NUEVA YORK. Obras de Gabriel García Márquez, Julio Cortázar y Jorge Amado, entre otros escritores, son conocidas en EEUU por las traducciones al inglés de Gregory Rabassa, una labor por la que ha recibido la Medalla de las Artes de este país.
Rabassa, que tiene gran prestigio en el ámbito literario y académico, recogió el galardón -el mas importante que concede el Gobierno de EEUU en el plano cultural-, de manos del presidente George W. Bush y su esposa Laura, a finales del pasado año.
En entrevista con EFE en su despacho de Queens College, donde imparte clases desde los sesenta, este traductor de 84 años reconoció que se sentía muy satisfecho por el premio aunque, afirmó con humor, esperaba que se lo hubiera concedido un gobierno demócrata.
Explicó que las ironías de la vida han hecho que en esa y en otra ocasión en que fue a la Casa Blanca, a una cena en honor del entonces presidente argentino Raúl Alfonsín que ofrecía Ronald Reagan, sus anfitriones han sido presidentes republicanos.
"Pero bueno, la literatura, el arte no tiene partido", agregó.
No es nada frecuente que un traductor de Literatura ocupe un lugar relevante de la escena pública o aparezca entre quienes reciben la más altas distinciones en el plano oficial.
Sin embargo, el profesor Rabassa, nieto de catalán e hijo de cubano, se ha hecho merecedor del premio por "sus magistrales traducciones al inglés de alguna de la mejor literatura contemporánea de América Latina" y su contribución a la vida cultural en este país, según los promotores.
Nacido en Yonkers (norte de Nueva York) en 1922, inició su andadura por la traducción en 1966 con "Rayuela" (Hopscotch), de Cortázar, un trabajo que abordó sin haber leído antes la obra y que supondría el inició de una gran amistad con el célebre escritor argentino, fallecido en 1984.
Obras de Luis Rafael Sánchez, José Lezama Lima, Mario Vargas Llosa, Joaquim Machado de Asís, Antonio Lobo Antunes, Juan Goytisolo y Juan Benet, entre otros autores, han deleitado al lector en inglés bajo la sabia guía de este "coleccionista" de lenguas, pues además de inglés y español habla italiano, alemán, ruso y portugués.
Tradujo también al inglés "Cien años de Soledad", del colombiano Gabriel García Márquez, y después "El otoño del patriarca", "Crónica de una muerte anunciada" y "La hojarasca", del mismo autor.
"Gabo (García Márquez) dijo que le gustaba más mi traducción de 'Cien Años de Soledad' que el original", recuerda entre risas y agrega que ese autor es, en su opinión, quien mejor usa el castellano después de Cervantes.
En su libro "If This Be Treason: Translation and its Discontents: A Memoir"(2005), el profesor Rabassa explica que traducir obras no era una meta premeditada y que a ese terreno lo llevaron su innata curiosidad por las lenguas y un entorno familiar muy diverso en lo cultural.
Sus abuelos maternos y paternos eran originarios de Cataluña (San Feliu de Guíxols), Cuba, Inglaterra y EEUU y su padre, Miguel Rabassa, cubano y en el comercio del azúcar durante algún tiempo, se casó con la neoyorquina Clara Macfarland.
Una gran capacidad para los idiomas y espíritu aventurero llevaron al joven Rabassa a servir en el ejército de EEUU durante la Segunda Guerra Mundial, en la Oficina de Servicios Estratégicos, donde descifraba mensajes codificados.
Después de pasar por Argelia e Italia y acabada la guerra, regresó a EEUU donde amplió sus estudios de español y portugués en la Universidad de Columbia e inició allí su labor docente, que seguiría en el Departamento de Lenguas Hispánicas de Queens College.
"Después de la guerra quería un poco de descanso, así que opté por las Humanidades", subraya.
Afirma que se puede reconocer una buena traducción del español o el portugués cuando ella "suena bien inglés" y agrega que, además, "debe ser una buena versión en inglés".
Esos principios han sido reconocidos en su trabajo por parte de prestigiosas entidades, entre ellas el PEN American Center, que en 2001 premió su contribución a realzar la literatura Hispanoamericana en este país con su traducción de cerca de medio centenar de obras.
Lamenta que hoy no se exija a los estudiantes mas traducciones de textos, pues lo considera un ejercicio excelente para profundizar en el conocimiento de las lenguas.
"No se puede enseñar la traducción. Hay que practicarla. Por eso es un arte", señaló.
Fuente: EFE
Enlace relacionado: A Translator's Long Journey, Page by Page (en inglés)