundo.

Puede que sea útil relacionar a Torres-Llorca con el concepto de arte contextual, que según el crítico Paul Ardenne atrapa la realidad contemporánea inmediata en su proceso de representación. Pero también servirá saber que hay gente que ha llorado delante de sus piezas. El modo eficaz en que conjuga imágenes familiares --clásicos retratos de hombres y mujeres de los años en que nació la televisión-- con un alfabeto visual de elementos simples (sillas, mesas, orejas, manos, ojos), y líneas como ''No me has mirado de ese modo en años'', condensa la vida en ráfagas y despierta algo indecible. En el labertino que instaló en Sao Paulo alguien anotó: ``¿Quién es usted que me conoce tan bien?''.

Una vez el espectador se adentra en el recorrido comprende por qué para Torres-Llorca el arte es ''un terreno para soltar el toro'' y se enfrenta, solo, a la lidia. Una serie de textos que funcionan como los ''koan'' zen, es decir, como sacudidas eléctricas para despertar la mente, traen a colación a figuras que van desde Kafka a Patricia Highsmith, a medida que la narrativa visual --casi fílmica-- de la instalación corre el velo de una historia sobre la realidad que Torres-Llorca ha venido contando desde los ochenta. Junto a esa suerte de tratado de relaciones que ha armado en piezas sueltas como Haz sentir orgullosa a tu madre; obras como American Kamikaze escenifican la lucha en los duros frentes cotidianos del sistema capitalista.

La segunda puerta es clave en este thriller intelectual sobre la muerte de la inocencia. Easy to Build es un letrero común en las etiquetas de empaque de productos comerciales. En un astuto juego de tensión con los retos de imaginación del Modelo para armar, Torres-Llorca toca la única zona prohibida en el arte contemporáneo: aquella que toca las fuerzas en juego del arte como modelo productivo, y expone incluso la ceguedad de los coleccionistas o la realidad de un mercado en el que la mejor noticia es la muerte del artista y lo que logra visibilidad es decidido por directores de museo, curadores, críticos y banqueros.

Pero igual, la tácita afirmación: ''El arte ha muerto'' cubre a los artistas de la posmodernidad, a los que llama (sin excluirse) ''impostores''. ''Espejito, espejito, ¿cuál es el más auténtico artista de todos?'', la pregunta surge en la pieza de Alicia sentada de espaldas al espectador frente al espejo con un gato entre las manos y dos conejo muertos a los lados. Aunque él sólo ve ''artesanía'' en buena parte del arte que hoy se exhibe, podría repetir en sus ficciones el gesto de Kafka que para consolar a una niña durante tres semanas sirvió de autor y emisario de las cartas que supuestamente le enviaba la muñeca que ella había perdido en un parque. Para Torres-Llorca eso es arte.

Si te pagan por ello, no es amor, reza el letrero de una obra, mientras otra instalación despliega las Recientes adquisiciones del artista: una serie de fectiches que representan a los personajes claves del arte que han comentado o adquirido las obras de Llorca. Los coleccionistas visionarios comprenderán su conexión con la pintura Alicia ya no vive más aquí como el thriller de Martin Scorsese. Al final del viaje, si alguien pregunta: ''¿Qué camino debo tomar para salir de aquí?'' puede que oiga la sabia respuesta del gato: ``Eso depende mucho de adónde quieras llegar''.

aherrera@herald.com

Rubén Torres-Llorca. ''Modelo para armar/ Easy to Build''. The Patricia & Phillip Frost Art Museum, FIU, Ave. 107 Ave, 8 calle del sur. Hasta el 19 de marzo. (305) 348-2890.


domingo, 18 de diciembre de 2005

Posted on Sun, Dec. 18, 2005

WILFREDO CANCIO ISLA

El Nuevo Herald

Rodeado de mapas, fotografías y maquetas que reproducen zonas de El Vedado y La Rampa, la esquina de Tejas y el casco histórico urbano frente a la bahía, el arquitecto Nicolás Quintana vislumbra apasionado La Habana del futuro.

''Este proyecto justifica mi propia existencia'', afirmó Quintana, profesor de la Escuela de Arquitectura de la Universidad Internacional de Florida (FIU). ``Lo importante es que estamos visualizando la ciudad hacia el futuro de una manera sostenible, sin perder sus tradiciones urbanas''.

Los 80 años han sorprendido a Quintana en una intensa etapa de trabajo, al frente del proyecto La Habana y sus paisajes, un ambicioso estudio que pretende establecer las bases para la reconstrucción de la capital cubana respetando sus valores arquitectónicos e identidad urbanística. La investigación se inició en septiembre del 2004 y debe concluir a mediados del próximo año.

El proyecto cuenta con un presupuesto de $325,000 --donado por los urbanizadores cubanoamericanos Sergio Pino y Anthony Seijas-- y ha involucrado a un equipo multidisciplinario de 25 especialistas, entre profesores y alumnos. Esta semana en un salón de la Escuela de Arquitectura, 17 estudiantes de Diseño desplegaron las seis maquetas elaboradas y explicaron sus conclusiones luego de un arduo semestre de ''inmersión'' en los espacios habaneros.

Las maquetas han seleccionado zonas como ejemplos genéricos que pueden aplicarse en otros sitios de la ciudad e incluyen tanto las estructuras actuales como las propuestas constructivas. Las zonas escogidas para el estudio son la esquina de Tejas y La Rampa; las calles Reina (de Fraternidad a Belascoaín) y Carlos III (de Belascoaín al Castillo del Príncipe); el área del Malecón comprendida entre el Banco Nacional de Cuba y el Parque Maceo; la Habana Vieja y una unidad vecinal del barrio de El Vedado, enmarcada entre las calles Línea y 23, y las avenidas de Paseo y G (Avenida de los Presidentes).

''En el grupo de estudiantes hay sólo cuatro cubanos, pero la mezcla de nacionalidades y perspectivas fue interesantísima, y todos se integraron al trabajo como una sola persona'', relató el profesor.

El investigador Manuel Lorenzo, quien ha contribuido en la información de satélite, asegura que su vínculo al proyecto ha tenido para él una particular significación.

''Es la primera vez que Cuba se me hace real'', confesó Lorenzo, quien nació en El Vedado y emigró de Cuba cuando tenía 5 años, en 1962.

Para Juan Antonio Bueno, decano de la Escuela de Arquitectura de FIU y codirector del proyecto en asuntos ecológicos, la experiencia le ha abierto ''un interés académico y profesional sobre La Habana, más allá de los vínculos sentimentales'' que lo unen a la ciudad que abandonó a los 13 años.

A pesar del reto que implica la realización del proyecto desde la distancia geográfica, Quintana explica que los diseños cuentan con la más acuciosa y actual información sobre La Habana. Las maquetas han sido confeccionadas con los planos geodésicos de la ciudad, información de satélite y fotos recientes de fachadas y manzanas que han sido enviadas desde Cuba.

''La colaboración que hemos recibido de personas amigas en Cuba ha sido fabulosa, y espero que algún día podamos agradecerla con nombres y apellidos'', señaló Quintana, que tomó el camino del exilio en enero de 1960 y nunca ha regresado al país natal.

Desde un comienzo, los promotores de La Habana y sus paisajes aclararon que el proyecto estaba abierto a la colaboración de profesores e individuos a título personal, pero no a las instituciones gubernamentales. La propuesta de reconstrucción aguardará por los cambios democráticos en Cuba tras la desaparición del régimen de Fidel Castro.

La respuesta no se ha hecho esperar: más de 400 fotografías --impresas o en discos compactos-- han llegado a las manos de Quintana utilizando las vías más impredecibles, además de otros documentos con valiosísima información para el estudio.

''Partimos de lo que existe para darle continuidad a una ciudad que ha estado paralizada en el tiempo'', aseveró Quintana, artífice del movimiento arquitectónico moderno que floreció en Cuba a mediados del pasado siglo.

Pero insiste en que no se trata de imponer soluciones, sino de brindar a los arquitectos y urbanizadores sugerencias de enfoque para que la reconstrucción de La Habana no se caotice con la proliferación de las autopistas, las comunidades cerradas y el crecimiento suburbano, como ha sucedido en Miami.

''No queremos que la reconstrucción sea una carga para las futuras generaciones'', agregó el arquitecto. ``La Habana debe crecer en cuadrículas urbanas al estilo de El Vedado, combinando corredores, edificaciones verticales y el modelo de distancias peatonales en los vecindarios''.

En enero comenzará la etapa final para sugerir diseños arquitectónicos en los derrumbes localizados dentro de la ciudad, al tiempo que concluyan los estudios ecológicos y sociopolíticos integrados en el proyecto.

Quintana planea hacer una presentación pública en ocasión del 20 de mayo, fecha del nacimiento de la república de Cuba.

Para finales del 2006 debe estar listo --primero en inglés y luego en español-- el libro resumen del estudio, con más de 400 páginas de textos e ilustraciones, y añadirá un CD que permita un recorrido virtual por la ciudad. Para ese volumen Quintana ha escrito una historia de La Habana en 16,400 palabras que resume su experiencia de 50 años de dedicación al urbanismo y la arquitectura.

''En los últimos seis meses nunca me he acostado una noche antes de las 2 de la madrugada'', contó Quintana. ``Para mí esto no es un pasatiempo, sino una razón de vida y un acto de amor por Cuba''.

wcancio@herald.com


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