Publicado el 01-04-2007
Por Luis de la Paz
Carlos Castañeda es ya una leyenda del periodismo tanto en Cuba como en el exilio donde vivió hasta su muerte. Sus inicios fueron primero como reportero deportivo y luego siguió creciendo en el amplio y competitivo mercado de la prensa habanera. Salió al exilio en 1960 cuando el ejercicio del periodismo dejó de tener el sentido expreso de informar amplia y lo más objetivamente posible, para convertirse (por imposición oficial) en una vía de servir a la nueva dictadura.
Fuera de la isla se integra al grupo fundacional de Bohemia Libre, con la intención de continuar con la publicación de la revista más importante de Cuba. Años después rediseña y le imprime un formato novedoso a El Nuevo Día de Puerto Rico y otros periódicos de Latinoamérica, hasta que se traslada a Miami tomando el mando de El Nuevo Herald. Sus aportes en la manera de presentar las noticias, de diagramar las páginas y su visión empresarial, lo han convertido en un ejemplo de cómo hacer periodismo y delinear un periódico.
Parte del legado de este hombre ha quedado recogido en Ser periodista. La vida y legado de Carlos M. Castañeda (Fundación Educativa Carlos M. Castañeda, Miami, 2006), un libro que acoge en sus páginas conferencias, editoriales, charlas, artículos y ponencias de Castañeda sobre distintos ángulos del periodismo. Son textos lúcidos, precisos, que denotan la inteligencia y la agudeza de un periodista que dedicó su vida, al siempre complicado y muchas veces ingrato oficio de informar y analizar con inmediatez el acontecer.
El libro se crece con testimonios, anécdotas y comentarios de personas que estuvieron vinculados y trabajaron junto a Castañeda en distintas épocas y medios, como Chu García, Carlos Alberto Montaner, Gloria Leal, Wilda Rodríguez, Rubén Arrieta y Gerardo Reyes, entre otros. Las opiniones de estas personas contribuyen a ofrecer una idea más amplia y precisa de la labor de Castañeda, y de cómo su visión periodística ha dejado una huella definitiva.
“Hay un vínculo fundamental entre la libertad de prensa y la propia libertad del hombre. Cuando se limita o se cuarta la libertad de prensa está también limitándose y coartándose la libertad del hombre. De ahí que no pueda existir una democracia genuina sin una prensa libre e independiente”, escribió Castañeda defendiendo y definiendo el papel que los medios de comunicación han de tener ante la sociedad y el poder.
En el 2004, dos años después de su muerte ocurrida repentinamente en Portugal, familiares y amigos establecieron la Fundación Educativa Carlos M. Castañeda, con la misión de “continuar la labor a la que Carlos M. Castañeda le dedicó su vida, promoviendo un periodismo de excelencia en el aspecto ético, lingüístico, técnico y gráfico, así como a la preservación del idioma español, la libertad de expresión y la defensa de los derechos humanos”. La Fundación ha creado un programa de becas para apoyar el periodismo en idioma español.
El volumen es mucho más que páginas dedicadas a homenajear y resaltar la labor y los méritos de Castañeda. El libro que nos ofrece la fundación que lleva su nombre es, en gran medida, una maravillosa y abarcadora clase magistral de cómo Ser periodista.