El Nuevo Herald
BY ARTURO ARIAS-POLO
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Publicado el jueves, 06.17.10
Blanca Rosa Gil asegura que cantará "todo lo que el público le pida'' durante su concierto de mañana en el Teatro Manuel Artime. Un reto difícil cuando se tiene una trayectoria de más de medio siglo, 45 discos, premios y miles de fanáticos que aguardan su retorno para escucharla en Sombras, Cristal, Hambre y un sinfín de títulos que hoy alborotan las nostalgias de los amantes del bolero. Con ella se presentará Annia Linares, otra cultivadora del género que aguarda el momento de conocerla.
"¡Ya pasé a ser una leyenda!", dice Blanca Rosa en tono burlón mientras organiza sus recuerdos con la ayuda del boricua Tony Figueroa, su esposo desde hace 38 años, con quien vive en la ciudad de Caguas, Puerto Rico. El compañero del ministerio evangélico que crearon tres décadas atrás. Directa, sencilla y libre de esas poses que distinguen a ciertas divas del ayer, la cantante cubana confiesa que el próximo 26 de agosto cumplirá 73 años, y que antes de comprometerse con Figueroa, lo pensó bastante porque se trataba de un hombre 10 años menor que ella. Tampoco niega que para alcanzar la armonía con su pareja atravesó por un camino espinoso.
"El era muy fiestero y yo lo seguía en sus juergas para no perderlo. Pero un día, después de una actuación en Barcelona, le pedí al Señor con todas mis fuerzas que me lo cambiara'', evoca en alusión a aquella súplica que tuvo un efecto mágico. "Cuando Tony gritó el nombre de Jesús nos abrazamos llorando y me prometí servir a mi Dios por la obra que había hecho con él. ¡Dios me quitó uno y puso otro!"...