Se siente un dolor profundo hablando con Arturo Rodríguez sobre su arte, que es como una pesquisa en las profundidades del exilio y de la vida misma. El artista vivió en España dos años, primeramente en un pueblo de Asturias y luego en Madrid, y reside en Miami desde 1973.
''La experiencia cubana es parte de mi obra. Salí de Cuba cuando tenía 15 años, pero vi los fusilamientos en el pueblo mío (Ranchuelo, Las Villas) cuando los barbudos pasaron por allí'', contó Arturo. ``Hubo dos fusilamientos, y era gente que queríamos. Cuando tienes 15 años, y vienes para acá, poco a poco te van cortando los pedazos, pero es una experiencia que te hace entender la vida un poco más...''
Arturo Rodríguez es uno de los pintores incluidos en la muestra Sin rupturas: Diálogos en el arte cubano, del Museo de Arte de Fort Lauderdale. Su cuadro El bote es de una embarcación con gente desbordándose, ''en una travesía sin principio ni fin'', apuntó el artista. Fue concebida en diálogo, pero de muy distinta índole, en intercambio con una obra maestra del siglo XIX, y la situación del éxodo en balsas desde Cuba a principios de los 90, cuando pintó el cuadro.
''Es parte de la tragedia del balsero, y se inspira en La balsa de la Medusa de Théodore Géricault, en el Louvre. (Basado en el abandono de una balsa por el capitán del buque La Medusa, en las costas de Africa, en 1816). Allí hubo canibalismo, naufragaron 150 personas y quedaron unas 15'', dijo Arturo. ''Ese pintor me ha interesado siempre, pintaba locos, tenía un punto de vista de la vida muy negro, influyó a Delacroix y muchos otros pintores''. El, en su propio estilo, aunó la visión de Géricault con su sentir de la realidad cubana y la vida contemporánea.
''En las balsas de Kcho los cubanos van cruising, los míos se van a ahogar de verdad'', enfatizó Arturo. Kcho, que reside en la isla, se dedica a pintar balsas muy limpias y vacías. ''Fue una época muy dura para todos los cubanos, pero es un tema que superé, estoy en otra cosa ahora. La estética de cada cual es lo que quiere hacer, pero la política nos ha envenenado a todos nosotros, nos ha influido y nos ha barrido'', manifestó el artista. ``Hay una cosa en el arte que rebasa la política. Guernica es una obra maestra del siglo XX, que supera el hecho del bombardeo de Guernica''.
¿Qué le pasa cuando vende un cuadro? ``Hay cuadros que uno siente mucho venderlos... es un círculo vicioso. Uno pinta por obsesión. No pinto para divertirme, ni para hacerme rico. ¿Lo que le debo a los caníbales de Cuba? Vivir en otros sitios, tener una visión más universal que no fue creada dentro de Cuba. Uno nunca va a ser parte de ningún sistema''.
La literatura y la música son muy importantes para Arturo. En el 2006 tituló una exposición suya en el Bass Museum de Miami Beach la Comedia humana, que es su versión, con humor negro, del caleidoscopio humano que es la novela del mismo título de Honoré de Balzac. ''El hombre de la silla de ruedas es una mezcla de horror con humor. Porque más allá de lo cubano está lo humano. Lo cubano me dio la levadura del pan, es lo que te marca para bien o mal''. En esta serie las obras parecen pintadas en una casa de espejos: cóncavos, convexos, derechos, mostrando distintos ángulos desde donde observar la realidad, y en forma caricaturesca que parte de la tradición de Da Vinci, Goya y Daumier. Arturo lo confirma: ``Mi obra es siempre un juego con la historia del arte''.•
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