domingo, 5 de marzo de 2006


Posted by Picasa Miriam Gómez

Por Carmelo Lattassa
EFE
El Nuevo Herald
Florida, E.U.
Distribuye: Paul Echéniz
La Nueva Cuba
Febrero 22, 2006

Hay quien dice que el verdadero amor se confirma después de muchos años, y que al lado de todo hombre genial hay una mujer superlativa. Este es el caso de Miriam Gómez (Cuba, 1940), todo el amor y toda la gloria del escritor Guillermo Cabrera Infante, fallecido hace un año. En una breve visita a Madrid, la actriz y viuda del escritor ha contado algunas anécdotas de su historia junto a Guillermo.

Acostumbrada a la mejor relación con intelectuales y escritores, Miriam Gómez muestra su gran elocuencia tras su asombrada timidez. Sin embargo, es dueña de una enorme presencia que le permite sugerir su papel en la relación con el escritor cubano.

'En Cuba, las casas tienen los apellidos de las mujeres, no de los hombres. En mi casa éramos las Gómez por mis hermanas y yo. Teníamos tres hermanos, pero eso no contaba para nada. Las casas se dividían por las Fernández, las Gómez, etcétera. Guillermo decía que el machismo en Cuba es `puro buche y pluma no más', porque la verdadera realidad de Cuba es la canción de María Cristina. Esa que dice que 'María Cristina me quiere gobernar...' porque es quien realmente manda en la casa. En la isla, quien manda es la mujer. Pero con Guillermo, nada de eso hizo falta'', comenta.

El recuerdo de los espacios del pasado, su relación con la hispanidad, la sitúan de nuevo en la isla.

ATALAYA EN EL EXILIO

''Yo salí de Cuba, con la isla a cuestas'', cuenta Miriam Gómez a quien su marido la eternizaría junto al apellido. No hay Miriam sin Gómez...

'Y nos fuimos a otra isla --Inglaterra--. En nuestra casa de Londres la gente iba y venía. A ella llegaron muchos escritores y nosotros fuimos creando una atmósfera particular. Recuerdo que una noche Guillermo se tomó un calmante para el dolor y, como apareció una visita, se tomó una copa de champán y se mareó. Yo intenté mantenerlo despierto, que no se durmiera. Todo gracias al cine, porque lo había visto en las películas que si alguien se envenena hay que pasearlo. Así que él iba y venía andando mientras esperábamos a que llegara el médico. Cuando llegó el galeno se quedó completamente alucinado porque eso no parecía la casa de un londinense, y se preguntaba `¿dónde estoy?' Porque lo que allí vio no le parecía real. Mi apartamento es una isla dentro de una isla'', añade.

Cada espacio personal, cada lugar común la confronta con una doble realidad, el significado de una gran urbe como Londres y la experiencia de ser extranjera.

''Teníamos poco trato con los londinenses porque ellos no tienen intelectuales. Poseen esa lengua, esa escritura maravillosa que lo resume todo, pero tienen una ignorancia total sobre todo lo que ocurre fuera de su isla y nosotros, que hablamos en castellano, finalmente nos relacionábamos en general con hispanos'', matiza.

CUBA Y EL AMOR POR LA LITERATURA

Sobre la relación que existe entre la isla caribeña y la literatura, Miriam Gómez dice: ``En Cuba hay una locura por la literatura que viene de hace mucho tiempo. En el siglo XIX hubo un poeta maravilloso llamado Julián del Casal (Cuba, 1863--1893), que era tuberculoso y en una cena le dio un ataque de risa y se murió. Lezama Lima le dedicó un poema bello. Bueno pues, Julián del Casal, que era muy pobre, vivía en una habitación en La Habana en la que, al entrar, era como estar en París. Todo era chinesco, afrancesado. Y todo esto era porque en la isla existía una gran obsesión por Francia y toda la literatura francesa que pasaba por París. No se miraba a Estados Unidos. Los norteamericanos iban a Cuba a pasar las vacaciones, no a generar cultura.

Julián consiguió un dinero para ir a París y se acercó a Madrid, pero tuvo que volver a Cuba porque no soportaba vivir fuera de la isla, como le pasó a Virgilio Piñeira o a Gastón Baquero. El cubano suple sus carencias económicas con el hambre por la literatura. No porque todos supieran leer, sino porque al ser un país tabacalero, la gente oía las historias de Tolstoy y otros a través de un lector, mientras liaban el tabaco. Los trabajadores escogían lo que querían escuchar mientras liaban y todo el mundo sabía cuáles eran las grandes obras''.

LA HABANA Y EL PASADO NO TAN REMOTO

Sobre sus primeros años en los que salió de su pueblo, Miriam recuerda: ''Yo llegué a la capital porque estábamos en la edad de casarnos y fuimos a La Habana para encontrar casamentero. Allí fui a la escuela pública y tuve una maestra maravillosa, que se llamaba Hilda, que vivía con un vasco que tocaba el contrabajo. Yo llegué con acento del campo diciendo palabras como ``amol'', en lugar de amor. Todavía en mi familia lo dicen, yo estoy un rato con ellas y salgo hablando así. Esa maestra me enseñó muchísimos poemas, y me enseñó a cultivar el amor por la literatura.

``Recuerdo que vivíamos en una sola habitación un montón de personas. Tantas, que una noche entró un ladrón en casa y no pudo robar porque no había donde poner un pie. Todo lo que pudo llevarse fueron unos plátanos que estaban en el patio. Esta maestra me enseñó a hablar y me apuntó en la escuela de arte dramático. Con 15 años entré en esa escuela, donde aprendí mucho. Estudié de todo, completamente gratis. Ahí fue donde conocí a Guillermo, y aprendí a hacer de todo''.

Sobre como comenzó su relación con el escritor, su viuda dice: ``Yo iba en el autobús y pasaba cerca de la revista Carteles, que era en la que Guillermo trabajaba. La primera vez que lo ví se me sentó a un lado en el autobús y empezó a desnudarme con la vista. Yo pensé que era un loco y, cuando me bajé, él se bajó trás de mí. De pronto, me coge por la mano y me dice que yo no sabía cruzar la calle. Yo estaba aterrorizada. Entro en la academia y él entra también y sube directamente a la dirección. Yo me quedé muy extrañada. De pronto, el director me llama. Yo estaba temblorosa pensando que iba a pasar algo malo porque nunca me habían llamado a la dirección. Entonces el director me lo presenta como a un gran amigo suyo periodista. Cuando salí de la academia él estaba esperando, y justo en ese momento pasaba una actriz casada con un escritor, y lo saludaron. La verdad es que yo nunca le pregunté a Guillermo si él había preparado todo aquello. Ahora lamento no haberle preguntado''.

domingo, 26 de febrero de 2006

Posted on Sun, Feb. 26, 2006
CARLOS M. LUISEspecial/El Nuevo Herald

Bajo ese título situa David Castillo en su galería las coordenadas geográficas de una importante exposición de pintores cubanos. Precisemos que no se trata de una exposición restropectiva, ni siquiera de una muestra abigarrada de maestros de la pintura cubana de la década de los cuarenta a los cincuenta. Se trata de la selección de una decena de cuadros, en su mayoría emblemáticos, dentro de la historia de un proceso creativo que comenzase en Cuba a ver sus primeras luces a partir de los años treinta. Los pintores en cuestión son los siguientes: Cundo Bermúdez, Mario Carreño, Wifredo Lam, Amelia Peláez, Fidelio Ponce y René Portocarrero. Todos pintores que representaron en Cuba una nueva manera de ver.

Cundo Bermúdez está representado por tres cuadros. Uno de ellos posee, para mí, un significado especial ya que tuve oportunidad de presenciar al pintor en su proceso de crearlo. Se trata de Mediodía en la playa. Sol al mediodía cuadro fechado en 1953 y que vi en el estudio de Cundo en el Vedado, durante una de mis frecuentes visitas a ese estudio, muchas veces en compañía del pintor Jorge Camacho. A Jorge y a mí nos sorprendió de entrada, su intenso cromatismo de colores naranjas y amarillos y su escenario donde con aparente inocencia (rasgo característico de Cundo en algunas de sus pinturas) introducía una cierta sensualidad. ¿Acaso estaría escuchando a Ravel cuando lo pintó? Es muy problable dada la inclinación del pintor hacia la música. Tanto Ravel en su Dafne y Cloe como Debussy en su Preludio a la siesta de un Fauno (ambas composiciones favoritas de Cundo), introdujeron un ambiente intensamente sensual en sus obras, sensualidad que se refleja en este cuadro. Se trata, pues, de una obra que define el rumbo que Cundo Bermúdez quería darle a su pintura en aquellos años, cosa que logró plenamente.

Mario Carreño, por su parte, fue un pintor que gustaba de navegar por diversas aguas. Su Guitarrista con pareja bailando (1946) obedece a una visión nacionalista que prevalecía aún en el ambiente cultural cubano. El cuadro, estructurado dentro del cubismo, introduce las máscaras africanas con las cuales Picasso ya había deformado el rostro de sus Demoiselles de Avignon. Este cuadro es paradigmático de su proceso creativo, el cual siempre regresaba a las raíces nacionales que lo vieron formarse.

Lo que podemos llamar La piece de resistance de la exposición es el doble cuadro de Wifredo Lam: La Table (1938) y en su anverso Portrait (1938) ambos pintados sobre papel en tempera, lápiz, gouache y pastel. Este doble cuadro expuesto al público por primera vez, representa un valioso ejemplo de las influencias iniciales de Lam, influencias que como bien señala David Castillo en sus palabras escritas para el catálogo, encuentran sus trazos en Matisse y desde luego en el arte africano. Un detalle en el cuadro de La Table me llamó la atención: los peces. Estos peces reaparecen más tarde en muchas composiciones de Amelia Peláez. ¿Estudió Amelia ese cuadro de Lam? Sería interesante seguirle la pista a esa posible influencia.

Amelia Peláz está representada con una Naturaleza muerta con peces, gouache sobre papel pintado en el 1961. Aunque no es de las obras más importantes de la pintora, refleja sin duda todo su virtuosismo tanto en el color como en la composición. Después de años practicando la cerámica, cuando su dibujo adquirió una cierta dureza, Amelia retomó la soltura de su mundo barroco en muchas de sus grandes composiciones a partir de la década de los sesenta. Esta composición demuestra que la gran pintora no había perdido el gracejo que caracterizó su obra a partir del momento en que incorporara a la misma la rica ornamentación de su etapa barroca.

Fidelio Ponce es un caso aparte en la historia de la pintura cubana, ¿de dónde sale esa ausencia de colorido en su obra? ¿De dónde esa temática tan ajena al resto de la pintura cubana de su momento? El magnífico óleo Las tres niñas (1937) demuestra que esas preguntas pueden hacerse frente a una obra como la suya tan desprovista de la ''cubanía'' prevaleciente en su época. El expresionismo de Ponce proviene de otras fuentes que habría que encontrar no en la tradición pictórica cubana, sino en la poética de un Julián del Casals o Rafael Poveda. De ahí su extrañeza y su indiscutible atractivo.

Uno de los pintores más prolíficos de Cuba fue René Portocarrero. Su imaginación lo llevó a numerosos caminos y en todos dejó huellas de su creatividad. En el caso de su óleo Arlequin (1960) algunas de sus mejores virtudes se encuentran presentes. Especialmente el calidoscópico uso del color que también sorprendemos en sus catedrales y ciudades. El estudio de la obra de Portocarrero siempre nos llevará por unos caminos conducentes a la poesía. No en balde Lezama lo situó en el centro mismo de sus referencias poéticas con relación al mundo de la pintura.

En suma: una exposición que en pocos cuadros logra hacer un recorrido histórico por un período especialmente creativo de la pintura cubana. A manera de diálogo con la exposición, la artista Quisqueya Henríquez está presentando una instalación titulada Intertextualidad.

'París, Barcelona, Miami'. Galería David Castillo, 2234 NW 2da. Ave. (305) 573-8110. e-mail:

www.castilloart.com


Posted by Picasa Guillermo Cabrera Infante (Gibara, 22 de abril de 1929-Londres, 21 de febrero de 2005).

Posted on Wed, Feb. 22, 2006

ENRIQUE CORDOBA

En este 22 de febrero, día en que se cumple el primer aniversario del viaje a la eternidad de Guillermo Cabrera Infante, me viene a la mente aquella mañana cuando lo llamé (a Londres, la ciudad que el mismo escogió para sufrir el dolor de exilio y padecer su lejanía de La Habana) con ocasión de su septuagésimo cumpleaños y resultamos conversando de cine y de Cuba, los temas insistentes de su parábola vital.

Cabrera Infante veía, escribía y comentaba de cine dormido y despierto.

--¿Qué películas te llevarías a la isla desierta? --le pregunté en esa ocasión.

--Yo me llevaría el Ciudadano Kane, de Orson Welles, porque es una película que mientras más la veo más cosas descubro dentro de ella --dijo.

``Es un poco como El Quijote --añadió--, donde hay secretos que uno no ve en la primera visión, como yo la tuve cuando la vi en un cine de los barrios extremos de París, en los años sesenta, porque antes no había podido verla, había desaparecido de la circulación.''

Hablaba de las películas como si acabara de verlas.

--Cuando la vi --dijo--, para mí todo lo que había dicho acerca de ella todo el mundo se quedaba verdaderamente muy por debajo del extraordinario impacto de esta película.

Escucho en mi cabina de Radio Caracol de Miami el sonido de su encendedor, prendiendo un puro. Luego agregó:

--Ha habido otras, como por ejemplo En un lugar solitario, que descubrí gracias a la televisión, en que Humprey Bogart y Laurent Bacall, que es una de mis actrices favoritas, tenían una relación tormentosa de odio-amor que era muy conmovedora realmente, y el final es desolador. Está también El beso mortal que es para mí la mejor película de la serie negra de todos los tiempos, que descubrí en la La Habana y que después he visto muchas veces, al extremo de que tengo dos copias en mi filmoteca, una copia termina bien y la otra termina mal.

Se limpió la garganta y dijo:

--Voy a explicar cómo termina bien y cómo termina mal esa película. Están encerrados en una casa, junto a la playa, en que hay un loco vesánico que está persiguiendo una maleta que contiene uranio radioactivo y uno de los cómplices, una mujer, lo mata para robarle la ma- leta, y entonces llega el héroe que está buscando a su secretaria, a la que han secuestrado, y la encuentra en uno de los cuartos. Salen porque la bomba atómica ha comenzado a explotar y ellos caminan hacia la playa y se meten en el mar. Ese es el final feliz. El final trágico es que la bomba estalla y los coge dentro de la casa. A mí me produjo una gran satisfacción saber que tenía una película que terminaba de dos formas diferentes.

--¿Qué recuerdas de Vértigo?

--Vértigo es para mí la más maravillosa historia de amor jamás contada. También Intriga internacional', que se llamó en España, copiando el título francés Con la muerte en los talones. Es una película de Hitchcock, es una película del año 58, una maravillosa película de aventuras y de intrigas, como dice el título en español.

--¿Estás satisfecho de premios y más premios? --le pregunté.

--Yo hubiera cambiado eso por treinta y cinco años.

--¿Qué sientes al cumplir setenta en Londres?

--Bueno podría ser peor. Podría cumplir setenta años en Cuba, que eso sí sería un desastre. En Londres estoy muy bien. Vivo en el centro y recibo a quien me da la gana, no tengo compulsión de ningún tipo, nadie me obliga a escribir nada en elogio de nadie y eso hay que agradecerlo siempre.

--¿Guardas la esperanza de volver a vivir en Cuba?

--(Carcajadas.) Es una muy aguda pregunta. No puedo responderla, yo volvería después de que se fuera Fidel Castro, pero no en el primer avión. Desearía que me invitaran a regresar, no plantarme de pronto en el aeropuerto de Rancho Boyeros, como prácticamente un recién venido.

--¿Cómo reaccionarás el día que desaparezca Fidel?

--Yo tendría que asegurarme que es verdad, porque tantas veces se ha corrido esa noticia de que Castro ha muerto, se ha ido, no aparece... Yo la cogería con un grano de sal primero, antes que decidir absolutamente nada. Yo espero que ese suceso ocurra de veras.

--¿Cuál es el balance de tus setenta años?

--Bueno, yo me convertí en escritor por decisión propia en los años cuarenta. Mi primer cuento se publicó en el 48, que es una larga, larga fecha. Después seguí publicando porque me pagaban para escribir, porque hay un sabio inglés que se llamó el Dr. Johnson que decía ''solamente un tonto escribe sin que le paguen''. Por supuesto yo la he hecho mía, como una divisa, esa frase memorable.

``Seguí escribiendo y me seguían pagando hasta que esto se fue convirtiendo en un hábito, como quien habla de droga, porque eso es lo que ha sido para mí la literatura: ha sido una droga mágica, un ungüento maravilloso, como decía Don Quijote.

Recuerdos imborrables de Cabrera Infante.

Director de `Cita con Caracol'.
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Otros trabajos interesantes sobre Cabrera Infante:

miércoles, 8 de febrero de 2006

Por Rocío Ayuso Posted February 7, 2006
Los Angeles, 7 feb -- La familia televisiva de George López cuenta con un nuevo miembro en el actor de origen cubano, Andy García, quien se ha brindado a ser el cuñado del humorista hispano en la popular serie "The George López Show".

"Nos conocíamos de hace tiempo, del barrio, de jugar al golf, de que mi esposa (Ann López) es cubana... esa es la verdadera conexión", bromea con EFE el intérprete de origen mexicano.

Mientras le escucha, a García se le ilumina la cara con picardía.

"Supongo que ahora, como su esposa le ha donado un riñón, él también tiene algo de cubano", responde chistoso el intérprete de "The Godfather III", quitando hierro a la dolencia renal de López.

Ese es el ambiente que se respira en el hangar 4 de los estudios Warner mientras se rueda el nuevo episodio de la serie "The George López Show".

A su reparto habitual encabezado por López, Constance Marie (Angie López) y Masiela Lusha (Carmen López) se le suma esta semana García que hace de cuñado del protagonista de la serie.

"Fue algo que surgió así como así. Una de éstas de ¿por qué no te pasas por el programa un día?", recuerda García.

Una invitación de lo más vaga que el actor no pudo llevar a cabo durante muchos meses, demasiado liado con el rodaje de su primera película como director, "The Lost City", pero que no cayó en saco roto.

"Pensé en dirigir un episodio porque tengo varias ideas para la serie", recuerda el actor ya animado con esto de la realización.

Sin embargo, a López le resultó más divertida la idea de añadir un nuevo miembro a su familia televisiva.

Al fin y al cabo su serie se basa en sus propias experiencias familiares y como subraya el actor "tengo un tío igualito que el personaje de Andy".

No se trata de un retrato muy adulador para este galán de Hollywood ya que el personaje es un advenedizo "que va dejando un reguero de baba" por donde pasa, según dice el diálogo del episodio.

El hermano perdido de la esposa televisiva de López, es un personaje más conocido por timar a todos, especialmente a sus propios familiares.

La opinión de López sobre García no tiene nada que ver con esto.

"Es un actor increíble, es mi amigo y me está ayudando mucho con su presencia porque hacer una comedia con éxito en televisión no es tan fácil", subraya, ahora en serio.

Aunque "The George López Show" está a punto de cumplir sus primeros cien episodios en antena, la competencia no se hace más fácil.

"Lo único que importan son los niveles de audiencia del último episodio", suspira.

"Por eso es muy importante este tipo de ayuda, cuando Andy o Sandy (Sandra Bullock, productora de la serie) nos apoyan con su presencia como antes hicieron Hillary Duff o Paris Hilton", recuenta el actor que también contó con el alcalde de Los Angeles, Antonio Villaraigosa, en el programa.

Los ensayos continúan y entre broma y broma García tiene que sacarse las gafas de cerca del bolsillo para echarle un último vistazo a sus frases antes de la toma final.

El resto del reparto le espera con tranquilidad y respeto, mucho más habituados al acelerado ritmo de los rodajes de televisión pero también ilusionados de la energía que la presencia de García da a su serie.

"Yo todavía no he podido ver su película porque con el trasplante de riñón he estado enfermo mucho tiempo", se disculpa López por no haber visto todavía la última cinta de García que se estrenará el próximo marzo.

"Pero mi esposa la ha visto y se quedó completamente devastada, por la historia y por la emoción. Y por el orgullo de ser cubana", recuerda López de una cinta centrada en los últimos días de Cuba antes de la revolución.

García le mira con humor por encima de sus gafas mientras se prepara para la siguiente toma.

"Pero si me llamó cuatro días más tarde gritando eso de 'Oye Andy, ¿qué le has hecho a mi esposa? Todavía está llorando'", sonríe con amistad pero también con una punzada de orgullo. EFE

ra/mla/bg


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Coordinó desde sus inicios la programación literaria de la «Semana negra»

El escritor cubano afincado en Gijón Justo Vasco (La Habana, 1943) falleció ayer en el Hospital Central de Asturias en Oviedo como consecuencia de un derrame cerebral que le sobrevino en los últimos días, según informaron fuentes familiares del autor.

Responsable de varias novelas y experimentado traductor, Vasco era además bien conocido en medios literarios de la ciudad como coordinador literario de la «Semana negra», donde se había convertido en un estrecho colaborador del director, el escritor mexicano nacido en Gijón Paco Ignacio Taibo II.

Fue justamente su labor en la «Semana negra» la que le llevó a conocer Gijón, ciudad de la que se enamoró, y en la que también conoció -igualmente en el marco del festival literario en el que trabajó- a la que se convertiría en su mujer, la escritora y traductora Cristina Macía. Vasco era padre de una niña.

El narrador cubano estaba considerado por la crítica literaria como una de las voces más importantes dentro del género negro en la isla caribeña. Su obra ha sido traducida al francés, al italiano y al griego, entre otros idiomas.

Sus amigos gijoneses le recuerdan, además de por sus textos, por su placidez y bonhomía, y por sus frecuentes paseos por la zona de Poniente con su familia y con su inseparable perro. Se da la triste circunstancia de que Justo Vasco se encontraba superando las consecuencias de una operación por otra grave enfermedad.

sábado, 4 de febrero de 2006


De izquierda a derecha: José Cardenal Dupond, en el centro el comandante Cubelas y el de la derecha con traje oscuro el autor del artículo Guillermo Milán Reyes. Posted by Picasa

El hombre que esta a mi lado reparte unas camisetas de regalo a todos y cada uno de los participantes en el histórico encuentro de Madrid entre demócratas cubanos, el pasado 10 de Octubre, en el centro del pecho de la misma un contundente cartel que denuncia y a la vez reclama “CUBA DEMOCRACIA YA”. Observo que se la están entregando a un hombre de avanzada edad y del cual escucho: “Mi mujer ya tiene la suya desde hace un par de años, pues ustedes se la regalaron cuando ella les apoyo en una manifestación frente a la embajada cubana, la guarda con mucho amor y cariño, dice, es una admiradora vuestra, como yo”. Me llamó tanto la atención sus palabras y el respeto con que recogía su camiseta, una gorra y también una exquisita enguatada en negro, como le llamaríamos en Cuba, todo con el mismo mensaje, que le pregunto a otro compatriota a mi derecha: ¿Quién es ese Señor?, ¿No lo conoces? ¡Es el Comandante Rolando Cubela, una leyenda viviente!
La verdad que poco conocía yo de su historia y creo que aún sigo sin saber mucho, pero he visto la reproducción de la entrevista a Carlos Bringuier en un canal de televisión de Miami que circula por Internet y la cual la tengo yo montada en mi página, donde se le atribuye al comandante Rolando Cubela ser un doble agente secreto y me cuesta creerlo después de ver su fervorosa participación firmando la Posición entre Demócratas cubanos. Me pongo en contacto con uno de mis amigos en Madrid para preguntarle sobre este asunto y el me responde: “lo que pasa con Cubela es que aún no le perdonan aquella comparecencia en la televisión cubana a raíz de su detención” y no me comento más, ya que desde que se ha visto a Cubela participando públicamente junto a nuestra Plataforma Internacional Cuba Democracia ¡Ya! y tocando una de las cuarentaiseis campanadas que se dieron ese día en Madrid para despertar conciencia y solidaridad, mi amigo esta recibiendo llamadas para que intermedie o facilite su localización y poderlo entrevistar en varios medios de comunicación.
Creo me quede por el momento sin saber mucho sobre el asunto después de ver a un histórico comandante de esa mal llamada revolución guardarse con satisfacción y orgullo la misma camiseta que también yo llevo y que sigue reclamando con justicia para nuestro amado país CUBA DEMOCRACIA ¡YA!
Por Guillermo Milán
Representante de Cuba Democracia Ya
Suecia
Colaboración
La Nueva Cuba
Febrero 3, 2005

Por Félix José Hernández
Columnista
Jefe de Buró
París
Francia
La Nueva Cuba

Febrero 3, 2005


París, 3de febrero de 2006.

Mi querida Ofelia,

con gran placer acabé de leer el libro que me mandó de regalo desde España, la Dra. Marta Frayde. Se trata de “Indagación del Choteo”, obra que Jorge Manach escribió en el ya lejano 1928.

Es el segundo tomo de la colección “Lecturas para la democracia”, que publica el Comité Cubano pro Derechos Humanos ( España), cuya presidenta es la Dra. Frayde.

El Dr. Jorge Mañach Robato nació en Sagua la Grande, provincia de Las Villas, el 14 de febrero del crucial año de 1898. Nacido de padre gallego, Eugenio, y de madre cubana, Consuelo, nieta de italianos, en 1907 se trasladaron a Madrid primero y después al pueblo de Tembleque, provincia de Toledo. Allí, según los biógrafos, absorbió la esencia de la España eterna y popular que tan bien conocía.

En 1914 regresaron todos a Cuba y fue enviado a Boston, EE.UU. terminando bachillerato en el Gambridge High School, y de ahí a la prestigiosa Universidad de Harvard donde recibió el influjo de maestros como Josiah Royce y George Santayana.

Se incorporó a las luchas políticas en la universidad y fue uno de los firmantes de «la Protesta de los Trece» contra el gobierno Zayas el 18 de marzo de 1923 por la compra fraudulenta del convento de Santa Clara, inicio de la protesta uni­versitaria.

Al año siguiente se adscribió al Grupo Minorista con Abela, Carpentier, Brull, Villena, Roig, Tallet y Roldán entre otros. Fundó en 1927 «la Revista de Avance» que duró hasta 1930. Tras participar en la lucha contra el dictador Machado, en 1940 fue miembro de la Asamblea Constituyente, senador, y llegó a Ministro de Educación y de Estado (Exteriores). En la misma época se pronunció contra el comunismo en una polémica con el dirigente del Partido Socialista Popular (Comunista) Juan Marinello.

En la emisora de radio CMQ fue director del programa «La Universidad del Aire» en 1950 que emitió las ideas de los mejores pensadores y políticos del momento. Se integró en el Partido Ortodoxo de Eduardo Chibás como candidato a senador. Tras el golpe de Batista en 1952 Mañach creó el Movimiento de la Nación junto a Rufo López Fresquet, Justo Carrillo y José Pardo Llada, que fracasó como aglutinador político. No obstante, ganó por oposición la cátedra de historia de la Filosofía en la Universidad de la Habana y fue invitado a impartir cla­ses en la Universidad de Columbia, Nueva York.

Se incorporó a la revolución en 1959 pero pronto se percató de que se tenía que exiliar. Marchó a Puerto Rico donde, quebrantada su salud, el 25 de junio de 1961 falleció prematuramente en Río Piedras, fiel a su rechazo del comunismo.

Es uno de los intelectuales cubanos más brillantes de la primera mitad del siglo XX y su cubanía entronca con pensadores del siglo XIX como Varela, del Monte, Saco, Luz y Caballero y Martí.

Entre sus obras más señeras citaremos: Glosario (1924); La pintura en Cuba desde sus orígenes hasta 1900 (1924); Estampas de San Cristóbal (1925); Indagación del choteo (1928); La crisis de la alta cultura en. Cuba (1925); Martí, el apóstol, (su obra cumbre) (1933); Historia y estilo (1944); Hacía una filosofía de la vida (I951); El espíritu de Martí (1951); Examen del quijotismo (1951); Imagen de Ortega y Gasset (I956); Paisaje y pintura de Cuba (1957) y Teoría de la frontera (197I), editada póstumamente.

Pero quién mejor que el propio Mañach para hablar de su libro. A continuación te reproduzco las dos primeras páginas del prólogo:

“La reivindicación de lo menudo

Tal vez haya sido motivo de extrañeza para al­gunos de ustedes el tema de esta conferencia. No parece un tema serio.

Esto de la seriedad, sin embargo, precisamente te va a ocupar hoy un poco nuestra atención. El concepto de lo serio es en sí sobremanera difuso. Muchas cosas tenidas por serias se revelan, a un examen exigente, inmerecedoras de ese prestigio; son las cosas Pacheco. Y, al contrario, las hay que, tras un aspecto baladí e irrisorio, esconden esencial importancia, como esos hombres que andan por el mundo con alma de ánfora en cuerpo de cántaro.

A las ideas les acaece otro tanto. Ciertas épocas han exhibido una marcada tendencia a revestir de gravedad ideas más o menos fatuas. Por ejem­plo, el siglo pasado, que por su exaltación román­tica y su devoción casi supersticiosa a “los princi­pios”, infló mumerosos conceptos, atribuyéndoles un contenido real y una trascendencia que los años posteriores se han encargado de negar. Esas ideas-globos gozaban hasta ahora de un envidiable prestigio de excelsitud. El realismo moderno les ha dado un pinchazo irónico, desinflándolas de lo que en criollo llamaríamos su “vivío”. Esta misma época nuestra, arisca a toda gravedad, in­siste en reivindicar la importancia de las cosas tenidas por deleznables o ridículas, y se afana en descubrir el significado de lo insignificante. Los temas, que no son sino cosas por explorar, se han renovado con esta preeminencia concedida por nuestro tiempo al estado llano de las ideas. Nos urgen los más autorizados consejeros a que abandonemos las curiosidades olímpicas y observemos las cosas pequeñas y familiares, las humildes cosas que están en torno nuestro.

Hay un interés vital en esto. Todo lo que nos afecta debe ser conocido. Lo mentido e inmediato es lo que constituye nuestra circunstancia, nues­tra vecindad, aquello con que ha de rozarse nues­tra existencia. Más por lo mismo que lo tenemos tan cerca y tan cotidianamente, se le da por cono­cido y se le desconoce más. Nu somos bastante forasteros en nuestro propio medio, dice Christo­pher Morlev: no lo miramos con la debida curiosidad. Tenemos que aplicarnos, pues, a la indagación de esa muchedumbre de pequeñeces que “empiedran la vida”.

Cuando se trata de hechos psicológicos y de re­lación, como lo es el choteo, el escudriñamiento puede tener alcances sociológicos insospechados. Ya Jorge Simmel subrayó la conveniencia de lle­var a la sociología el procedimiento microscópi­co, aplicando “a la coexistencia social el principio de las acciones infinitas e infinitamente pequeñas que ha resultado tan eficaz en las ciencias de la sucesión” . En vez de estudiar la sociedad por abstracciones voluminosas, la exploraremos en sus menudas concreciones, en sus pequeños mó­dulos vitales.

El choteo -cosa familiar, menuda y festiva- es una forma de relación que consideramos típica­mente nuestra, y ya esa sería una razón suficiente para que investigásemos su naturaleza, con vista a nuestra psicología social. Aunque su importancia es algo que, se nos ha venido encareciendo mucho, por lo común en términos jeremíacos, desde que Cuba alcanzó uso de razón, nunca se decidió nin­gún examinador nuestro, que yo sepa, a indagar con algún detenimiento la naturaleza, las causas y las consecuencias de ese fenómeno psicosocial tan lamentado. En parte por aquella afición de época a los grandes temas, en parte también porque ha sido siempre hábito nuestro despachar los pro­blemas con meras alusiones, los pocos libros cubanos que tratan de nuestra psicología se han con­tentado, cuando más, con rozar el tema del cho­teo. Esquivando casi siempre esta denominación vernácula, se ha tendido a desconocer la peculia­ridad del fenómeno y a identificarlo con cualida­des más genéricas del carácter criollo, como la “ligereza”, la “alegría” y tales. También aquí nuestro confusionismo ha hecho de las suyas.”

Trataré de hacértelo llegar a mi querida San Cristóbal de La Habana, para que puedas leer algo deliciosamente cubano. Algo (como decía mi madre), de cuando Cuba era Cuba.

Un gran abrazo desde estas lejanas tierras de la Vieja Europa,

Félix José

“Indagación del Choteo”

Jorge Mañach

Lecturas para la democracia N° 2.

79 páginas. Madrid. 2005.

Comité Cubano pro Derechos Humanos ( España).

Apartado de Correos 45011

28008. Madrid .

España

Fax: 55 97 731


* Félix José Hernández es un exiliado cubano residente en Francia. Es profesor de Civilización de América Latina en la Université de Marne-la-Vallée y fue redactor de Les Cahiers d'Histoire Sociale.

sábado, 28 de enero de 2006

Oriente López y José Ramón Mestre hablan de sus últimos trabajos en Estados Unidos y España.

Dennys Matos, Madrid

viernes 27 de enero de 2006

Oriente López y José Ramón Mestre constituyen dos de las caras más visibles y activas de una nueva generación de músicos cubanos polifacéticos. Ambos son compositores, arreglistas y multiinstrumentistas, y desarrollan su trabajo en contextos tan diferentes como Estados Unidos y España.

López, con una orientación hacia el jazz de ascendencia latina, ha colaborado con Charlie Haden, en La tierra del sol, Colette Michaan, en First Cause, y con Regina Carter, en Something for Grace, entre otros tantos. Ha compuesto música para ballet, teatro, musicales, cine, conciertos clásicos y producciones de jazz y géneros latinos. Entre sus trabajos más recientes figura su disco Orientations.

En cambio, Mestre se ha encaminado por la fusión de música flamenca y cubana y también trabaja en el ámbito de la llamada "nueva música cubana", presente en España. Dentro de la primera vertiente, ha tocado y compuesto arreglos para discos de los españoles Rosario Flores y Abigail. Con el cantaor José Mercé desarrolla una sistemática labor; ha colaborado en los álbumes Aire, Giraluna y Confí de fuá. Este último está considerado uno de los más logrados en la apertura y fusión del flamenco. Por la parte de la música cubana ha colaborado con Gema y Pável, el grupo Habana Abierta y con el cantautor Julio Fowler, además de otros artistas.

¿En qué tipo de escena musical se mueven actualmente?

Oriente López (O.L.): He estado trabajando en Nueva York con músicos latinos, por decirlo de algún modo. Aquí incluyo gente de Cuba, Puerto Rico y del Caribe en general, además de brasileños, venezolanos, argentinos y colombianos, fundamentalmente, y norteamericanos de ascendencia latina. En este sentido, he venido trabajando tanto con figuras o agrupaciones profesionales con carreras ya establecidas, como con músicos más jóvenes, cuyo trabajo me ha interesado. Proyectos donde, según fuera la propuesta, unas veces trabajé como pianista, otras como flautista y otras como arreglista. Un ejemplo de esto, entre otras colaboraciones más, es mi trabajo como director musical del disco Rezos, de Boby Céspedes, una cubana que emigró a Estados Unidos siendo una niña en los años cuarenta o cincuenta.

José Ramón Mestre (J. R. M.): Mi interés musical al llegar a España fue en cierto modo integrarme a la escena de aquí y a un tipo de música determinado. Esto, en esencia, ha estado dirigido a estudiar y trabajar en proyectos de la música que más me ha interesado desde que llegué, que es el flamenco. Un esfuerzo que me llevó a colaborar en el año 2002 en un disco de José Mercé, titulado Aire, que ha sido bastante conocido en el mercado y la escena musical flamenca. Fue mi primer disco con Mercé, luego vinieron otros, pero en ese realice el tema La vida sale, que fue el single del álbum.
Anterior a esto ya había colaborado como arreglista y tecladista en Jugar a la locura, un disco de Rosario Flores. Este trata más bien la fusión del flamenco con géneros del pop y música de cantautor. Esos fueron mis dos primeros trabajos en el intento de incorporarme a la escena musical de España, queriendo dar una pincelada personal.
¿Tuvieron que reconducir sus trabajos para introducirse en esta nueva escena?

O. L.: En mi trabajo como arreglista siempre he tratado de trabajar en proyectos en los que me sienta bien, en el jazz o en cualquier otro tipo de música que me guste. Prefiero sentirme cómodo con los artistas que me llaman a trabajar y por esto, si siento que no va a ser así, entonces no entro en el proyecto. Pueden ser proyectos menos o más comerciales, pero independientemente de esto, siempre trato de darle un toque de originalidad a la composición del disco a partir del estilo, la música que ellos pretendan hacer y el mercado al que quieren llegar. Porque creo que la interrogante más importante cuando se hace un disco es a qué mercado quieres llegar y a qué gustos quieres acceder y conquistar.

J. R. M.: Trabajar con el flamenco me ha resultado relativamente fácil. Ya sabes que la música cubana y la flamenca tienen mucha relación. Algo que experimenté en los proyectos que he hecho para José Mercé, Rosario Flores, Abigail y otros, pero también uno colectivo bastante reciente, titulado Territorio flamenco. Este consistía en que diez artistas flamencos interpretaran canciones mundialmente famosas, todo ello en clave sonora flamenca. Con este trabajo tuve la oportunidad de incorporar elementos de mi formación y tradición musical al flamenco, entre otras cosas, porque las estructuras rítmicas del flamenco se avienen bastante bien con la música cubana. Es como si estuvieran abiertas a conjugar con las características de la música cubana. Por eso disfruté encajando mi experiencia como músico cubano en el género de la música española que más me ha interesado. Esto me ha permitido irme integrando a la música española en el terreno que más me interesa desarrollar, aportar y aprender, como arreglista y como músico en general.

Como instrumentistas y arreglistas, ¿con qué ventajas y desventajas se encontraron en el momento de insertarse en mundos musicales distintos al que ya conocían?

O. L.: En mi caso, la primera desventaja, sin duda alguna, fue el idioma. Porque mi conocimiento del inglés era muy rudimentario. Por suerte, Nueva York es una ciudad donde muchas personas hablan español y, al menos con esas, pude comunicarme. Pero me hubiese gustado hablar también con las que hablaban inglés. Porque me perdí conocer a muchos músicos y artistas en momentos en que precisamente más lo necesitaba. Me perdí trabajar en proyectos, colaboraciones e ideas que ya se tornan irrecuperables.

Recuerdo que me ofrecieron hacer la banda musical de una película de Hollywood y esto era a través de un agente intermediario, pero como no supe expresarme bien, es decir, saber negociar, todo se quedó ahí. Otra desventaja fue algo que considero se arrastra desde de Cuba, que es el hecho de las reuniones controladas y dirigidas de los músicos para cualquier cosa.

En Estados Unidos los músicos se reúnen cuando tienen afinidades e ideas en común, cuando han establecido una amistad que le permite fluir hacia un interés musical común. Esto ha sido una ventaja porque he trabajado en muchos proyectos con los amigos que tengo, aunque también haya trabajado en otros por recomendación. Esto es otro concepto de reunión y de trabajo musical, que aprenderlo aquí se convirtió para mí en una gran ventaja.

J. R. M.: Llegué a España en el año 1998 como integrante del grupo de Carlos Varela y en ese momento la ventaja que podía tener era que el disco Como los peces, de 1994, se había conocido bastante bien en determinados circuitos del mercado musical español. Por otra parte, la desventaja de aquellos años fue que para mucha gente de la música en España, ser músico cubano significaba algo así como tener una identidad muy fuerte, por lo que resultaba difícil que pudieran sentirse cómodos haciendo otro tipo de música.

Sin embargo, me encontré con artitas y músicos, sobre todo la gente del mundo flamenco, que estaban y están más abiertos a las influencias y a la fusión con otros sonidos. Es un colectivo que está dispuesto a recibir e incorporar toda aquella información que le pueda aportar a la elaboración de arte. Encajar mi interés por el flamenco con el deseo de fusión de muchos de estos músicos, se convirtió en una ventaja para mi trabajo.


Posted on Tue, Jan. 24, 2006

Olga Connor

A través del documental de Uva de Aragón, realizado con la filmación de Miguel González Pando preparada para la Universidad Internacional de la Florida, pudimos ver el rostro de Carlos Márquez Sterling y oír sus clarísimos razonamientos en 1990, un año antes de su muerte. Su hijo Manuel Márquez Sterling tuvo la paciencia y el tesón de reunir y editar sus cartas, labor que ayudará a esclarecer la persona íntima y la pública que fue su padre, presidente de la Constituyente de 1940, con el libro Carlos Márquez Sterling, memorias de un estadista: frases y escritos en correspondencia (Universal).

Néstor Carbonell Cortina hizo uso de su talento para la oratoria presentando el libro con frases ardientes, pero informativas, sobre la vida del autor de las cartas, inclusive leyó anécdotas de su papel en la Constituyente como moderador de políticos cubanos. Concluyó su exposición diciendo: ''Nos deja sus obras medulares, su epistolario, su ejemplo luminoso de demócrata''. Todo sucedió el jueves 19 de enero como parte de la serie de Amigos, Cuban Heritage Lecture Series, en el pabellón Roberto G. Goizueta de la Biblioteca de la Universidad de Miami. Esperanza de Varona, su directora, dio la bienvenida.

Márquez Sterling sirvió como Representante a la Cámara por muchos años por el Partido Liberal. Se postuló para presidente en 1958, arriesgándose sobremanera, pues recibió tres amenazas de muerte por los que no querían una solución electoral a la dictadura de Fulgencio Batista. La mayoría de los partidos políticos cubanos se abstuvieron, dejando el paso libre para la dictadura que le sucedió, como él explica en el documental.

De Aragón habló sobre su padre adoptivo, destacando que fue un hombre íntegro, cuyo sentido ético de la existencia no variaba en su vida personal. ''La rectitud moral presidió su vida'', afirmó, explicando que además tenía gran valentía personal, la que demostró cuando vino a arrestarlo la policía de Batista en el 57 y luego los milicianos en el 59. Su vida en el exilio fue escribir libros, contestar cartas y aprender inglés que llegó a dominar, mientras daba clases en el C.W. Post College en Long Island. Gran conversador, tenía ''sabiduría enciclopédica'' sobre historia, literatura, deportes y cine. Lo recordó desde el día en que lo conoció, cuando se apareció por primera vez en su casa con su madre, en 1955, y el día que murió, en 1992, sin aspavientos, como había vivido.

'El arcoriris de Olorún' en español

El arcoiris de Olorún, de Luis González Cruz, apareció impreso de nuevo, pero esta vez en español. El autor le ha dado ese sabor que solamente puede hacerse con la lengua autóctona del país que se está escribiendo. Sobre todo, porque aspectos del folclor cubano aludidos ya en el título, son parte esencial de la historia. Hay fundamentalmente tres narradores en esta obra: el que se desborda en primera persona en una narrativa de eventos que a todas luces son autobiográficos; el narrador-editor, que emplaza al cuentista principal con sus admoniciones y críticas, y el punto de vista del subconsciente, el que dice la historia a través de los símbolos que aparecen en el sueño. Hay también un dramaturgo, el personaje del siquiatra, que escribe el drama del final.

El autor es además poeta y autor de relatos. Precisamente, uno de ellos fue leído por González Cruz en la Librería y Ediciones Universal, donde se presentó la novela, como un ejemplo de sueño del protagonista, por el valor onírico que tenía cuando lo escribió. Lo que se destaca es el rejuego con la realidad de que hace gala el autor. El relato, que fue premiado y apareció en cinco revistas y antologías, es ''Lázaro volando'', que en la novela aparece ''como sueño del personaje central de la novela, Francisco, quien la utiliza para luego contar la verdadera historia de su tío Marcial y su tía Violeta'', explicó el escritor. 'En mi elaboración de esta novela, lo intercalé para probarme a mí mismo, que la novela en general puede incluir como parte orgánica de sí misma, teatro, cuento, digresiones académicas, juicios poéticos... lo que puede constituir una '`discontinuidad' que de algún modo refresca un género que, por viejo, está casi agotado en sus técnicas básicas''.

Humberto Castelló en `Jueves de periodismo'

En el Latin Quarter (Calle Ocho y avenida 15) se inaugurará la serie Jueves de periodismo este jueves 26 de enero, a las 7:30 p.m., auspiciada por el Instituto de Investigaciones Cubanas (CRI) de la Universidad Internacional de la Florida, con la presentación de Humberto Castelló, director de El Nuevo Herald y vicepresidente regional de la Sociedad Interamericana de Prensa (SIP), quien comenzó su carrera periodística en El Nuevo Día en San Juan, Puerto Rico, en 1985, y la continuó como editor principal en el Diario Las Américas, de 1994 a 1997.

La subdirectora del CRI, Uva de Aragón, se encargará de hacer las entrevistas, que serán grabadas en DVD y formarán parte de los archivos de la Universidad. ''Las grabaciones representarán una importante fuente histórica sobre esta comunidad,'' apuntó Damián Fernández, director del CRI. Le seguiré como entrevistada, el 16 de febrero, y en los próximos meses: Carlos Alberto Montaner, marzo; Leticia Callava, abril, y el doctor Horacio Aguirre y su hija Helen Aguirre, en mayo. ''La serie anterior, Jueves de literatura, fue un gran éxito'', dijo Tony Wagner, director del Latin Quarter Cultural Center. Información: FIU (305) 348-1991; Latin Quarter (305) 649-9797.

Congreso Martiano abierto al público

Desde el jueves 26 de enero por la noche, hasta el sábado 28, se celebrará un congreso ''Celebrando a Martí'', en el Koubek Memorial Center, en la avenida 27 y la calle 3 del Southwest. El jueves se inaugura a las 7:30 p.m., con la bienvenida por el director del Centro, Pablo Chao, y las palabras de Yara González Montes, Matías Montes Huidobro y Orlando Rodríguez Sardiñas, oganizadores del evento. Carlos Alberto Montaner pronunciará la conferencia inicial y se exhibirá el filme de Joe Cardona, José Martí: A Legacy of Freedom. Viernes y sábado las sesiones serán de 9 a.m. a 6 p.m. en el mismo Centro, y concluirán con una conferencia de Rafael Rojas sobre las lecturas filiales de Martí, el sábado 28 a las 5:30 p.m.
olconnor@bellsouth.net

Posted on Sun, Jan. 22, 2006
El Nuevo Herald

ADRIANA HERRERA T.

Rubén Torres Llorca ama las historias. Las que se bifurcan en posibilidades simultáneas que plantean elecciones; las hechas de mentiras, pero bellas; las que buscan verdades en círculos para poder plantear preguntas siempre de otro modo; y las historias perplejas, es decir, sin resolver, con las que cava, buscando salidas (o entradas) a la vida, que siempre antecede al arte.

La inmensa instalación que inauguró el pasado viernes en el museo Frost de la Florida International University bajo la curaduría de Elizabeth Cerejido, sintetiza su trayectoria artística --ha pedido varias obras suyas prestadas a coleccionistas y las usa a su antojo-- e integra nuevos trabajos en la exhibición más total de cuantas ha realizado: un thriller que propone al espectador un viaje por los espacios laberínticos de los pasillos en los que está su obra, para resolver el asesinato de la inocencia (el arte por amor).

Antes de arriesgarse al recorrido, el espectador debe recordar que este artista es capaz de cualquier cosa. En 1985, en La trampa, fabricó una suerte de altar coronado con la imagen de La Caridad del Cobre. El desprevenido que se acercaba leía un letrero: ''Bienvenido a esta trampa. Usted ha sido atrapado por mi apariencia''. No era un objeto común de arte, sino una máquina de matar que reactivaba símbolos de la cultura popular cubana. Un estibador de barco de La Habana entendía la obra mejor que un crítico, de modo que volvía maleable la noción de elite cultural. Igual, puede cuestionar su propio arte en una instalación que reúne fotos de sus obras perturbadoras en torno al verso de Pere Gimferrer: Si pierdo la memoria, qué pureza.

El espectador que comprende hasta qué punto en la obra de Torres-Llorca los objetos pintados, esculpidos, encontrados o retomados son meras herramientas de construcción, artefactos que fabrican ideas y que disparan preguntas llenas de ramificaciones, está preparado para entrar en su instalación. Una vez allí, encuentra dos alternativas: Modelo para armar y Easy to Build.

Esos senderos que se bifurcan plantean juegos alternos de miradas en juego para abarcar la obra. A modo de instrucción general y sin detallar el contenido exacto de los espacios del museo tomado por Torres-Llorca --lo que arruinaría la travesía-- es útil ofrecer algunas señas para el acceso a la instalación. Modelo para armar está conectado no sólo con el título de una novela de Julio Cortázar --a quien tanto quiere Llorca--, sino con las estructuras abiertas, los lenguajes contiguos y sus imposibilidades y la urgencia de comunicarse. En 1980 fue a ver a Cortázar, que estaba de visita en La Habana e internado en el hospital Calixto García. El cronopio (aún más alto que el altísimo Torres Llorca) notó que a sus gafas les faltaba una pata y le regaló una armadura que tenía de reserva. Un año después, en medio del reto a la cordura que era vivir en La Habana, su visión díscola formó parte --junto con la de Bedia y Tomás Sánchez-- de la exhibición Volúmen I que cambió la historia del arte en la isla.

En el trabajo de arte creado para el Frost, Modelo para armar, la niña dispuesta a ir de una a otra casilla es una invitación a los saltos de realidad a donde él empuja, como Duchamp, o como el Lewis Carroll de Alicia en el país de las maravillas, entre otros maestros que la exposición cita, a veces de modo apócrifo, como hacía Borges, pero con mayor sarcasmo. Basta ver las telas de araña espinadas en las tres cestas que aluden al cuento infantil, o su Frágil árbol familiar.

Prepararse para saltar implica disponerse al riesgo de ver lo grave bajo capas de humor negro. En la frase de Bukowski que da título a la obra What Matters Most Is How Well You Walk Through the Fire, pinta a un hombre con una máscara y un insecticida batallando con la jungla cotidiana (la casa). Cada telaraña suya recrea trampas que acechan en el duro piso del mundo.

Puede que sea útil relacionar a Torres-Llorca con el concepto de arte contextual, que según el crítico Paul Ardenne atrapa la realidad contemporánea inmediata en su proceso de representación. Pero también servirá saber que hay gente que ha llorado delante de sus piezas. El modo eficaz en que conjuga imágenes familiares --clásicos retratos de hombres y mujeres de los años en que nació la televisión-- con un alfabeto visual de elementos simples (sillas, mesas, orejas, manos, ojos), y líneas como ''No me has mirado de ese modo en años'', condensa la vida en ráfagas y despierta algo indecible. En el labertino que instaló en Sao Paulo alguien anotó: ``¿Quién es usted que me conoce tan bien?''.

Una vez el espectador se adentra en el recorrido comprende por qué para Torres-Llorca el arte es ''un terreno para soltar el toro'' y se enfrenta, solo, a la lidia. Una serie de textos que funcionan como los ''koan'' zen, es decir, como sacudidas eléctricas para despertar la mente, traen a colación a figuras que van desde Kafka a Patricia Highsmith, a medida que la narrativa visual --casi fílmica-- de la instalación corre el velo de una historia sobre la realidad que Torres-Llorca ha venido contando desde los ochenta. Junto a esa suerte de tratado de relaciones que ha armado en piezas sueltas como Haz sentir orgullosa a tu madre; obras como American Kamikaze escenifican la lucha en los duros frentes cotidianos del sistema capitalista.

La segunda puerta es clave en este thriller intelectual sobre la muerte de la inocencia. Easy to Build es un letrero común en las etiquetas de empaque de productos comerciales. En un astuto juego de tensión con los retos de imaginación del Modelo para armar, Torres-Llorca toca la única zona prohibida en el arte contemporáneo: aquella que toca las fuerzas en juego del arte como modelo productivo, y expone incluso la ceguedad de los coleccionistas o la realidad de un mercado en el que la mejor noticia es la muerte del artista y lo que logra visibilidad es decidido por directores de museo, curadores, críticos y banqueros.

Pero igual, la tácita afirmación: ''El arte ha muerto'' cubre a los artistas de la posmodernidad, a los que llama (sin excluirse) ''impostores''. ''Espejito, espejito, ¿cuál es el más auténtico artista de todos?'', la pregunta surge en la pieza de Alicia sentada de espaldas al espectador frente al espejo con un gato entre las manos y dos conejo muertos a los lados. Aunque él sólo ve ''artesanía'' en buena parte del arte que hoy se exhibe, podría repetir en sus ficciones el gesto de Kafka que para consolar a una niña durante tres semanas sirvió de autor y emisario de las cartas que supuestamente le enviaba la muñeca que ella había perdido en un parque. Para Torres-Llorca eso es arte.

Si te pagan por ello, no es amor, reza el letrero de una obra, mientras otra instalación despliega las Recientes adquisiciones del artista: una serie de fectiches que representan a los personajes claves del arte que han comentado o adquirido las obras de Llorca. Los coleccionistas visionarios comprenderán su conexión con la pintura Alicia ya no vive más aquí como el thriller de Martin Scorsese. Al final del viaje, si alguien pregunta: ''¿Qué camino debo tomar para salir de aquí?'' puede que oiga la sabia respuesta del gato: ``Eso depende mucho de adónde quieras llegar''.

aherrera@herald.com

Rubén Torres-Llorca. ''Modelo para armar/ Easy to Build''. The Patricia & Phillip Frost Art Museum, FIU, Ave. 107 Ave, 8 calle del sur. Hasta el 19 de marzo. (305) 348-2890.


domingo, 18 de diciembre de 2005

Posted on Sun, Dec. 18, 2005

WILFREDO CANCIO ISLA

El Nuevo Herald

Rodeado de mapas, fotografías y maquetas que reproducen zonas de El Vedado y La Rampa, la esquina de Tejas y el casco histórico urbano frente a la bahía, el arquitecto Nicolás Quintana vislumbra apasionado La Habana del futuro.

''Este proyecto justifica mi propia existencia'', afirmó Quintana, profesor de la Escuela de Arquitectura de la Universidad Internacional de Florida (FIU). ``Lo importante es que estamos visualizando la ciudad hacia el futuro de una manera sostenible, sin perder sus tradiciones urbanas''.

Los 80 años han sorprendido a Quintana en una intensa etapa de trabajo, al frente del proyecto La Habana y sus paisajes, un ambicioso estudio que pretende establecer las bases para la reconstrucción de la capital cubana respetando sus valores arquitectónicos e identidad urbanística. La investigación se inició en septiembre del 2004 y debe concluir a mediados del próximo año.

El proyecto cuenta con un presupuesto de $325,000 --donado por los urbanizadores cubanoamericanos Sergio Pino y Anthony Seijas-- y ha involucrado a un equipo multidisciplinario de 25 especialistas, entre profesores y alumnos. Esta semana en un salón de la Escuela de Arquitectura, 17 estudiantes de Diseño desplegaron las seis maquetas elaboradas y explicaron sus conclusiones luego de un arduo semestre de ''inmersión'' en los espacios habaneros.

Las maquetas han seleccionado zonas como ejemplos genéricos que pueden aplicarse en otros sitios de la ciudad e incluyen tanto las estructuras actuales como las propuestas constructivas. Las zonas escogidas para el estudio son la esquina de Tejas y La Rampa; las calles Reina (de Fraternidad a Belascoaín) y Carlos III (de Belascoaín al Castillo del Príncipe); el área del Malecón comprendida entre el Banco Nacional de Cuba y el Parque Maceo; la Habana Vieja y una unidad vecinal del barrio de El Vedado, enmarcada entre las calles Línea y 23, y las avenidas de Paseo y G (Avenida de los Presidentes).

''En el grupo de estudiantes hay sólo cuatro cubanos, pero la mezcla de nacionalidades y perspectivas fue interesantísima, y todos se integraron al trabajo como una sola persona'', relató el profesor.

El investigador Manuel Lorenzo, quien ha contribuido en la información de satélite, asegura que su vínculo al proyecto ha tenido para él una particular significación.

''Es la primera vez que Cuba se me hace real'', confesó Lorenzo, quien nació en El Vedado y emigró de Cuba cuando tenía 5 años, en 1962.

Para Juan Antonio Bueno, decano de la Escuela de Arquitectura de FIU y codirector del proyecto en asuntos ecológicos, la experiencia le ha abierto ''un interés académico y profesional sobre La Habana, más allá de los vínculos sentimentales'' que lo unen a la ciudad que abandonó a los 13 años.

A pesar del reto que implica la realización del proyecto desde la distancia geográfica, Quintana explica que los diseños cuentan con la más acuciosa y actual información sobre La Habana. Las maquetas han sido confeccionadas con los planos geodésicos de la ciudad, información de satélite y fotos recientes de fachadas y manzanas que han sido enviadas desde Cuba.

''La colaboración que hemos recibido de personas amigas en Cuba ha sido fabulosa, y espero que algún día podamos agradecerla con nombres y apellidos'', señaló Quintana, que tomó el camino del exilio en enero de 1960 y nunca ha regresado al país natal.

Desde un comienzo, los promotores de La Habana y sus paisajes aclararon que el proyecto estaba abierto a la colaboración de profesores e individuos a título personal, pero no a las instituciones gubernamentales. La propuesta de reconstrucción aguardará por los cambios democráticos en Cuba tras la desaparición del régimen de Fidel Castro.

La respuesta no se ha hecho esperar: más de 400 fotografías --impresas o en discos compactos-- han llegado a las manos de Quintana utilizando las vías más impredecibles, además de otros documentos con valiosísima información para el estudio.

''Partimos de lo que existe para darle continuidad a una ciudad que ha estado paralizada en el tiempo'', aseveró Quintana, artífice del movimiento arquitectónico moderno que floreció en Cuba a mediados del pasado siglo.

Pero insiste en que no se trata de imponer soluciones, sino de brindar a los arquitectos y urbanizadores sugerencias de enfoque para que la reconstrucción de La Habana no se caotice con la proliferación de las autopistas, las comunidades cerradas y el crecimiento suburbano, como ha sucedido en Miami.

''No queremos que la reconstrucción sea una carga para las futuras generaciones'', agregó el arquitecto. ``La Habana debe crecer en cuadrículas urbanas al estilo de El Vedado, combinando corredores, edificaciones verticales y el modelo de distancias peatonales en los vecindarios''.

En enero comenzará la etapa final para sugerir diseños arquitectónicos en los derrumbes localizados dentro de la ciudad, al tiempo que concluyan los estudios ecológicos y sociopolíticos integrados en el proyecto.

Quintana planea hacer una presentación pública en ocasión del 20 de mayo, fecha del nacimiento de la república de Cuba.

Para finales del 2006 debe estar listo --primero en inglés y luego en español-- el libro resumen del estudio, con más de 400 páginas de textos e ilustraciones, y añadirá un CD que permita un recorrido virtual por la ciudad. Para ese volumen Quintana ha escrito una historia de La Habana en 16,400 palabras que resume su experiencia de 50 años de dedicación al urbanismo y la arquitectura.

''En los últimos seis meses nunca me he acostado una noche antes de las 2 de la madrugada'', contó Quintana. ``Para mí esto no es un pasatiempo, sino una razón de vida y un acto de amor por Cuba''.

wcancio@herald.com


12/16/2005

Washington, 15 dic -- Los demócratas en el Senado dieron la bienvenida anticipada hoy a Bob Menéndez -que asumirá en enero como el sexto senador hispano en la historia de EEUU- mientras la Cámara Baja analizaba un proyecto de ley contra la inmigración ilegal.

"Es una paradoja, en cierto sentido", comentó Menéndez a EFE sobre la coincidencia de ambos hechos en el Capitolio.

El acto de bienvenida a Menéndez, de 51 años, fue liderado por el líder de la minoría demócrata en el Senado, Harry Reid.

Menéndez, hijo de inmigrantes cubanos, fue elegido por el actual senador Jon Corzine, electo gobernador de Nueva Jersey, para reemplazarlo en el cargo legislativo.

"La elección de Bob Menéndez demuestra la sabiduría del próximo gobernador de Nueva Jersey", comentó Reid.

Pero mientras transcurría la ceremonia en el Senado, la Cámara de Representantes discutía cómo votar un polémico proyecto de ley -aprobado por su comité de asuntos judiciales- para aumentar las penas contra los indocumentados y las empresas que los contraten, en un esfuerzo por limitar la inmigración en el país.

Menéndez dijo que su llegada al Senado, un sueño personal desde que creció en un barrio modesto de Nueva Jersey, representa una oportunidad para reclamar "una política más inteligente y humana" sobre los inmigrantes.

"Uno pensaría que actualmente estamos creando la oportunidad de que más americanos entiendan las grandes contribuciones que los inmigrantes han hecho en este país", dijo sobre su ascenso en el Capitolio.

"Las únicas personas que pueden decir que son originarios de este país son los indios nativos", agregó.

Menéndez criticó las posiciones "extremistas" que representantes republicanos asumieron en el tema migratorio.

"No apoyamos la forma en que los republicanos están promoviendo lo que ellos llaman reforma inmigratoria. Queremos asegurar nuestras fronteras, pero también pensamos que debe haber una vía a la legalización (de los indocumentados)", dijo.

En la Cámara Baja, Menéndez se convirtió en el tercer demócrata en importancia jerárquica y el hispano de más alto rango en la historia del Congreso.

Cuando jure en su nuevo puesto en la segunda mitad de enero, pasará a tener el menor rango entre los 100 miembros de la Cámara Alta. Pero también será el primer senador hispano por Nueva Jersey, el sexto en la historia del país y el tercero de la actual legislatura, junto con el demócrata Ken Salazar (Colorado) y el republicano Mel Martínez (Florida).

"Es una oportunidad para trabajar los temas más importantes de nuestro estado y la nación: educación, salud, inmigración, la seguridad nacional y tener una voz adentro de 100", indicó Menéndez.

En el Senado le fueron asignadas las comisiones que tratan temas bancarios e inmobiliarios, presupuesto, y energía y recursos naturales.

"Estoy honrado de que hayan decidido darme todos estas tareas", dijo.

Agregó que tendrá el "privilegio" de trabajar con senadores con la "experiencia tremenda" de los demócratas Reid, Ted Kennedy, John Kerry y Hillary Clinton.

Menéndez tiene previsto hacer campaña para mantener su escaño del Senado en las elecciones legislativas de noviembre próximo, una tarea para la cual ya recaudó más de cuatro millones de dólares, en parte gracias al apoyo hispano.

Durante el acto de bienvenida en el Senado, Menéndez respondió preguntas en inglés y español. Cuando terminó la ceremonia, otro senador demócrata por Nueva Jersey, Frank Lautenberg, comentó con cierto asombro la fluidez de Menéndez en castellano.

"Yo estudio español", dijo Lautenberg entre risas. EFE

gl/mv/ma

Posted on Sun, Dec. 18, 2005
Olga Connor

El JUEGO Y ANTIJUEGO DE LA LITERATURA CUBANA DEL EXILIO

(Primero de una serie de dos)

La Asociación por la Tercera República Cubana celebró la semana pasada una reunión en la Casa de la América Latina en París, a la que invitó a hablar a escritores cubanos de paso al Cairo entre los que se encontraban el narrador y poeta Juan Cueto Roig, que leyó de su libro Palabras en fila, en clase y en recreo, y Daniel Fernández que leyó de su novela en preparación sobre Nefertiti. También participé en este acto que presidió William Navarrete y contó con la colaboración de Eyda Machín.

Expresé que uno de los grandes problemas de la literatura cubana del exilio es la postura de la oficialidad en Cuba que ignora las obras producidas fuera de la isla, por lo menos hasta que mueren sus autores, cuando entran en el panteón literario nacional.

Me aproveché de un plan estructural basado libremente en un artículo de Gremas y Rastier en Yale French Studies (1968), titulado La interacción de constreñidos semióticos. Vi la situación desde el punto de vista de Cuba, que es la base fundamental del exilio y de las restricciones. Es un juego que se desarrolla entre oponentes. Existen los escritores cubanos que producen en el marco de las relaciones dentro de la isla, la UNEAC (Unión de Escritores y Artistas de Cuba) oficial, que es la relación ''prescrita y aceptada''. (Digamos a modo de metáfora que es la que tiene la luz verde)

Existe, por otra parte, la relación ''prohibida, secreta'' (equivalente a la luz roja), la que se oculta a los cubanos de dentro, la literatura de los que deciden no volver a Cuba, mientras dure ese gobierno. Esos son mayormente los escritores de un exilio que en Miami se llama ''histórico'' (de los años 60), y luego las oleadas posteriores a este punto de vista, especialmente la generación del grupo del Mariel, como Reinaldo Arenas, Carlos Victoria y los hermanos Abreu.

Desde el punto de vista de acá, hemos actuado de manera diametralmente opuesta aunque igual. Aquí también ha habido prohibiciones. No se mira bien al escritor exiliado que viaja a Cuba, o publica allá, lo que le causa problemas al tratar de relacionarse con los que no viajan. Tampoco se ve bien por algunos exiliados que los escritores cubanos que viajan al extranjero desde la isla regresen al país. Es una situación de relaciones opuestas: el que publica en Cuba, el que publica afuera; el que viaja a Cuba, el que viaja de Cuba a afuera.

Estos escritores viajeros participan del ''antijuego''. Por ejemplo, existe una relación ''no prohibida'' actualmente, que es la de los autores cubanos de dentro que publican fuera y salen afuera a trabajar y a dictar conferencias (los que se llevan la luz amarilla antes de que cambie), cosa que no se podía hacer en los 70. Esto es salirse del juego del gobierno y de los exiliados, aunque no se prohíba. El significante ''viaje'' cambia de significado si se practica dentro de contextos con reglas diferentes.

También ha habido una relación ''no prescrita'', (es la luz amarilla del lado contrario que nos avisa que va a cambiar la roja a verde) y que varía enormemente de año en año, de aquellos escritores exiliados que entran en Cuba. Según algunos exiliados, están haciéndole el juego al gobierno y según otros están tratando de aprender y a relacionarse con los que están dentro y son parte del ``antijuego''.

Entre este juego y ''antijuego'' de los escritores cubanos del exilio, y de la diáspora en los 90, se encuentra la confusión del panorama de la literatura cubana en general. Obra como la de Guillermo Cabrera Infante, Enrique Labrador Ruiz, Lydia Cabrera, Gastón Baquero, exiliados entre los 60 y los 80, tuvo que enfrentarse al mito de la Revolución Cubana en el exterior. Profesores, críticos y periodistas americanos y europeos rechazaban a todo el que se opusiera a su ilusión de la Revolución Cubana, que estaba de moda mundialmente en las primeras décadas. Los círculos intelectuales, casi siempre de tendencias izquierdistas o ''liberales'', les hicieron la guerra a estos exiliados, incluyendo poetas, ensayistas, profesores, dramaturgos y filósofos.

Del grupo secreto en Cuba y rechazado por los americanos, españoles, latinoamericanos y franceses: Cabrera Infante se fue a Londres, porque no lo querían en España. Lydia Cabrera tuvo que pagarse sus libros en el exilio miamense. A Lorenzo García Vega no se le apoyó editorialmente. Carlos Montenegro y Enrique Labrador Ruiz fueron otros de los olvidados. Severo Sarduy fue por mucho tiempo un incomprendido, viviendo en el mundo rarificado de París.

A pesar de todo, las primeras dos décadas del exilio dejaron un saldo de publicaciones, que por lo menos se distribuían entre los propios cubanos. Era ''un gueto de la literatura''. Un ejemplo fue el de Ediciones Universal que en 1970 publicó la antología Poesía en éxodo (El exilio cubano en su poesía, 1959-1960), seleccionada y prologada por Ana Rosa Núñez, poeta y bibliotecaria de la Universidad de Miami, con una sección extensa sobre la poesía clandestina en Cuba, que inició la práctica del ''antijuego'', una relación ``no prohibida''.

Pero muchos hijos de exiliados en el mundo intelectual se pusieron de parte de sus compañeros de universidad y frente a sus padres, entrando en el ''antijuego'', en una relación ''no prescrita''. Sobre esto hablaremos el domingo próximo.

olconnor@bellsouth.net


sábado, 17 de diciembre de 2005

Libros
Nos amábamos tanto en la 'Zona congelada'

La primera novela de Roberto Madrigal: una historia sobre un grupo de amigos en el contexto de los sucesos de la Embajada de Perú.


Recibió la medalla Lorenzo el Magnífico y un diploma en reconocimiento a su carrera artística.

Agencias

viernes 16 de diciembre de 2005 18:24:00

El artista plástico Miguel Ordoqui ha sido galardonado en la Bienal de Arte Contemporáneo de Florencia, que se realizó del 6 al 14 de diciembre en la Fortezza da Basso y donde participaron más de 800 artistas de 74 países.

Ordoqui, el único artista cubano premiado en el evento, recibió la medalla Lorenzo el Magnífico y un diploma en reconocimiento a su carrera artística. La medalla de plata en escultura fue para el puertorriqueño Heriberto Nieves.

Exiliado en Estados Unidos tras salir por el puerto de Mariel en 1980, Ordoqui presentó en Miami a inicios de este año la exposición Retrospectiva, a propósito del aniversario 25 del éxodo del Mariel.



Posted by Picasa Víctor Varela (Pedro Portal)

Artes Escénicas

«El teatro cubano de hoy es de una cobardía total»

Devoción por lo indomable: Entrevista con Víctor Varela, director de Teatro Obstáculo.

Juan Abreu, Barcelona

jueves 15 de diciembre de 2005

La noche cae como una piedra sobre los rascacielos en construcción, sobre el feo armatoste que será el Miami Performing Arts Center. ¿A quién se le habrá ocurrido conservar el atroz residuo del antiguo edificio de Sears? El conjunto es grotesco. Las autoridades, parroquiales. Pero lo que falla es la gente, me digo. No importa cuántos rascacielos construyan, esto nunca será Nueva York por la sencilla razón de que aquí no hay neoyorquinos.

Conduzco por las vacías calles del dowtown: huele a mar y a gasolina. Dos policías de brazos como patas de elefante y cráneos acerados, conversan dentro de un coche patrulla. Personajes de Philip K. En la 36 avenida giro a la izquierda y me adentro en el Design District. En el primer piso de una estructura espeluznantemente art deco, se halla la sede de Teatro Obstáculo, que dirige el autor, actor, escenógrafo y director Víctor Varela. Estaciono. No parece que haya un alma en millas a la redonda. Al fin, descubro un cartel que anuncia la obra, pegado con scoth tape a una puerta de cristal. Viene a abrirme una muchacha hermosa, de rostro intenso, que después descubro que es la actriz principal.

Víctor, ¿quién eres? ¿Qué buscas? ¿Qué te impulsa? ¿Adónde quieres llegar? [Continúa]


miércoles, 14 de diciembre de 2005

Artes Plásticas - León

del sábado 17 de diciembre de 2005 al domingo 19 de febrero de 2006

El Museo de Arte Contemporáneo de Castilla y León (MUSAC, Avenida de los Reyes Leoneses 24), en la ciudad de León (España), inaugura el sábado 17 de diciembre en la sala Laboratorio 987 la muestra Mucho ruido y pocas nueces II, con obras del artista plástico cubano Wilfredo Prieto. La exposición, comisariada por Tania Pardo, permanecerá abierta hasta el 19 de febrero de 2006.

Prieto (Sancti Spíritus, 1978) desarrollará un proyecto específico para Laboratorio 987, que continúa con el desarrollo de su trabajo basado fundamentalmente en la instalación. En esta muestra retoma el título de un proyecto comenzado en 2003 en la Isla, con el que pretende hacer reflexionar al espectador sobre lo esperado y, en este caso, lo inesperado dentro de los espacios expositivos relacionados con el mundo del arte contemporáneo y el engranaje artístico actual.

El MUSAC es una iniciativa de la Junta de Castilla y León a través de la Fundación Siglo.



Posted by Picasa Juan Pablo Ballester. "Serie Enlloc" (Foto de Archivo)


Posted on Sun, Dec. 11, 2005
JOSE ANTONIO EVORA

El Nuevo Herald

Enlloc significa En ningún lugar en catalán, o Nowhere en inglés. Tal es el nombre de la muestra colectiva con la que quedó abierta en Wynwood la nueva galería Alonso Art.

En ningún lugar como negación del sitio exclusivo. Es decir: En todas partes. El Nowhere Man de John Lennon convertido en observador, ahora traumatizado por el aislamiento y con un profundo desdén al arraigo forzoso y a las limitaciones de las fronteras.

Consuelo Castañeda, Alexandre Arrechea, Juan Pablo Ballester y José Iraola exponen juntos sus fotografías, además de una escultura de Arrechea que simultáneamente genera imágenes en video. La obra de cada uno por separado da para una formidable exposición personal, así que la suma es de alquilar balcones.

Los cuatro son cubanos radicados fuera de la isla: Castañeda e Iraola entre Miami y Nueva York; Ballester en Barcelona, y Arrechea en Madrid. Fue hace apenas un par de años que este último, fundador de Los Carpinteros, se separó del grupo con el ánimo de emprender una carrera en solitario. Sus cinco fotografías forman parte de la serie Elementos arquitectónicos, y la escultura, un árbol metálico de 14 pies de altura en cuyas ramas se posan cámaras de vigilancia, es la consumación del proyecto El jardín de la desconfianza.

Sería mejor llamarlo El jardín de la sospecha, pues la desconfianza no pasa de ser una actitud preventiva y defensiva, mientras que lo que propone Arrechea es un examen de la inducción del miedo, para lo cual sirve mejor el carácter invasivo y ofensivo de la palabra sospecha. Gracias a unos detectores de movimientos, las cámaras siguen a los espectadores y registran sus reacciones (¿quién dijo desasosiego?). A partir de marzo, las imágenes grabadas por esta intrépida versión del Big Brother orwelliano podrán verse en un sitio de internet, y con una selección de todas ellas Arrechea armará un video.

¿Hasta dónde puede llegar una indagación tan desfachatada y, de paso, tan penetrante? Si bien no alcanza toda una vida para entender qué sentido tiene vivirla, tampoco nos damos cuenta cabalmente de los reflejos condicionados que van sedimentándose en su transcurso. Términos como fobia, incomunicación, stress y delirio hacen pensar cada vez más en el médico y en soluciones venidas de fuera del individuo, en detrimento de la autoestima y del sentido común. Aunque los avances de la tecnología sigan siendo una prueba del ingenio humano, las secuelas del uso que les damos no hacen más que ampliar el espectro de lo desconocido por ese otro lado en el que el ser pierde protagonismo. Examinar los efectos de la vigilancia sirve, cuando menos, para entender mejor las relaciones entre la imposición del poder y la formación de prejuicios.

''En el Jardín no hablo solamente de vigilancia'', le dijo Arrechea a la escritora y restauradora Rosa Lowinger. ``Hay otras categorías que han empezado a interesarme más, y una de ellas es la del objeto como algo sin autonomía. El objeto cuenta una historia, cuya significación tiene raíces en el contexto donde está situado. ... Las cámaras de vigilancia promueven la autocensura. En los museos se le pide al visitante no tocar las obras. En el Jardín es la pieza la que toca a la gente; la que invade su espacio''.

Las cinco fotos de Elementos arquitectónicos prueban cómo una imagen documental puede servir íntegramente a la representación de una idea. Entre las posibles interpretaciones de esta serie de frágiles columnas de ladrillos sostenidas por hombres sin rostro está la del desastre arquitectónico en la isla y lo que ese deterioro representa para el individuo. Me parece muy bien que esta especie de totem donde convergen el hombre y su templo desate todo tipo de especulaciones, pero a mí me basta con aquella.

Para Castañeda, las estrategias de representación de la fotografía vienen de la pintura, de modo que en cuanto se asoma al visor de su cámara empiezan a operar mentalmente las mismas nociones de composición bidimensional que cuando pinta. Las diferencias son obvias: al entregarse a la labor artesanal de pintar, el artista se recrea en las texturas, por ejemplo, algo que falta en la práctica del fotógrafo, aunque no necesariamente en el resultado, como demuestran las imágenes de su serie City.

''Es una tautología, pues las piezas se exhiben con el mismo recurso que están mostrando'', comenta la artista en referencia al formato de cajas de luces. Son imágenes tomadas en el edificio de Miami Beach donde vive, en Las Vegas y en Nueva York, dos de ellas con anuncios lumínicos de Times Square. ``Cuando las tiré pensaba en [James] Rosenquist y en el pop americano. Esos anuncios fueron diseñados en función de la industria del espectáculo y han terminado siendo palimpsestos de información. Es lo que dice [Jean] Baudrillard cuando habla del espectador pasivo''.

Iraola tiene seis fotos expuestas, tres de ellas integradas en un relato donde aparece primero un automóvil parqueado solo a la orilla de la calle, luego flanqueado por otro coche blanco que pasa velozmente, y finalmente junto a uno rojo que también se mueve. No aparece ningún ser humano en estas fugaces escenas urbanas, cuya perspectiva en picado, sin paisajes de fondo, reduce la imagen a objetos y pavimento. Elocuente minimalismo para deslizar una metáfora sobre la soledad y la inconstancia, que habría llevado al siempre genésico borde de la parodia con sólo renunciar a los colores. Contada en grises, la anécdota ganaría un hermetismo y una frialdad que iban a librarla de la sospecha del melodrama.

''Me quedo con lo más simple'', dice Iraola, sin embargo.

Del nombre que le dio Ballester a su serie, Enlloc, viene el de la exposición. Ballester, todo un cineasta de la fotografía, es el autor de aquella imagen en la que cinco muchachas vestían camisetas rojas con las letras del nombre Fidel. Trabaja la puesta en escena; emplea lo que sería el equivalente a un operador de cámara, y saca un producto cuidadosamente elaborado donde incluso los escenarios naturales parecen recursos de tramoya.

Será por eso que Enlloc ronda la fábula, y desde la fotografía evoca el trabajo de grandes ilustradores renacentistas, como Durero. Pocas veces un comentario político sobre las aberraciones de la xenofobia se ha hecho con tanta elegancia. Ballester es un maestro en la subversión de los estereotipos, que logra dinamitar con igual sutileza desde dentro y desde fuera. Los manipula a su antojo, hasta dejarlos a merced de las antítesis.

jevora@herald.com

'En ningún lugar', exposición colectiva con obras de Consuelo Castañeda, Alexandre Arrechea, Juan Pablo Ballester y José Iraola. Alonso Art, 181 NW 36 St. Martes a viernes, de 10:00 a.m. a 5 p.m. Sábados de 11:00 a.m. a 4 p.m. Para citas: (305) 576-4142.


Posted on Sun, Dec. 11, 2005
By GERMAN GUERRA

El Nuevo Herald

Nacer en una isla colmada de desastres y esperanzas, y que esa isla tenga por añadidura el nombre de Cuba, es para todo aludido, por nacimiento natural o por adopción, un orgullo y un pesado fardo que se lleva a cuestas por cualquier rincón del mundo. Nacer en la provincia de Oriente, en la ciudad de Bayamo --la de todos los incendios-- un día primero de enero de 1958, ser un año mayor que la utopía y llevar por nombre el de Ramón Fernández-Larrea, puede ser muy buen augurio o tremenda salación.

Buen Augurio y Salación iban de la mano --como siempre van-- formando casi un sólo cuerpo, que es el cuerpo de la musa del arte, el día que se encontraron al niño Ramoncito y le insuflaron en el pecho la vocación de ser poeta, y a partir de ese momento al niño se le dañó la inocencia.

Quien decida ser poeta a golpe de voluntad y lecturas, acaba siendo un mal poeta o a mucho dar un poeta menor. La poesía es quien escoge al decidor, y el escogido dirá, en verbo y verso, las verdades que le dicten las voces de la poesía cuando ésta lo estime. Verdades comunes y terribles que lastran y estrujan la existencia del hombre, para que sean puestas en blanco y negro por la lengua del poeta.

Ramón, que una parte de su tiempo vital la ha consumido y consume disfrazado de humorista, con ese humor negro, elegante y de denuncia con el que hizo crecer su ya mítico programa de radio en La Habana de los años 80, y con el que ahora nos bombardea en unas interminables cartas a los personajes más disímiles de la cultura cubana; ha pactado y gastado el resto de sus horas en una inconsciente e insistente escritura poética que ha puesto su nombre entre los más selectos de la literatura cubana. Lugar que tiene bien ganado a golpe de cantar --insólito, insistente, insatisfecho--, de hurgar, de disentir, de fotografiar en cada uno de sus textos la soledad, la muerte, el miedo, el olvido y esa desesperanza que habita ya en el tamaño de su pueblo.

El libro de Fernández-Larrea que hoy nos ocupa es Nunca canté en Broadway: antología personal 1987-2001 (Linkgua, Barcelona, 2005), donde se recogen los textos más representativos de sus siete libros de poesía publicados hasta la fecha, desde El pasado del cielo en 1987 (Premio Nacional de Poesía Julián del Casal) hasta el Cantar del tigre ciego, publicado en el 2001.

En una entrevista concedida al periodista José Antonio Evora, el poeta recapitula su trabajo a la hora de dar cuerpo a la antología, contándonos que ``Releer los libros para hacer la selección fue un reencuentro amable con todo lo que he sido. No vi varios poetas, sino uno, en busca de distintas maneras de decir en cada momento lo que le amargaba o entristecía, lo digno de alabanza o denuesto. ... Creo que, aunque puedan faltar poemas --uno siempre extraña a cualquier hijo-- tuve mano dura y dejé los que creí daban mejor mi rostro. No me preocupé por equilibrismos de estilo, ni busqué los más logrados. La fórmula fue sencilla: puse los que he sentido siempre más rotundos, con temas sobre los cuales no he sentido la necesidad de volver de la misma manera''.

En el prólogo al libro, Alex Fleites --cubano por adopción-- nos comenta como participa ``de sus rebeliones sintácticas, de su sátira mordaz, de su oposición beligerante a todo orden preestablecido, de sus alucinaciones y de sus no pocas certezas, con el convencimiento y la alegría de quien se siente contemporáneo de una sensibilidad muy especial''.

Otros paisanos también han aventurado diversos comentarios sobre la obra del poeta. Jorge Luis Arcos ha dicho que ''su poesía ... subvirtió el retórico canon conversacional desde dentro, y anticipó la ruptura cosmovisiva de la actual poesía contemporánea cubana''. Y Emilio García Montiel apuntó que ``entendidos como médula de una transformación fundamental en las letras cubanas, una buena parte de los textos de Ramón Fernández-Larrea parecen comportarse como una espiral en cuyo centro están las dimensiones más concretas o radicales de ese estado de cambio''.

Ante tal osadía verbal y crítica, de Arcos a Montiel --que suena a viaje por el campo de España--, aventuro mi opinión sobre los textos de Ramón. Creo que estos poemas son piedras, esas piedras redondas que se encuentran a la orilla del camino y te invitan a tirar. Poemas que son piedras, difíciles de entrar, de partir en una primera lectura, sin puntos, sin mayúsculas, sin comas, sin pelos en la lengua y presentándonos cara de incoherencia y anarquía verbal. Poemas que hay que leer y aprehender lentamente, buscando en cada línea las pausas, las respiraciones del poeta y armando al paso los posibles versos que puede contener un solo verso, obligándonos siempre a una segunda lectura donde nos cae de golpe el peso del poema, donde el texto nos da una pedrada y abre sus caminos en la piel para quedarse latiendo en la memoria como una vieja cicatriz. Este poeta ha pasado su vida escribiendo piedras, piedra sobre piedra, y está jugando al duro.

En esa mitología de la literatura que se llama Borges, cuenta una leyenda que se le preguntó al argentino sobre lo esquivo del Nobel para con su persona y este respondió que ''no existía mayor gloria para un poeta que dejar un verso en la memoria de su pueblo''. Si a Fernández-Larrea le toca en el reparto final un trozo de esa gloria, uno de sus versos candidatos a esa memoria colectiva es este: Es difícil vivir sobre los puentes, línea que abre y cierra su Poema transitorio, y que nos repite lo que siempre hemos hecho y no habíamos querido entender: vivir de manera difícil, vivir caminando sobre todos los puentes, sobre un viejo puente hecho de piedras, minutos y poemas.

gguerra@elherald.com


Posted on Sun, Dec. 11, 2005

Especial/El Nuevo Herald

Cuentos que podrían ser novelas

MANUEL C. DIAZ

Cuando en 1992 el escritor cubano José Lorenzo Fuentes llegó al exilio, Guillermo Cabrera Infante dijo que era ''uno de los pocos escritores de renombre que quedaban en Cuba''. Viniendo de Cabrera Infante --prodigioso pero no pródigo-- significaba un gran elogio. Después, como muchos otros escritores exiliados, José Lorenzo Fuentes desapareció. Sólo nos dejó el recuerdo de sus premios Hernández Catá y Cirilo Villaverde, y la esperanza de que su interrumpida producción literaria continuase. Y así fue. Algunos años más tarde reapareció con una novela corta titulada La piedra de María Ramos. Pero aquella novella, para los que conocíamos su obra, no fue suficiente. A pesar de que estaba escrita con una prosa hermosa, era apenas un ejercicio narrativo. Un calentamiento de brazo del autor. Todos esperábamos algo de más envergadura.

Y parece que seguiremos esperando porque acaba de publicar El hombre verde y otros relatos (Espuela de Plata, 2005), un libro de cuentos magnífico, pero que no es la obra mayor que anticipábamos. Estos relatos, escritos con tanto aliento literario, no hacen sino confirmar lo que muchos ya sabíamos: José Lorenzo Fuentes es un estupendo escritor, capaz de escribir una gran novela cubana. Oficio no le falta; vivencias tampoco. Fue corresponsal de guerra del Segundo Frente del Escambray y estuvo en la batalla de Santa Clara. Tras el triunfo revolucionario fue fundador de la revista INRA, y jefe de la sección de Arte y Literatura de la revista Bohemia. Por su actitud contestaria fue condenado a tres años de prisión, y al salir de la cárcel se incorporó al Movimiento de los Derechos Humanos, hasta que abandonó Cuba.

El hombre verde y otros relatos, --que esperamos sea sólo un anticipo de lo que está por venir-- es un libro de cuentos diferente. Sus historias no son de beginnings, middles & ends. Son historias complejas que, en ocasiones, rebasan el marco de sus estructuras; algunas, las más fantásticas, se mueven con comodidad entre la irrealidad y el absurdo. En ellas no hay curas que levitan, pero hay un habanero que cree tener dos alas ensambladas en los omóplatos antes de perderse, flotando en el aire, en un horizonte de antenas parabólicas. Son personajes a los que se le adivinan múltiples posibilidades. Muchos de sus conflictos quedan resueltos, pero es evidente que la carga dramática de los mismos merece entornos más amplios. En realidad, cada uno de los cuentos es una novela pidiendo ser escrita. Si hubiese homogeneidad en sus temas, hasta podrían leerse como tal. O mejor aún: si sus personajes apareciesen en una misma historia, tendríamos una saga fantástica, como las de Isabel Allende, pero con La Habana como escenario en lugar de Santiago de Chile.

Pero tienen que estar todos ellos. Desde Esteban de la Caridad, el protagonista de El verde secular de los Humara, ''que vistió en Carabobo la casaca verde y las charreteras doradas de los ejércitos de la República de la Gran Colombia'', hasta Eskamanda, la de El chivo y el brigadier, ''una mujer tan fogosa que nunca pudo ser calmada por caricia de hombre''. Deben aparecer también el Tirano de El cielo del General, ese que en sus últimos días subió a las azoteas del Palacio Presidencial a empinar ''la cometa de franjas amarillas y negras que tenía en la imaginación desde los tiempos remotos de su niñez'', y el lujurioso gato Thalo, un onírico felino que se atrevía a soñar con mujeres.

El hombre verde y otros relatos es un excelente libro de cuentos. Pero el tiempo no se detiene. José Lorenzo Fuentes ya no es ''uno de los pocos escritores de renombre que quedaban en Cuba''. Ahora es uno de los pocos que nos quedan aquí. Se nos han ido casi todos. Dicho esto, una petición: Recuerde que todavía nos debe una novela.

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