Alberto Sánchez
Publicado el martes 04 de marzo del 2014
Foto: C. M. Guerrero
Dicen que detrás de cada gestión exitosa hay solo un uno por ciento de inspiración, y otro 99 de transpiración, pero si se le pregunta a María Teresa y a Quintín Larios cuál ha sido la clave para mantener abiertos sus dos restaurantes de Miami, esta pareja de cubanos que en enero pasado cumplieron 53 años de casados, se miran y sonríen como si la vida que han llevado hubiera sido color de rosa.
No fue del todo así, pero de alguna manera tienen razones para sentirse satisfechos.
Si alguien quisiera escribir una historia de exiliados cubanos, la de ellos sería una buena referencia, incluso tienen nombre de personajes de novela costumbrista. Son de Camagüey, una provincia cubana 500 kilómetros al este de la Habana, donde se conocieron y se casaron. Emigraron en 1970 hacia España, llegaron a Estados Unidos tres años después y han trabajado juntos hasta hoy. Según María Teresa, han tenido las dos suertes. Tuvimos salud para trabajar duro, y la dicha de que nos amamos mucho.
En Miami comenzaron en el restaurante Casablanca, que estaba en la Calle Ocho y la 23 avenida del suroeste, ella como camarera, y él, cocinero. Luego trabajaron durante 12 años en un restaurante de Felipe Valls, que se llamaba Trianón, en Flager y la 69 avenida, hasta que decidieron que podían ir por su cuenta.