ROBERTO KOLTUN / El Nuevo Herald
EDUARDO SUÑOL, un joven cubano exiliado comenzará a trabajar en la cadena de televisión ABC luego de graduarse en la Universidad de Columbia.
Posted on Sun, Jul. 16, 2006
WILFREDO CANCIO ISLA
El Nuevo Herald
El pasado año, cuando Eduardo Suñol se vio ante el reto de elaborar su ensayo de aceptación para la Maestría de Periodismo en la Universidad de Columbia, no vaciló en decidir que escribiría sobre el significado de la libertad. O más explícitamente, sobre las sutilezas que la libertad puede comportar entre dos circunstancias extremas de la vida.
Entonces brotaron de su memoria las imágenes de un campo de fresas en Ceiba del Agua, en el sur de La Habana, donde tuvo que trabajar como estudiante becado a los 14 años. La vigilancia impuesta sobre la cosecha era tan severa que al término de la jornada laboral les revisaban hasta la boca para comprobar que ninguno de los adolescentes había probado aquellas ``frutas prohibidas''.
''Aprendimos a tragarnos las fresas enteras o mascábamos papel de cartucho para que desaparecieran los rastros de las fresas que nos comíamos'', recordó el joven cubano. ``Para mí la libertad consistía en poder comerme alguna vez una fresa sin temor a represalias''.
Pero mucho tiempo después, en Nueva York, aferrado al sueño de triunfar como inmigrante y ejercer la profesión periodística, la libertad cobraba otras dimensiones y otros sabores que desbordan el placer de degustar la más espléndida ración de fresas en la tranquilidad del hogar.
Suñol, de 32 años, está disfrutando unas breves vacaciones con su familia en Miami antes de asumir la semana entrante una nueva etapa profesional como productor asociado de la cadena televisiva ABC. Sus credenciales como el Mejor Estudiante del Año entre los 256 graduados de Periodismo en Columbia en el curso del 2006, le allanaron el camino para disputarse opciones de privilegio en un mercado laboral competitivo.
''Eduardo Suñol es un joven periodista excepcionalmente inteligente, creativo, muy agencioso y con mucho entusiasmo en desarrollar relatos que informen al público'', consideró David A. Klatell, el vicedecano docente de la Escuela de Periodismo en Columbia. "Esa combinación se está haciendo rara hoy día en el periodismo''.
Klatell agregó que entre los profesores y alumnos de esa universidad se reconoce a Suñol como "uno de esos individuos que sólo pasan por allí cada cierto número de años, y que merece enteramente su clasificación como número uno en su clase de graduados''.
Suñol dice que alcanzar ese honor académico en una clase con mayoría de estudiantes anglos ha sido "uno de los momentos más especiales de mi vida''.
''Fue un reconocimiento a mis años de esfuerzos y desvelos, al respaldo de mi esposa, a mi familia, pero también una reafirmación de lo que podemos lograr los inmigrantes hispanos cuando nos lo proponemos'', declaró.
La ruta del éxito de Suñol comenzó a fraguarse, paradójicamente, tras ser expulsado del Instituto Superior Pedagógico de La Habana en 1992 por su presunta "apatía ante las tareas revolucionarias''.
''Había pasado toda la secundaria básica y el preuniversitario trabajando en el campo y en el tercer año de la carrera me cansé, y le dije al decano que no iba más al campo, que ya yo había aportado suficiente a la revolución, y que quería dedicarle más tiempo a la universidad'', relató. "Me botaron''.
Tomó algún tiempo para recuperarse de la decepción y tratar de encaminarse como sonidista y editor de emisoras radiales. Pasó luego a trabajar en el espacio Colorama de la televisión cubana, y así fue naciendo su interés por el mundo del periodismo y la comunicación, fascinado siempre por "la otra historia detrás de la historia''.
Intentó reiniciar estudios de filosofía e historia en los cursos universitarios para trabajadores, pero ya comenzaba a darle vueltas en la cabeza la idea de abandonar la isla.
''Quería hacer mi vida sin intervención de nadie'', confesó el periodista, que es nieto del fallecido comandante revolucionario Eddy Suñol. (No llegó a conocer al abuelo, que se suicidó en 1971).
Por gestión de unos amigos, logró salir rumbo a Argentina en noviembre de 1999 para estudiar en la Universidad de Tucumán, pero un mes después se las agenció para viajar a Estados Unidos.
Como suele suceder con los inmigrantes cubanos, se radicó en Miami y empezó a ganarse el sustento para salir adelante. Su primer empleo fue como camarero del popular restaurante Versailles en la calle Ocho.
''Fue una experiencia enriquecedora porque conoces la vida del inmigrante desde cero'', explicó. "Había allí gente excelente, pero a los seis meses me puse como meta odiar ese trabajo como vía para superarme''.
Se fue a Nueva York y laboró como camarero de un restaurante, jardinero y barman hasta que consiguió una plaza de escritor en la estación local de Univisión, en el horario de la madrugada. Un año después obtuvo empleo en el Diario La Prensa.
''Trabajaba y estudiaba al mismo tiempo mientras iba mejorando el inglés'', rememoró. "Pensé que iba a volverme loco''.
Tras vencer el examen nacional de inglés (TOEFL), Suñol cursó una licenciatura en Comunicación en el legendario Hunter College de Nueva York, donde se graduó con honores y promedio académico de 3.5 en el 2004. Pero ese era tan sólo el escalón inicial de una codiciada meta: ingresar en la Escuela de Periodismo de Columbia, meca de los estudios de comunicación en Estados Unidos.
''Estaba muy enfocado en entrar a Columbia por todo lo que significa esa universidad, y me aceptaron entre 1,500 aspirantes'', manifestó. "El día que recibí la noticia esperé a mi esposa para ir juntos esa noche a ponerle unas rosas a la estatua de Joseph Pulitzer [1847-1911] en señal de agradecimiento... eso es lo menos que puede hacer un inmigrante en este país: agradecer''.
Para lograrlo tuvo que dejar el trabajo y pedir un préstamo de $60,000, pues Columbia exige dedicación a tiempo completo a sus alumnos de maestría.
Su tesis de graduación fue un documental titulado Second Chance Mothers, que refleja el drama de madres ex convictas por delitos de drogas en su batalla por reorientarse socialmente al salir de la prisión.
Como estudiante más destacado de su graduación, Suñol recibió una beca dotada de $7,500 para realizar una investigación periodística en el país o la región del mundo que él escoja antes del 2009. Aunque todavía no tiene nada decidido, anda a la búsqueda de "un tema de impacto social, que represente algo para la gente''.
Por lo pronto se propone adquirir experiencia en la televisión estadounidense para en un futuro "ofrecer mi contribución a los medios hispanos''.
El profesor Klatell advierte en él un particular talento como periodista de televisión e internet: "No tengo dudas de que tendrá éxito e impondrá su influencia en moldear el futuro de las noticias por vía electrónica, especialmente en el desarrollo de coberturas profundas de la cultura hispana en este país''.