MANUEL C. DÍAZ
ESPECIAL/EL NUEVO HERALD
No creo que exista una lista con los nombres de los escritores que integran la llamada “generación del Mariel”. Al parecer, a nadie se le ha ocurrido confeccionarla. Cuando se habla de ellos, siempre se mencionan los más conocidos, como Reinaldo Arenas, Guillermo Rosales, Carlos Victoria, Reinaldo García Ramos, Juan Abreu, Roberto Valero, Carlos A. Díaz, Luis de la Paz, Andrés Reynaldo, Jesús J. Barquet, Ismael Lorenzo y Miguel Correa. Sin embargo, hay otros que aunque llegaron a través de la flotilla Mariel-Cayo Hueso, no se les asocia (quizás porque nunca reclamaron la membresía) con esa prestigiosa hermandad literaria. Como Rina Lastres, por ejemplo (tal vez la única mujer en el grupo), esa estupenda escritora fallecida recientemente en Madrid, justo cuando después de su jubilación, tras 20 años de trabajo en la Oficina de Transmisiones a Cuba del International Broadcasting Bureau de los Estados Unidos, comenzaba a hacer realidad uno de sus sueños: vivir la vida de escritor. Algo que pudo lograr en la capital española, donde participó activamente aunque haya sido por poco tiempo en diferentes organizaciones culturales y donde se insertó con éxito en sus círculos literarios. Hasta que la muerte la sorprendió de repente en una fría mañana de enero.