FERNANDO MORENO / MADRID
Día 20/02/2013 - 01.56h
«Canto jazz, blues, filin, son, guaracha, guaguancó, bolero, ranchera y lo que me pidan. Yo soy un vacilón». Esta fue la mejor carta de autopresentación que pudo realizar Francisco Bellove, cantautor mexicano de origen cubano, que falleció el pasado 15 de febrero en un hospital de la capital mexicana a los 89 años. «El Gran Fellove», como era conocido, es un artista imprescindible de la música afrocaribeña, contemporáneo de ilustres como Tito Puente, Celia Cruz, Olga Guillot o Omara Portuondo.
Francisco Bellove fue un artista único. Su carácter abierto, su optimismo natural, su innato desparpajo y su alegría perpetua sobre el escenario le convirtieron en un personaje muy querido dentro de la profesión. El mestizaje musical fue su santo y seña: «Yo scateo las guarachas y rumbeo el jazz», aseguraba. Lo cierto es que sus personales mezclas musicales enriquecieron su carrera artística a pasos agigantados y de manera vertiginosa.