sábado, 21 de mayo de 2005
Posted on Thu, May. 19, 2005
CRISTOBAL DIAZ
El Nuevo Herald
N o podía ser más prometedor el futuro de la música cubana el primero de enero de 1959: Nuestro país era una potencia en la música popular, a nivel mundial. La revista Show, con corresponsales en las principales ciudades de América Latina, Estados Unidos, Canadá y España, tenía que dedicar en cada una de sus ediciones mensuales muchas páginas a contar los éxitos de artistas cubanos en todos esos países.
El sonido latino en Nueva York, era el impuesto por las sucesivas creaciones de la música cubana, como el bolero, son, mambo, chachachá y la pachanga, la última de las creaciones de origen cubano que imponían orquestas como la de Machito y sus Afrocubans, y otras cubanas y boricuas.
El mambo se escuchaba en películas italianas, y nuestra industria disquera llevaba las creaciones de nuestros compositores y las voces de nuestros intérpretes a todo el mundo. Aún en el país, en medio de la guerra civil en que vivíamos, no dejaba de sonar la música. [Continúa]
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