Por Luis de la Paz
DIARIO LAS AMÉRICAS
Voz inconfundible de la radio de Miami, Raúl Tápanes Estrella es también uno de los escritores cubanos de Miami que mayor acierto ha tenido con novelas intrigantes, provocadoras y en algunos casos evocadoras. Dueño de una prosa fluida y directa, este popular escritor nos pone en perspectiva algunos aspectos de su vida y de su obra literaria.
1.—Usted trabajó en WQBA cuando tenía como lema “La Cubanísima” y se consideraba una de las radioemisoras más importantes de Miami. Háblenos de su desempeño en esa emisora.
—Presté mis servicios en WQBA durante 29 años, lo cual fue para mí una agradable experiencia profesional, yo diría que el sueño de todo locutor. La Cubanísima representó un excelente vehículo de información, orientación y entretenimiento para las familias que hablan el español, en el Gran Miami, durante las primeras dos décadas que desempeñé mis labores allí. Mi trabajo comenzó en espacios musicales, entre ellos El show gigante del domingo, Media noche musical, Musical sabatino, Algo para recordar y Dos épocas musicales, este último junto al inolvidable compañero locutor Roberto Darias, conocido cariñosamente como “El viejito Darias”. Dentro de todos estos programas mantuve secciones donde ofrecía a los oyentes, poemas en mi voz, y gravé siete LP’s con poemas. Cuando llegó la etapa del CD, publiqué cinco, con creaciones de una gran variedad de autores, entre ellos algunos dedicados enteramente a un solo poeta, como en los casos de Juan Orlando García, José Angel Buesa, Roberto Cazorla y Luis Mario. Yo diría que hice todo lo que pudiera haber hecho un locutor en una emisora. Participé en noticieros, como el Radio Reloj, noticieros estelares y boletines de noticias, programas con la participación de los oyentes, entrevistas… Tuve espacios en los que los oyentes enviaban saludos y mensajes a sus familiares residentes en Cuba, lo cual me producía una gran satisfacción. Muchas veces eran mensajes en los que se avisaba del envío de medicinas, y en una ocasión ese servicio salvó la vida de un niño, lo cual me hizo pensar que si sólo mi trabajo hubiera servido para eso, había valido la pena hacerlo.
2.—Usted es un locutor profesional con una larga experiencia. ¿Ha influido de alguna forma el medio radial en su literatura?
—Creo que mi labor literaria está grandemente influida por el medio radial en el que me desempeño. Aunque desde hace muchos años vivía en mí el deseo y la vocación de escribir (tanto que en Cuba comencé dos novelas que nunca terminé), debo reconocer que mi trabajo en la radio exacerbó el deseo de llegar, además de a miles de personas por medio del lenguaje hablado, también a lectores por medio de la palabra escrita. Comencé escribiendo en periódicos y revistas locales, más tarde en la Agencia EFE, con sede en Madrid, en la que realicé entrevistas a artistas y reportajes para ser publicados en periódicos de América Latina y en la propia España. Entonces publiqué mi primer libro: Enigmas, que trata de una experiencia que viví cuando era muy joven y trabajaba como contador en el Sindicato de Plantas Eléctricas de Matanzas, Cuba, donde se produjeron extraños acontecimientos, como fantasmas o apariciones. Esto ocurría en el mes de abril de 1961, coincidiendo con la invasión de cubanos exiliados a Bahía de Cochinos que trataba de derrocar a la tiranía comunista. Le siguió una novela: Traición a la sangre, con un tema bastante fuerte. El caso de un hombre que planea la muerte de su padre, para heredarlo. Continué con La escapada, otra novela. Después fue el libro de cuentos y relatos Nivel inferior, y más tarde las novelas Karime y Estatuas de carne.
3.—Estimo que su prosa tiene puntos de contacto con el formato de la radionovela. ¿Qué hay de cierto en esta apreciación?
—En efecto, hay puntos de contacto de mi prosa con la radionovela, creo que es parte de la influencia inevitable en un “hombre de radio” que posteriormente comienza en las lides literarias. Cuando se lee entre líneas un juicio emitido acerca de mi estilo literario, por una destacada figura de las letras, el fallecido Alberto Baeza Flores, se nota una gran similitud entre este concepto suyo y el de él. Dijo Baeza Flores de mí: “Tápanes Estrella es un temperamento inquieto, curioso y sensitivo. En su modo de narrar está presente el estilo de hacer presente, tangible lo que narra. Todo lo cuenta de un modo directo, con algo de suspenso necesario, como el eco de los sonidos y las luces del más allá, puesto que es más lo que desconocemos que lo que conocemos”. Más directamente se refiere a este juicio el profesor Luis G. Villaverde, de West New York, N.J., cuando, al comentar una parte de mi obra, dice: “Otro cuento muy bien logrado y que se presta para un guión cinematográfico es El niño cuya acción se sitúa en un país extranjero, en un ambiente misterioso y bucólico con un final inesperado”.
4.—En sus novelas y relatos hay temas transgresores y provocativos, pienso en Karime, Estatuas de carne y La escapada, sin embargo su prosa tiende más bien a un desarrollo más clásico y tradicional. ¿Cómo podríamos entender esta posible dicotomía entre forma y contenido?
—Se ha dicho que toda obra, y quizá más específicamente, todo personaje dentro de una obra tiene mucho de su autor, y creo que es muy cierto. Yo pienso que esa prosa clásica y tradicional que se observa en mis creaciones tiene mucho que ver con mi carácter, con mi forma de ser. Me clasifico como conservador, tradicional…y creo que eso se refleja en lo que escribo. Digamos que ese es el tronco, el centro de mi producción, pero en el caso de las novelas que usted menciona: Karime, Estatuas de carne y La escapada, le diría que es el deseo de reflejar las distintas peculiaridades de las personas que existen en toda sociedad. Además hay que recordar que nadie es enteramente bueno o enteramente malo. Por lo tanto pienso que se puede ser tradicional, con ciertos tintes eróticos, atrevidos, sensuales…
5.—Usted tiene varias otras novelas inéditas. Díganos algo de ellas y qué pueden esperar sus lectores en el futuro.
—Tengo tres novelas inéditas: una de ellas es Destino para cuatro cuya trama se desarrolla en el condado de Miami-Dade, en La Florida. Son cuatro personajes principales con características muy definidas, que pienso que algún día puedan disfrutar los lectores. Otra es El convite, la historia de un extraterrestre que se hace amigo de una señora residente en California. Para escribir esta obra tomé como base un relato verbal que me hizo la gran escritora cubana Asela Gutiérrez Kann. En el futuro, casi inmediato, mis lectores pueden esperar la publicación de A mitad del camino, la otra de mis novelas inéditas, de la que puedo anticiparles que su trama transcurre en las ciudades cubanas de Camagüey y La Habana, en el año de 1951. Se trata de un millonario camagüeyano que sufre la pérdida de su hermana, de quien estaba distanciado. Decide traer a su hacienda al hijo de ella, o sea, a un sobrino suyo que no conoce. Esa circunstancia hace que se desencadene una serie de acontecimientos muy interesantes. En la historia se tocan perfiles del suicidio de Eduardo R. Chivás, aspirante a la presidencia de Cuba, hecho que conmocionó a la ciudadanía en aquella época. En esta obra, el personaje principal, Alejandro Montiel, se tropieza sorpresivamente con su pasado. Tiene también narraciones que describen, con detalles precisos, las calles, monumentos y edificios públicos de la ciudad de Camagüey. El epílogo le imparte jirones de realidad a esta novela y le propicia un final de innegable impacto.