Eloy Ganuza, director de la puesta en escena en Miami.
Publicado el 08-10-2006
Por Jesús Hernández
DIARIO LAS AMERICAS
Si usted es de los que reconoce que producir una obra de teatro es complicado, imagine dirigirla. Una función que deposita sobre los hombros del director la responsabilidad mayor de un montaje. Desde la selección del texto, los actores y la escenificación de cada momento, hasta la concepción de la escenografía, que en muchos casos es creación absoluta del propio director. Él es quien recibe la bendición final de la prensa y el público o el indeseado reproche que pudiera sepultarlo como creador. Un tipo de hombre orquesta creativo que rápidamente descubrimos cuando hablamos con Eloy Ganuza. Un hombre que ha montado en Miami una de las mejores puestas en escena que hemos visto en los últimos cinco años. Palabras encadenadas, del español Jordi Galcerán (Barcelona, 1964), que desde el 7 de julio se presenta con gran éxito en Sala Abanico.
Palabras encadenadas es ante todo una obra contemporánea que cuenta con la habilidad dada en la palabra de su escritor. Un texto que plantea rápidamente el suspense y el terror dado en un pasaje muy específico de relaciones humanas entre un hombre y una mujer que fueron marido y mujer.
“Es una obra que seduce con dos personajes muy bien estructurados en términos psicológicos”, opina el director Eloy Ganuza, “y una trama muy atractiva a partir del momento que se plantea un secuestro donde se aborda la relación de pareja y no se sabe qué va a suceder”.
El escritor encara a las dos personalidades. Ella es psicóloga y como tal trata de persuadir a su secuestrador, que es su antiguo marido, pero éste conociendo la habilidad de la supuesta víctima la enfrenta con la manipulación, igualmente psicológica, con mucho trabajo entre líneas.
“Jordí sabía muy bien lo que quería hacer con esta obra”, opina Eloy, “hay una cadencia de palabras que conduce muy bien a situaciones muy particulares que a veces generan suspense y en otras el planteamiento de los sentimientos. Y eso es igualmente muy atractivo”.
“En resumen, creo que es una obra muy compleja, pero muy bien pensada”, agrega el director de la puesta en escena en Sala Abanico.
¿Cómo ve Eloy Ganuza su primera incursión teatral en Miami? Un director que, además de haber sido actor, cuenta con una amplia experiencia acumulada en los escenarios de Cuba y México, donde incluso dirigió telenovelas para Televisa y Televisión Azteca.
“Caí en blandito”, aludiendo a haber caído en buenas manos, “trabajar con Lili Rentería y Gilberto Reyes, que son actores que conocía en Cuba. Es muy rico reencontrarte con gente que tiene una manera similar de conducirse en el teatro, por lo que rápidamente se creó una armonía creativa muy buena. Gilberto tenía muchos deseos de hacer teatro y Lili buscaba un personaje que le pudiera valer”.
“La obra es una prueba de fuego para cualquier actor”, afirma Eloy, “y para mi, como director, también lo ha sido”.
Su percepción
“En la obra está planteado claramente un encierro”, explica el director, “por lo que hay que provocar en el espectador esa sensación. Haciendo que todos los recursos visuales funcionen en esa dirección y produzca la vivencia de la obra”. Una apreciación que Eloy transmite por medio de la adaptación del local en penumbras y el cierre brusco y repentino de la puerta de entrada con un madero.
De hecho, la disposición de la sala Abanico se presta para este tipo de apreciación. “No es el típico salón con las filas de butacas frente a un escenario”, razona Eloy, “sino, un espacio del tipo cerrado con sillas que se pueden mover, por lo que pudimos hacer una acomodación en ese sentido de vivencia”.
Las sillas están situadas mayormente en dos grupos enfrentados de filas, que a su vez comprenden un pasillo central donde tiene lugar la catarsis de la obra.
“Mientras leía el texto, ya visualizaba la pieza en este lugar”, rememora, “incluso pensé en ese pasillo central como si fuera una columna vertebral donde se desarrollan los conflictos, reservando los extremos (el escenario regular y la puerta de salida) para escenificar el desenlace de las situaciones”.
“El texto se peinó (adaptó) un poco, sin perder la esencia, para reducir un poco el tiempo y hacerlo aún más catártico para esta puesta en escena”, confirma Eloy. “Incluso pensamos en transmitir la sensación de terror por medio del personaje de Lili, que es quien recibe directamente el temor y la amenaza de manos de Gilberto. Logrando así que su personaje fuera además un vehículo trasmisor de sensaciones al público”.
La producción
Palabras encadenadas tuvo que esperar algún tiempo para ser presentada en Miami. Eloy y sus actores sólo tuvieron un mes para realizar el montaje, pero la producción ya venía consumándose. Miguel Ferro, que ha hecho nombre en Miami con exitosas comedias, esperaba pacientemente por presentar este texto de mayor peso. Una producción de su firma paralela InterArt, que asociada a la española Tentación Espectáculos, la misma que auspició el éxito de la obra en España, presenta en Abanico.
“Miguel es un apasionado del teatro y eso lo convierte en un ser especial”, opina el director de Palabras encadenadas, “hay muy pocas personas tan dedicadas a este arte como él”.
Palabras encadenadas continuará presentándose hasta el 20 de agosto en la Sala Abanico, 3138 Commodore Plaza, Coconut Grove, viernes y sábado 8.30 pm, y domingo 5.30 pm. Reservaciones 305 446 2911