2007-1-27
José L. Martel.
Miami, Florida, USA.
jose_martel@bellsouth.net
Según las manifestaciones de Fernando González, representando la Fraternidad Cubana, en su recién visita al barrio del Cantón Sur de Pachamac situado a una hora de Lima, capital del Perú, nos enteramos que allí habitan unos 105 cubanos abandonados y olvidados en condiciones deprimentes y absoluta miseria según las vistas proyectadas y las distintas entrevistas efectuadas a residentes del lugar, las cuales conmueven el alma a cualquier persona civilizada.
Lo acompañaban en el panel del Programa “A Mano Limpia” que dirige el periodista, Oscar Haza, los abogados: García Moreira y Willy Allen, donde debatieron la situación precaria de esos 105 cubanos que llevan 26 años residiendo en el Perú en un limbo inmigratorio permanente.
En su recién estancia en ese lugar, Fernando González detectó y pudo observar la situación de falta de vivienda decorosa, carencia de asistencia médica, laboral, educacional y de nivel de subsistencia deplorable y sumamente caótica. Las personas desnutridas, gravemente enfermas sin acceso a clínicas ni hospitales y sin medicinas. Mal vestidas, sin luz eléctrica, sin agua potable y sin posibilidad de obtener un trabajo de normal, ya que el gobierno peruano les prohíbe a los cubanos el derecho al trabajo.
Según se relataba el primer grupo de cubanos que salieron de la embajada peruana en La Habana viajaron vía aérea a Costa Rica y automáticamente fueron trasladas al Perú, donde esperaban viajar a Estados Unidos a través del Plan Exodus que patrocinaba la Fundación Nacional Cubano Americana.
Los requisitos que la FNCA exigía en esos momentos una reclamación de un familiar residiendo en el país y la presentación de una [affivadit of support] con que garantizar que la persona no sería carga pública. Según González uno de los impedimentos de la salida a Estados Unidos de ese grupo su mayoría de personas negra. Ratificó que actualmente de cada 10 cubanos, solamente 1 es de raza blanca, ¿que duro ver hasta donde llega y prevalece en la discriminación racial. Según el abogado Willy Allen en 1996 fueron a proponerle a ese grupo regresar a Cuba, al ver la forma de vida y el pésimo deterioro existente y el resultado de esa gestión fue negativo, nadie quiso regresar a la “gran cárcel”.
En esta ocasión la Fraternidad Cubana les llevó ropas, zapatos, abrigos, medicinas, comida enlatada y algún dinero que tanta falta les hace a esos infelices olvidados y marginados por todos los que vivimos aquí. Lastima cuando claman por no tener justicia social alguna, desvalidos de justicia, sin trabajo y sin apoyo del gobierno peruano y del exilio. Uno de ellos dijo, “que trabajo vamos a tener aquí si los peruanos carecen de ese derecho”.
Este mensajero de esperanza de esos olvidados les prometía que los cubanos de aquí no los íbamos abandonar y ahora prepara una próxima visita a Perú el 24 de febrero, una conmemoración mas del Grito de Baire. Esta organización ha lanzado una convocatoria para recolectar suministros y dinero para paliar algunas de las necesidades de estos hermanos cubanos.
Son 202 hermanos cubanos de los 125,000 “marielitos” que llegaron y que trabajaron y estabilizaron sus vidas dándole confort y bienestar a sus familias y muchos de ellos ocupan lugares importantes dentro del primordial desarrollo económico, social y político del sur de la Florida. Cuantos son ricos y millonarios gracias a sus esfuerzos y actitudes al lograr llegar a tierra de libertad. Ellos desgraciadamente no alcanzaron esa gran oportunidad. Que nos piden ayuda y un reconocimiento a su desgracia y a la falta de esas oportunidades que se transformaron en una pesadilla terrible y un despertar sin fe y esperanza.
Fraternidad Cubana solicita donaciones. Nos pide lo que podamos contribuir a paliar ese fenómeno con una cooperación organizada y de forma sistemática para tratar de llevar a esos que no tuvieron la dicha de alcanzar un futuro estable y feliz del sueño americano.
Los interesados pueden contactar: Fernando González, en la sede de Fraternidad Cubana, en el 210 SW 3 Calle, suroeste de Miami o llamar al teléfono (305) 649-3715 y establecer un compromiso solidario con esas familias que transitan por un etapa dura que perdura sin solución a corto plazo desde hace 26 años de un total olvido.