La Verdad.es
24.10.10 - 01:01 -
JULIÁN MÉNDEZ
Es como una pantera negra en mitad de un rebaño. Waltari Agusti Alonso, 30 años, habanero del barrio del Cerro, superviviente, desertor y pelotari, camina por San Juan de Luz con la suficiencia de los escogidos, entre miradas de admiración y destellos de los diamantes que adornan sus orejas.
Waltari es un ídolo en el País Vasco francés, el rey del trinquete, una aristocrática modalidad de pelota a mano que se juega en un recinto cerrado. Como una jaula. Allí dentro Waltari es el rey. Este muchacho que creció con Dinio, que afanaba gorras y bicicletas para engañar a la hambruna y que ahora pasa las horas muertas enganchado a los canales del cotilleo español, se saca hasta 6.000 euros por partido con su cuerpo felino y sus manos de mármol. «Hay que hacer caja», sonríe.
Asoma Waltari, inconfundible, por la Rue Gambetta. Viste cazadora italiana entallada GX3 Denim, vaqueros con una chapa metálica de la marca De Puta Madre y unas deportivas a juego. «Dolce&Gabbana, mi marca favorita», suspira mientras resbala su mirada por las brillantes zapatillas azules. Está casado con una rubia azafata de Air France y conduce un potente cochazo negro. Es la imagen del triunfo. Pero en el desván guarda Waltari algunas tribulaciones...